Biografias de letra A
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José Gervasio Artigas

José Gervasio Artigas Militar y político uruguayo nacido en Montevideo el 17 de junio de 1764 . Admirado y combatido en la época revolucionaria en que actuó. En su larga lucha primero contra españoles, luego contra las ambiciones del gobierno porteño y el expansionismo portugués, mantuvo sus ideales republicanos y federales, que lo llevo a ser el más representativo adalid en la región del Río de la Plata. Participó en la reconquista de Buenos Aires (1806) y en la defensa de Montevideo (1807)durante las Invasiones Inglesas. Como capitán del cuerpo de Blandengues encabezó en la Banda Oriental en 1811, bajo la autoridad del gobierno de Buenos Aires, la lucha por la independencia contra los españoles; logró su primer éxito de importancia en Las Piedras (18 de mayo), combate al que sucedió el sitio de Montevideo. El armisticio concertado con los españoles por el gobierno porteño desagradó a Artigas, que seguido por la casi unanimidad de la población de la campaña, en la célebre marcha o Éxodo, se estableció a orillas del Ayuí (Entre Ríos). Desde entonces desconfió del gobierno porteño, aunque luego sumó sus fuerzas al segundo sitio de Montevideo. Invitada la Banda Oriental a enviar diputados a la Asamblea Constituyente convocada en Buenos Aires, Artigas reunió el Congreso de Tres Cruces (1813) que impartió a los diputados electos unas instrucciones que exigían la declaración de la independencia y el establecimiento del sistema de gobierno republicano-federal. Los diputados fueron rechazados, lo que aumentó las divergencias con el gobierno porteño y obliga a Artigas a abandonar el sitio de Montevideo (1814). En respuesta, el gobierno en Buenos aires lo declara traidor a la patria y pone precio a su cabeza. La influencia de su ideario se extiende a las provincias argentinas del litoral, con las que forma una Liga Federal (1815). Un cambio en el gobierno de Buenos Aires significó la rehabilitación de Artigas, a quien se le entrega el dominio de Montevideo, que había sido ocupado por fuerzas porteñas (1815), pero las disputas con éstas no tardaron en reanudarse. En 1816 enfrentó la invasión de la Banda Oriental por los portugueses, tras una larga y enconada lucha contra los invasores muy superiores en número, concluye catastróficamente en la batalla de Tacuarembó (1820). Simultáneamente, el gobernador de Entre Ríos, Francisco Ramírez, con ayuda de tropas artiguistas, obtuvo sobre el Supremo Director de Buenos Aires la decisiva victoria de Cepeda, pero firma un tratado de paz que contradice las miras de Artigas, quien exigía se estampase la declaración de guerra a los portugueses. Por esto encendióse una corta y sangrienta lucha entre ambos caudillos, en la que el prócer uruguayo fue vencido en una serie de pequeños encuentros que culminaron en Cambay (1820). Artigas se asiló en Paraguay, donde vivió protegido por el Dr. Francia durante treinta años hasta su muerte, sordo a los ofrecimientos y reiteradas invitaciones para regresar a su patria. Al repatriar sus restos en 1855, el gobierno lo declaró oficialmente "Fundador de la nacionalidad oriental", título con que se lo distingue en la historia. Ibiray, 23 de setiembre de 1850
José Gervasio  Artigas
José Gervasio Artigas

Nacimiento y familia

José Gervasio Artigas nació en Montevideo, que entonces formaba parte del Virreinato del Perú del Imperio Español, el 19 de junio de 1764.

Fue hijo de Martín José Artigas Carrasco y de Francisca Antonia Arnal Rodríguez, según la partida que luce al folio 209 del libro primero de bautismos de la catedral de Montevideo. Su abuelo, Juan Antonio Artigas Ordobas (oriundo de la localidad aragonesa de Puebla de Albortón) y su abuela Ignacia Xaviera Carrasco y Melo-Coutiño, habían sido de los primeros pobladores de la ciudad. Sus abuelos vinieron de Zaragoza, Buenos Aires y Tenerife, en las Islas Canarias. Formaba parte de una de las familias más acaudaladas de Montevideo: su padre era propietario de campos y fue el primer capitán de milicias, desempeñando el cargo de oficial real.

