Arsenio Pastor Erico

Arsenio Pastor Erico, futbolista apodado el diablo saltarín, nació en Asunción del Paraguay el 30 de marzo de 1915 y se convirtió en el máximo goleador en la historia del fútbol argentino, con 293 tantos en 330 partidos.
Arsenio Pastor Erico
Arsenio Pastor Erico

Trayectoria

Arsenio Erico nació un 30 de marzo de 1915 en Asunción, Paraguay; no obstante, su partida de bautismo lo llama Aníbal Arcenio, y lo da por nacido el día 30 de mayo del mismo año.7 Sus abuelos paternos fueron italianos. Su padre, sus tíos, sus hermanos y sus primos, nueve en total, regalaron el apellido Erico para gloria de Nacional, en diversos años desde 1909, hasta 1942.

Erico empezó su carrera en el Club Nacional de Asunción a la edad de 15, en Primera División.

En 1932 estalló la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia y como Erico aún no tenía edad de ser enrolado, le permitieron acompañar una gira en una selección de la Cruz Roja con fines de recolección de fondos. Ahí el muchachito deslumbró en tierras argentinas. Le echaron el ojo dirigentes de River Plate e Independiente, mas fueron los de esta última entidad quienes pudieron hacerle firmar un contrato profesional. Pero había un inconveniente: Erico debía eventualmente hacer la conscripción efectiva en su patria que estaba en guerra. Los argentinos le consiguieron un permiso especial del ministerio de defensa guaraní de modo que Erico pudo iniciar su brillante carrera en Argentina.

Debutó para los Rojos de Independiente el 6 de mayo de 1934 contra Boca Juniors sin marcar goles. Tenía 19 años. En la siguiente fecha contra Chacarita Juniors logra el primero de sus 295 goles.

A lo largo de su carrera le llovieron apodos pintorescos como El Saltarín Rojo, El Hombre de Goma, El Paraguayo de Oro, El Hombre de Mimbre, El Mago, El Aviador, El Duende Rojo, El Diablo Saltarín, El Rey del Gol, Mister Gol, El Hombre de Plástico, El Virtuoso, El Semidiós, el trampolín entre otros. La prensa de aquella época no ahorraba descripciones sobre como jugaba.

Luego de un par de años con lesiones que lo marginaron de las canchas, en 1937 desencadenó todo su potencial: 48 goles4 en un sólo año (jugando 34 partidos), cifra que le significó ser el máximo goleador en un torneo largo. Además es el goleador con mejor promedio en un campeonato con 1,43 goles por partido. En 1938 llevó a Independiente a su primer título nacional en la época profesional y repitió el récord de goles por año marcando 43 tantos. Y al año siguiente, marcó 41 goles logrando el bicampeonato para los Diablos rojos.

Fueron dos años pletóricos: 66 partidos jugados, 52 ganados, 5 empatados y 9 perdidos. Algunos expertos mundiales ubicaron a Independiente de 1938/39 como uno de los mejores equipos de la historia mundial junto con el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, el Brasil de 1970 con Pelé y otros más.

Erico conformó una delantera fantástica con José Vilariño, Vicente de la Mata, Antonio Sastre y Juan José Zorrilla. Es muy difícil describir como hacía los goles Erico. Poseía un repertorio muy creativo para recibir y enviar pelotas al arco.

Promediando 1942, Erico tuvo discusiones con los nuevos dirigentes de Independiente y se marchó al Paraguay. Ahí saldó una vieja deuda personal y familiar: sacar campeón al Nacional. Independiente recibió ofertas por él desde River Plate (por 100.000 pesos) y desde San Lorenzo de Almagro pero la hinchada roja no quería verlo vendido a una potencia rival y primó más el amor de la gente del club por su ídolo guaraní. De modo que no fue vendido, le hicieron contrato nuevo y volvió en 1943.

Independiente vendió el pase de un maduro y lesionado Erico a Huracán donde llegó a jugar apenas siete partidos oficiales sin marcar ningún tanto antes de retirarse del fútbol argentino cerrando su récord de 295 goles.