Adolescencia

Según consignó en sus memorias el general Nicolás de Vedia, José Artigas prefirió dedicarse a las tareas rurales. A los doce años se trasladó al campo, en tierras pertenecientes a su familia. Observando a los habitantes del lugar —entre ellos, los gauchos— se hizo ágil en el manejo de las armas y del caballo.

En 1778 su nombre aparece registrado al ingresar en la Cofradía del Santísimo Rosario. Luego se abre una época indocumentada en la vida del héroe, de la que apenas se poseen algunas noticias. En sus Apuntes biográficos sobre don José Artigas, el citado general Vedia, expresa:

Don José Artigas era un muchacho travieso e inquieto y propuesto a sólo usar de su voluntad; sus padres tenían establecimientos de campaña y de uno de estos desapareció a la edad como de 14 años y ya no paraba en sus estancias, sino una que otra vez, ocultándose a la vista de sus padres. Correr alegremente los campos, changuear y comprar en éstos ganados mayores y caballadas, para irlos a vender a la frontera del Brasil portugués, algunas veces contrabandear cueros secos, y siempre haciendo la primera figura entre los muchos compañeros, eran sus entretenimientos habituales.

La documentación glosada prueba que Artigas, como hijo de su tiempo, como morador de la pradera oriental, participó en faenas clandestinas y en el trajín del contrabando, en la zona norte de la Banda Oriental, durante los años de su mocedad. Vuelve Vedia a mencionarlo en sus Apuntes:

Se habían pasado cosa de dieciséis a dieciocho años, cuando después abrazó su carrera de vida suelta, lo vi por primera vez en una estancia, a orillas del Bacacay, circundado de muchos mozos alucinados que acababan de llegar con una crecida porción de animales a vender. Esto fue a principios del año 93, en la estancia de un hacendado rico, llamado el capitán Sebastián.

La historia clásica del período de la «reivindicación», negó siempre el aserto, aduciendo, por lo menos, inocuidad de las probanzas. Lorenzo Barbagelata, por ejemplo, la vincula a las acusaciones, interesadas y falsarias, del libelo de Cavia. Eduardo Acevedo, aunque explica largamente el carácter del contrabando como «ley de la época» y cita la unánime opinión al respecto de historiadores del más diverso origen, concluye preguntándose donde están las pruebas de que el jefe de los orientales haya sido contrabandista. De todas maneras considerando el contexto histórico, no debería despreciarse la hipótesis de que, siendo una persona de campo, actuara en contra de los intereses de la Corona cometiendo oportunamente alguna forma de abigeato. Era en esas épocas una forma de defender los intereses de la familia de los elevados impuestos y un connato de la rebeldía que demostraría más tarde contra el régimen realista.

Mujeres e hijos

José Artigas también se relacionó con los indios charrúas de manera intensa. Según diversos investigadores —entre los que se destaca Carlos Maggi, que expone esta afirmación en su libro El Caciquillo— durante el período que va desde su adolescencia hasta su ingreso en el cuerpo de Blandengues, etapa en la cual no aparecen referencias en los registros de la época, Artigas habría vivido con los charrúas, llegando a tener mujer e hijo dentro de esa nación. Este hijo, Manuel (el famoso Caciquillo), habría nacido hacia el año 1786, siendo aparentemente, el primogénito del prócer. Varias pruebas materializadas en cartas y en la actitud de Artigas hacia los indios, y viceversa, respaldan la existencia de este hijo.

Su vida se habría desarrollado al norte del Río Negro, en las Misiones Orientales, Río Grande del Sur y Santa Catarina. Fue durante esta época que conoció a Isabel Sánchez Velásquez, nacida cerca de 1760 y la primera mujer de Artigas de quien se tenga conocimiento documentado. Separada de su marido Julián Arrúa (con el que tuvo cinco hijos), Isabel y Artigas comenzaron una relación amorosa que duró más de diez años, y de la que nacieron cuatro hijos: Juan Manuel (nacido el 3 de julio de 1791), María Clemencia (nacida el 14 de agosto de 1793 —fallecida en la infancia), María Agustina (nacida el 4 de agosto de 1795 —también fallecida de menor edad) y María Vicenta (nacida el 24 de octubre de 1804). En 1792, Artigas tuvo otro hijo con una mujer desconocida, llamado Pedro Mónico, el cual quedó al cargo de sus abuelos paternos, para quienes fue su nieto favorito. ​

A poco de fallecer Isabel Sánchez, José Artigas solicitó licencia en su campamento de Tacuarembó Chico para contraer matrimonio, arreglado a la usanza de la época, con su prima Rosalía Rafaela Villagrán. La boda se realizó el 31 de diciembre de 1805. Al tener los novios un parentesco relativamente próximo, el cura les encomienda mantenerse en la oración, persignarse, etc. (arrodillados) por tres semanas.

El matrimonio tuvo tres hijos, un varón, José María (nacido el 24 de setiembre de 1806) y dos mujeres, Francisca Eulalia (nacida el 13 de noviembre de 1807 —fallecida de pocos meses en 1808) y Petrona Josefa (nacida en 1809 —fallecida a los cuatro meses en 1810). La muerte prematura de las dos hijas y una fiebre puerperal mal curada sumieron a Rafaela Rosalía Villagrán en una grave enfermedad mental (alucinaciones, manías persecutorias, etc.), hecho que acabó por destruir su matrimonio. Cuidada por una tía de Artigas, Rafaela Rosalía Villagrán murió finalmente en Montevideo en 1824.

En el Campamento de Purificación donde José Artigas contrajo su segundo matrimonio en diciembre de 1815 (su primer enlace con Rosalía Villagrán había sido anulado a causa de su demencia) con Melchora Cuenca, una lancera paraguaya. Esta mujer, mucho menor que Artigas, conoció al Prócer pues su padre traía víveres a Artigas enviados por la Junta del Paraguay. Fruto de la unión nacieron dos hijos: Santiago (nacido en 1816) y María (nacida en 1819). ​



Carrera militar

A los treinta y tres años, en 1797, José Artigas ingresó como soldado raso al recién creado cuerpo de Blandengues de Montevideo, una milicia especialmente autorizada por el rey de España en el virreinato del Río de la Plata, que tenía como fin de proteger las fronteras. En esta función, Artigas participó del control de los avances portugueses en la frontera con el Brasil y en la lucha contra el contrabando y el pillaje.

 Poco antes de finalizar el siglo XVIII, Artigas se encontró, en aquella frontera, con un afro-montevideano que había sido capturado por los portugueses y reducido a la esclavitud. Decidió entonces comprarlo para darle la libertad. Desde entonces Joaquín Lenzina, más conocido como «el negro Ansina», acompañó a Artigas durante el resto de su vida, convirtiéndose en su mejor amigo, su camarada de armas y su cronista.

En 1800 José Artigas cumplió destacada labor en la fundación de la ciudad de Batovy en las Misiones Orientales, actual estado brasileño de Río Grande del Sur.

En 1806, ante la primera de las Invasiones Inglesas y la ocupación de Buenos Aires por el ejército británico, colaboró con Juan Martín de Pueyrredón y organizó por sí mismo una fuerza de 300 soldados que no llegaron a entrar en combate.

El conocimiento adquirido hizo que desempeñara la tarea con éxito, siendo ascendido primero a capitán de milicias, posición alcanzada antes por su padre y por su abuelo, y luego ayudante mayor.

Actuación en la Revolución de Mayo

En 1808 Napoleón aprovechó las disputas por el trono entre el rey Carlos IV de España y su hijo, el futuro Fernando VII, para intervenir en el Imperio Español e imponer las abdicaciones de Bayona, por las cuales ambos renunciaron sucesivamente al trono de España en favor de José Bonaparte, luego de lo cual Fernando quedó cautivo.