Brilló como astro uno de los más grandes futbolistas sudamericanos de su tiempo, considerándosele el octavo mejor jugador de fútbol en Sudamérica durante el siglo XX. Marcó más de 300 goles en su carrera sumando los convertidos para Nacional, sobre todo en la campaña de 1942 en la que se consagró campeón.

En Paraguay, Erico llegó a alternar partidos como jugador y director técnico durante todo el campeonato de 1949. Su Nacional logró el subcampeonato detrás del Guaraní. Esa fue su única experiencia como entrenador.

Tras el retiro

Fijó residencia en Argentina hasta su muerte y a menudo viajaba a su tierra natal para visitar a sus familiares. Después se casó ya maduro en 1960 con la señora Aurelia Blanco, argentina hija de inmigrantes españoles. Nunca tuvieron hijos.

En 1970, Erico asistió en Asunción a su propio homenaje dedicado con la disputa de un partido amistoso entre las selecciones de Argentina y Paraguay, ante un estadio Defensores del Chaco que se presentaba al tope de su capacidad. En la ocasión, le fue otorgado un trofeo de reconocimiento al tiempo de dar una vuelta completa al campo de juego en medio de aplausos.​

En 1977 la pierna izquierda de Erico tuvo complicaciones sanguíneas debiéndose ser amputada. Parecía que se restablecía su salud pero tuvo un paro cardíaco fatal el 23 de julio de 1977. Al día siguiente, Independiente jugó contra River Plate, justamente los dos clubes que pujaron por los servicios del genial paraguayo ya 4 décadas atrás. La gente se la pasó coreando, muchos de ellos con lágrimas en los ojos, “¡se siente, se siente, Erico está presente…!”. Los Rojos le ganaron a los Millonarios 2 a 1 tras ir perdiendo 1 a 0.

Independiente corrió con los gastos del sepelio y entierro de Erico. En un día hábil y de invierno (bajo la dictadura militar argentina) partió de la sede de los Rojos la multitudinaria caravana fúnebre hacia el cementerio de Morón distante a 65 Km. Cabe señalar que no existían autopistas en esa época. Todo eso refleja la enorme categoría de ídolo del club que ostentaba Arsenio Erico.

Con justicia el estadio de Nacional lleva su nombre, al igual que una tribuna del Defensores del Chaco, como asimismo la platea más importante del recientemente inaugurado Libertadores de América, estadio de Independiente

Repatriación

Luego de largos años de arduo trabajo burocrático promovido por un grupo de voluntarios paraguayos en conjunto con autoridades nacionales, en 2009 se lograron concretar los trámites necesarios, refrendados por el Poder ejecutivo,10​ para la repatriación de los restos del célebre futbolista.​

El 24 de febrero de 2010, poco antes de emprender el traslado por tierra del féretro de Erico con destino a su país natal, fue despedido por medio de actos especiales a los que concurrió una importante cantidad de personas, primeramente en la sede del club Deportivo Paraguayo, por el estadio del club atlético Huracán y por último en la del equipo con el que se convirtió en leyenda, Independiente.12​ El adiós definitivo de la República Argentina se llevó a cabo en la mañana del día siguiente, 25 de febrero, con otra sentida ceremonia celebrada en la cabecera del puente internacional San Roque González de Santa Cruz, que une la ciudad argentina de Posadas con la de Encarnación.

El histórico regreso a la República del Paraguay se produjo minutos después de esa misma jornada en la que fue recibido con honores y en medio de una multitud que lo aguardaba al otro lado del referido viaducto, ya en la capital del departamento de Itapúa. Desde ahí partió la caravana que acompañaba la comitiva con rumbo a Asunción, realizando durante el trayecto breves paradas en distintas localidades. A su llegada en horas de la tarde, fue objeto de un nuevo homenaje en el estadio que lleva su nombre, perteneciente a Nacional, su club de origen, y más tarde en el Congreso Nacional en donde estuvo presente el presidente de Paraguay, Fernando Lugo.​

Finalmente, el 26 de febrero de 2010, el ataúd con los restos repatriados de Arsenio Erico fue transportado a su morada definitiva que tiene lugar en un mausoleo, construido especialmente para el efecto, ubicado dentro del estadio Defensores del Chaco.