Pero la intervención de Francia desencadenó un levantamiento popular conocido como Guerra de la Independencia Española (1808-1814) que trajo incertidumbre sobre cuál era la autoridad efectiva que gobernaba España.

Ante la ausencia de una autoridad cierta en la Metrópoli y el cautiverio de Fernando VII, los pueblos de Hispanoamérica, bajo la dirección de los criollos, comenzaron una serie de insurrecciones desconociendo a las autoridades coloniales. La primera insurrección se produjo el 25 de mayo de 1809 en la ciudad de Chuquisaca, en el virreinato del Río de la Plata, a la que le siguieron levantamientos en todo el continente para formar juntas de autogobierno, dando origen a la Guerra de Independencia Hispanoamericana.

El 25 de mayo de 1810 el pueblo de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, depuso al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y eligió a la Primera Junta para reemplazarlo, dando inicio a la Revolución de Mayo.

Inmediatamente, el poder español instaló su sede en Montevideo, importante puerto competidor del de Buenos Aires, y reclamó al Consejo de Regencia español el envío de un nuevo virrey, tropas y armas para reprimir el levantamiento.

Ese mismo año, José Artigas, quien por entonces permanecía en las tropas virreinales y a quien el 5 de setiembre de 1810 se lo había promovido a capitán de Blandengues por Joaquín de Soria, comandante general de la campaña de la Banda Oriental, fue enviado a Entre Ríos como comandante de un contingente militar realista, en un intento de recuperar para los cinco pueblos entrerrianos insurrectos, pero resultó derrotado por los caudillos locales.

En enero de 1811 llegó a Montevideo el nuevo virrey, Francisco Javier de Elío. La Primera Junta de Buenos Aires desconoció su autoridad y le declaró la guerra el 13 de febrero.

El ala radicalizada de la revolución porteña había puesto sus ojos en Artigas. En el discutido Plan Revolucionario de Operaciones, atribuido a Mariano Moreno, secretario de la Primera Junta y escrito en agosto de 1810, se manifestó lo siguiente:

Sería muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, así por sus conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus talentos, opiniones, concepto y respeto; como son los del Capitán de Dragones don José Rondeau y los del Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña en este tono y concediéndoles facultades amplias, concesiones, gracias y prerrogativas, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la plaza.

 El 15 de febrero de 1811 Artigas desertó del Cuerpo de Blandengues en Colonia del Sacramento y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares al gobierno revolucionario, que le dio el grado de teniente coronel, 150 hombres y 200 pesos para iniciar el levantamiento de la Banda Oriental contra el poder español. La fecha en la cual Artigas desertó del ejército realista en Colonia del Sacramento está hoy establecida con precisión sobre la base de una nota de la revista de tropas del Cuerpo de Blandengues de Montevideo efectuada al mes siguiente. Antes de conocerse dicha nota, los historiadores fijaban el 2 o el 11 de febrero como fechas de la deserción. La nota expresa:

José Artigas, capitán de la 3.a Compañía, y Rafael Ortiguera, fugaron a Buenos Aires el 15 de febrero.

Los pueblos de la América española luchaban por su libertad y Artigas quería defender esas ideas en la Banda Oriental, y luego del hecho conocido como Grito de Asencio del 28 de febrero del citado año, la población rural oriental comandada por Pedro José Viera junto a Venancio Benavides que habían tomado al siguiente día la villas de Santo Domingo de Soriano y Mercedes, solicitaron auxilios a la Junta de Buenos Aires que lo mandó a su tierra con el grado de teniente coronel y unos 180 hombres, a principios de abril, y a quien Viera entregó su obra, sumándose a la revolución y lanzando una exitosa revuelta en contra del Reino de España.

El 11 de abril emitió la Proclama de Mercedes y asumió el mando de la revolución en la Banda Oriental y el 18 de mayo derrotó a los españoles en la batalla de Las Piedras. Luego inició el sitio de Montevideo y fue aclamado «Primer Jefe de los Orientales».

En 1812 logró convocar a un congreso nacional en Maroñas y allí proclamó la Provincia Oriental con gobierno federal, como modelo a seguir por las demás Provincias Unidas del Río de la Plata.

En las filas artiguistas participaron personajes y caudillos tan importantes para la posterior historia uruguaya como Dámaso Antonio Larrañaga, Juan Antonio Lavalleja, Manuel Oribe, Fernando Otorgués, Fructuoso Rivera y Pablo Zufriátegui.

El éxodo del pueblo oriental

Como consecuencia del armisticio firmado con el virrey Francisco Javier de Elío por la Primera Junta de Buenos Aires, las tropas enviadas a la Banda Oriental debieron abandonar dicho territorio, levantando el sitio de Montevideo.

José Artigas fue nombrado «teniente gobernador, justicia mayor y capitán del departamento de Yapeyú», entonces en la Provincia de Misiones, actual Argentina.

Artigas, disgustado por el armisticio y ante la evacuación de las tropas porteñas, cumplió con su nuevo cargo trasladándose al territorio misionero, por lo que decidió pasar con sus seguidores a la orilla occidental del río Uruguay, hecho conocido como el éxodo oriental. Cruzó el río Uruguay con mil carretas y unas 16.000 personas con sus ganados y pertenencias, en la primera semana de enero de 1812, instalando su campamento cerca del arroyo Ayuí Grande, pocos kilómetros al norte de la actual ciudad entrerriana de Concordia, entonces perteneciente a la jurisdicción de Misiones.

Allí se estableció en un enorme campamento, desde el cual organizó un gobierno sui generis sobre el territorio que sus hombres alcanzaban a controlar. Mantuvo correspondencia con pequeños caudillos locales de Entre Ríos y Corrientes, con lo que aumentó el círculo de los que compartían sus ideas y que serían base de su futura influencia en el Litoral argentino.

A principios de 1812, roto el armisticio con la retirada de Elío, las tropas de Buenos Aires reanudaron el sitio de Montevideo. Pero el jefe político de las mismas, Manuel de Sarratea, hizo todo lo posible para debilitar las fuerzas de Artigas, lo que llevó a un enojoso conflicto con el caudillo. Solamente después de la retirada de Sarratea, Artigas se unió al sitio de Montevideo con sus tropas.

Las instrucciones para la Asamblea del año XIII

En el campamento de José Artigas fueron electos los diputados orientales que debían concurrir a la Asamblea General Constituyente del año XIII a celebrarse en Buenos Aires. Artigas le dio instrucciones​ a sus diputados, las que fueron dictadas el 13 de abril de 1813.

Básicamente, Artigas reclamaba:

  • Independencia de las provincias del poder español.
  • Igualdad de las provincias a través de un pacto recíproco.
  • Libertad civil y religiosa.
  • Organización del gobierno como una república.
  • Federalismo, con un gobierno supremo que entendiera solamente en los negocios generales del estado, y confederación referida a la protección que se debían las provincias entre sí.
  • Soberanía de la Provincia Oriental sobre los siete pueblos de las Misiones Orientales.
  • Ubicación del gobierno federal fuera de Buenos Aires.

Los diplomas de los diputados orientales fueron rechazados por la Asamblea, usando como argumento legal la nulidad de su elección porque se realizó en un campamento militar y además porque Artigas les había impartido instrucciones, a pesar de que la Asamblea se había declarado soberana.

A continuación, el general José Rondeau hizo reunir un segundo congreso, que eligió nuevos diputados a la Asamblea, en una capilla junto a su propio campamento, cuidando de elegir a diputados contrarios a la influencia de Artigas.

Ante este atropello a la voluntad popular, Artigas abandonó el sitio de Montevideo a mediados de enero de 1814. Se dirigió a la costa del río Uruguay, desde donde sus partidarios lanzaron una serie de campañas para controlar el interior de la Banda Oriental y Entre Ríos. La expedición enviada desde Paraná para enfrentarlo fue derrotada en Entre Ríos por su lugarteniente Eusebio Hereñú.

Tras el retiro de Artigas del sitio de Montevideo, el unitario Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio Posadas, firmó un decreto el 11 de febrero de 1814, declarando a Artigas «traidor a la Patria». Se lo acusó de conspirar contra la unidad de los patriotas rioplatenses que luchaban para tomar Montevideo, el principal bastión realista en el Río de la Plata, y de esa manera contradecir los planes revolucionarios para continuar la guerra contra los realistas en el Alto Perú.

Art.1 - Se declara a don José Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la Ley y enemigo de la Patria.

Art. 2 - Como traidor a la Patria será perseguido y muerto en caso de resistencia.

Art. 3 - Es un deber de todos los pueblos y las justicias, de los comandantes militares y de los ciudadanos de las Provincias Unidas perseguir al traidor por todos los medios posibles. Cualquier auxilio que se le dé voluntariamente será considerado como crimen de alta traición.

Se recompensará con seis mil pesos a los que entreguen la persona de don José Artigas vivo o muerto.

 En cuanto a su vida personal, en 1813, Artigas procreó otros dos hijos naturales: una niña, María Escolástica (nacida el 10 de febrero de 1813), cuya madre fue una misionera guaraní, y un niño, Roberto (nacido a fines de 1813), hijo de María Matilda Borda, viuda de Antonio Altacho (muerto en 1808) y dueña de una pulpería y almacén de ramos generales.5​ Mientras que María Escolástica fue adoptada por el matrimonio Lorenzo Centurión y Francisca Basualdo y toma su apellido, Roberto es reconocido por Artigas, como consta en su acta de bautismo en Las Piedras.​

La Liga Federal

En 1814 José Artigas organizó la Unión de los Pueblos Libres, de la que fue declarado «protector».

Para continuar con el sitio de Montevideo, que se encontraba en poder de los realistas, el Director Supremo, Posadas, nombró al general Carlos María de Alvear comandante del ejército de las Provincias Unidas en reemplazo de José Rondeau. Alvear asumió el mando de sus tropas después de la victoria naval del patriota Guillermo Brown frente a Montevideo, y rápida y exitosamente negoció la entrega de la plaza la que se rindió a discreción el 20 de junio de 1814. La caída de Montevideo en poder del Directorio produjo una muy importante alteración de la geografía de la revolución en el área del Río de la Plata que benefició a los revolucionarios.

Tras varios meses de enfrentamientos militares entre el Directorio, en una guerra civil desarrollada en Corrientes, Entre Ríos y la Provincia Oriental, la victoria de Fructuoso Rivera en la batalla de Guayabos en enero de 1815, obligó al Director Supremo Carlos María de Alvear a evacuar Montevideo, entregándola al segundo de Artigas, Fernando Otorgués.

Alvear, decidido a gobernar sobre las provincias del Río de la Plata sin oposición, ofreció a Artigas la independencia de la Provincia Oriental. Artigas la rechazó y ayudó a los federales de Corrientes y Santa Fe a luchar contra la tutela del Directorio, tratando de imponer una nueva forma de estado: el federalismo, que hasta este entonces era ajeno al sistema existente en el Río de la Plata.

Las victorias de Artigas facilitaron la sublevación de Fontezuelas comandada por Ignacio Álvarez Thomas y la caída de Alvear, el 3 de abril de ese año. Pero las relaciones con su sucesor, el Director Supremo Álvarez Thomas, siguieron siendo tirantes y violentas. No obstante, éste no intentó volver a someter a su gobierno a la Provincia Oriental.

En mayo de 1815, Artigas instaló su Campamento de Purificación, unos cien kilómetros al norte de la ciudad de Paysandú, cerca de la desembocadura del arroyo Hervidero, que desagua en el río Uruguay, y a unos siete kilómetros de la llamada Meseta de Artigas. El Campamento de Purificación se transformó de hecho de la Liga Federal. El comerciante escocés John Parish Robertson, que lo visitara en aquel entonces, describió así el sitio:

Tenía alrededor de 1500 seguidores andrajosos en su campamento que actuaban en la doble capacidad de infantes y jinetes. Eran indios principalmente sacados de los decaídos establecimientos jesuíticos, admirables jinetes y endurecidos en toda clase de privaciones y fatigas. Las lomas y fértiles llanuras de la Banda Oriental y Entre Ríos suministraban abundante pasto para sus caballos, y numerosos ganados para alimentarse. Poco más necesitaban. Chaquetilla y un poncho ceñido en la cintura a modo de kilt escocés, mientras otro colgaba de sus hombros, completaban con el gorro de fajina y un par de botas de potro, grandes espuelas, sable, trabuco y cuchillo, el atavío artigueño. Su campamento lo formaban filas de toldos de cuero y ranchos de barro; y éstos, con una media docena de casuchas de mejor aspecto, constituían lo que se llamaba Villa de la Purificación.

El 29 de junio de 1815 se reunió en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el «Congreso de los Pueblos Libres» llamado Congreso de Oriente. Fue convocado por Artigas para tratar sobre el arreglo con Buenos Aires ante la creencia de que estaba por llegar una expedición naval española pero algunos historiadores sostienen que en la sesión inaugural del 29 de junio de 1815 se realizó una declaración de independencia nacional de las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y la Provincia Oriental de todo poder extranjero, aunque esta posición no puede ser demostrada documentalmente debido a que las actas del congreso —si es que las hubo— se habrían perdido.

Artigas Envió una delegación a Buenos Aires con la premisa de mantener la unidad basándose en los principios de: «La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de nuestra revolución; la unidad federal de todos los pueblos e independencia no solo de España sino de todo poder extranjero (...)». Los cuatro delegados fueron detenidos en Buenos Aires, y el nuevo director ordenó invadir Santa Fe.

Artigas ratificó entonces el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano, añadiéndole un festón diagonal punzó, siendo el rojo punzó desde entonces el signo del federalismo en la Argentina. Artigas la llamó «el Pabellón de la Libertad».

 Este congreso sancionó el 10 de septiembre de 1815 un Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el fomento de su campaña y seguridad de sus Hacendados, ​ que fue la primera reforma agraria de América Latina, ya que expropiaba las tierras y las repartía entre los que la trabajaban «con la prevención que los más infelices sean los más privilegiados».

La invasión luso-brasileña y la guerra contra los unitarios

El 9 de julio de 1816 se declaró en el Congreso de Tucumán la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero en el mismo, con excepción de Córdoba, no fueron representadas las provincias pertenecientes a la Liga de los Pueblos Libres, que estaban bajo la autoridad de José Artigas.

El constante crecimiento de influencia y prestigio de la Liga Federal atemorizó tanto a los unitarios de Buenos Aires y Montevideo como al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. En agosto de 1816 numerosas tropas luso-brasileñas invadieron la Provincia Oriental, con la complicidad tácita de los unitarios que se habían fortalecido en Buenos Aires y del embajador porteño en Río de Janeiro. Con la intención de destruir al caudillo y su revolución, las tropas luso-brasileñas atacaron por tierra y mar. Junto a Artigas, participaron en la defensa de su provincia sus lugartenientes Juan Antonio Lavalleja, Fernando Otorgués, Andrés Latorre, Manuel Oribe, el misionero Andrés Guazurarí, apodado «el indio Andresito». En cuanto a Fructuoso Rivera, este luchó contra Carlos Federico Lecor hasta 1820 cuando se plegó al ejército portugués luego de la derrota. Poco tiempo después el mismo Fructuoso Rivera entró junto a los montevideanos del "Club del Barón" a conspirar para dar muerte a Artigas.

Debido a su superioridad numérica y material, las fuerzas luso-brasileñas al mando de Lecor vencieron a Artigas y sus lugartenientes y ocuparon Montevideo, el 20 de enero de 1817, aunque la lucha continuó por tres años en el medio rural.

Indignado por la pasividad de los unitarios de Buenos Aires, Artigas les declaró la guerra, al tiempo que enfrentó a los luso-brasileños con ejércitos que se vieron diezmados por sucesivas derrotas.

Después de tres años y medio de resistencia, la batalla de Tacuarembó, de enero de 1820 significó la derrota definitiva de Artigas, que debió abandonar el territorio oriental, al que ya no volvió. Varios de sus lugartenientes cayeron prisioneros o abandonaron la lucha. Fructuoso Rivera, por su parte, se pasó al ejército brasileño de ocupación.

Conflicto con Ramírez

Casi al mismo tiempo, los integrantes de la Liga Federal, Francisco Ramírez, gobernador de Entre Ríos, y Estanislao López, gobernador de Santa Fe, lograron finalmente la victoria sobre los unitarios. La batalla de Cepeda forzó la caída del Directorio. Pero la esperanza duró poco, ya que ambos caudillos, al saber del casi aniquilamiento de las tropas de Artigas, entraron en acuerdos con el nuevo gobernador porteño, Manuel de Sarratea, firmando con él el Tratado del Pilar. Aunque tal tratado consideraba pedir su aprobación a Artigas, el oriental se consideró afrentado al no haber sido consultado por los suscriptores del tratado.

Después de la batalla de Tacuarembó, el derrotado Artigas se instaló en Entre Ríos, donde entró en serios conflictos con Francisco Ramírez, quien no aceptó la hegemonía del caudillo oriental en su provincia. Con apoyo del gobierno porteño, Ramírez inició una campaña contra Artigas. Fue derrotado en una pequeña batalla, pero logró derrotarlo en la batalla de Las Tunas, cerca de Paraná.

 Ramírez persiguió a Artigas hacia Corrientes, donde éste contó aún con el apoyo del jefe guaraní Francisco Javier Sití. Pero la victoria fue, en definitiva, para Ramírez.

Exilio en Paraguay

Rodeado por todos lados por los lugartenientes de Francisco Ramírez y viendo su causa definitivamente perdida, el 5 de septiembre de 1820, José Artigas cruzó el río Paraná hacia el exilio en Paraguay, dejando atrás su patria y su familia.

 Artigas en su ancianidad, por Alfred Demersay. Es el único retrato auténtico del general, aunque muy posterior a su actuación pública. Posiblemente en éste se inspiró Blanes para sus retratos de Artigas.

El dictador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia le dio refugio, pero cuidó que no conservara ninguna influencia política, ni mantuviera correspondencia con nadie fuera del Paraguay. Su único acompañante durante el resto de su vida fue el Negro Ansina.

 La campaña de los Treinta y Tres Orientales inició la liberación de su provincia del Imperio del Brasil en 1825. Pero la complicada Guerra del Brasil y las intromisiones diplomáticas de Gran Bretaña, llevaron a la independencia del Estado Oriental del Uruguay en 1828, en la cual Artigas nunca participó.

 Confinado a la lejana e inhóspita Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty, allí vivió cultivando la tierra hasta la muerte de Rodríguez de Francia y no causó problema alguno a las autoridades paraguayas. Fue en esta localidad donde Artigas conoció hacia el año 1825 a Clara Gómez Alonso, quien fue su compañera hasta la muerte; de esta unión nació en 1827 Juan Simeón, el último de su larga prole y que llegó a ser teniente coronel en Paraguay, hombre de confianza del mariscal Francisco Solano López.5​

 No obstante su pasividad en el exilio, por mera precaución, fue arrestado algunas semanas después de la muerte del dictador, ocurrida el 20 de septiembre de 1840. El nuevo gobierno de Carlos Antonio López, primer presidente constitucional del Paraguay lo trasladó a Asunción, donde disfrutó de su plácida ancianidad en el barrio asunceno de Trinidad, residiendo en la propia quinta Ybyray del presidente de la república, rodeado del afecto de los paraguayos. Allí falleció, diez años después, el 23 de septiembre de 1850, a los 86 años de edad.