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María Estela Martínez De Perón

María Estela Martínez de Perón conocida popularmente como Isabelita o Isabel Perón, es una política argentina. Fue electa vicepresidenta del país en 1973 y asumió la presidencia ante la muerte del presidente Juan Domingo Perón, el 1 de julio de 1974. Fue depuesta en 1976 por un golpe de Estado cívico-militar. Su mandato correspondió al ciclo histórico que ha dado en llamarse tercer peronismo. Fue la primera mujer en el mundo en ser jefa de Estado con el título de presidenta del país.
María Estela Martínez de Perón
María Estela Martínez De Perón

Infancia

María Estela Martínez es la hija menor de Carmelo Martínez y de María Josefa Cartas, su padre, un empleado bancario porteño, se hallaba destinado en la ciudad de La Rioja. Vivió su infancia en Buenos Aires, donde cursó sus estudios primarios y luego de danza. 

Huérfana de padre en 1938, María Estela se distanció de su familia y adoptó el nombre artístico de Isabel, sumándose a una compañía de danzas con la que recorrió Latinoamérica.

Encuentro con Perón

Trabajó como bailarina en el cabaret “Pasapoga” en la Avda. Urdaneta de la ciudad de Caracas, Venezuela, -donde era conocida por su nombre artístico; «Isabel Gómez»-. 

En Panamá conoció al expresidente argentino Juan Domingo Perón, quien se hallaba exiliado en ese país tras ser derrocado del gobierno por la Revolución Libertadora. 

Vivieron juntos desde entonces, en distintos países: Panamá, Venezuela, República Dominicana y finalmente España, donde se casaron el 15 de noviembre de 1961. Isabel se convirtió en la tercera y última esposa de Perón. 

Primeras actividades políticas

En 1965 Isabel viajó a la Argentina como delegada personal de Perón, para hacer frente al fenómeno del neoperonismo. La misión de Isabel era desbancar al líder metalúrgico Augusto T. Vandor, apodado “El Lobo”, quien desde el gremialismo había adquirido un peso sustancial en la escena política y propiciaba “un peronismo sin Perón”.

En las elecciones de Mendoza de 1966, Vandor apoyó a Serú García como candidato del peronismo, mientras que Isabel trajo el mensaje de Perón de adhesión al candidato “leal”, Corvalán Nanclares. Esta división permitió que terminara ganando Jofré (candidato del Partido Demócrata), por escaso margen ante Corvalán Nanclares. El MPM (la alianza de los partidos neoperonistas Tres banderas -de Serú García- y el Partido Blanco), terminó en cuarto lugar. La propia Isabel le escribe a Perón:

"Hubiera querido brindarte el gobierno de Mendoza pero pienso que es mejor así; lo importante en realidad no era el contubernio sino defenestrar para siempre el cáncer del peronismo"

En una carta anterior, Isabel se refería duramente al dirigente sindical:

"Vandor etc. han mostrado la hilacha y no hay que darles tregua porque son una basura".

Corvalán Nanclares siguió una larga trayectoria en el justicialismo: fue tres veces candidato a gobernador, diputado provincial y presidente de la Cámara de Diputados y se desempeñó como ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y como Ministro de Justicia.

En ese viaje Isabel contactó a figuras de la Resistencia Peronista y propició un ordenamiento incipiente bajo las directivas del general Perón.

De manera colateral, Isabel conoce en casa del Teniente Coronel Bernardo Alberte (en donde se hospedaba transitoriamente debido a su gira) a José López Rega, quien dirigía entonces una pequeña imprenta, llamada Suministros Gráficos, que había ofrecido poner al servicio del Movimiento Peronista. El taller gráfico de López Rega pasó a imprimir todo el material de los sindicatos del movimiento peronista. Algún tiempo después acota Alberte:

"se supo que con eso la imprenta se había salvado de ir a la quiebra".

En diciembre de 1971, Isabel viajó nuevamente a la Argentina, acompañada por López Rega, para apoyar la designación de Héctor Cámpora como nuevo delegado de Perón en el país.

A fines de 1972 acompañó a Perón en su primer retorno al país y participó en algunas actividades políticas.

Ascenso al poder

Héctor José Cámpora —candidato nominado por la coalición Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), cuyo principal componente era el Partido Justicialista dirigido por Juan Domingo Perón- triunfó en las elecciones presidenciales del 11 de marzo de 1973, con el apoyo de un sector importante del sindicalismo y de la juventud peronista. La aceptación general de que el poder real lo tenía Perón se condensó en una de las consignas de propaganda política que decía “Cámpora al Gobierno, Perón al poder”. Perón no pudo participar directamente en la elección por no aceptar una de las condiciones impuestas por la dictadura militar que gobernaba el país, consistente en encontrarse en el país antes del 25 de agosto de 1972.

Al asumir Cámpora recrudecieron las pujas y enfrentamientos de los sectores que convivían dentro del justicialismo y que tenían enfoques ideológicos divergentes. Juan Manuel Abal Medina, una figura clave en el justicialismo en esa época, afirmó en un reportaje en 1999:

“Los primeros síntomas de complicación se presentaron en febrero de 1973: Perón estaba siendo operado de próstata en la clínica de Puigvert, en Barcelona, y tuvo un paro cardíaco en la intervención (…). López Rega lo supo y comenzó a organizar su avanzada. Se guardó el secreto y empezó su tarea de deterioro a Cámpora. El primer aliado que busca López Rega no fue la derecha, fue la izquierda peronista. Nadie le hizo caso. Me buscó a mí, porque yo estaba situado más a la izquierda, y me comenzó a hablar mal de Cámpora (…) ‘Nos quieren dejar afuera’, decía. ¿A quiénes?, me preguntaba yo. López no era nadie, servía el café. Yo no me lo tomaba en serio. Pero López hablaba por Isabel. Me decía: ‘Los verdaderos leales somos nosotros, usted, la señora que quiere tanto a los Montoneros…’. Y tuvieron algunos contactos con los Montoneros, algunas reuniones. Obviamente no llegaron a nada”.

Entre el 8 y el 18 de mayo (a pocos días de la asunción del presidente electo Héctor Cámpora), Isabel Perón encabezó una misión en China y en Corea del Norte como enviada oficial del justicialismo, acompañada por López Rega (un artículo al respecto puede verse en revista “El Descamisado’, № 1, pág. 10).

El 25 de mayo de 1973, Cámpora asumió la presidencia y nombró a López Rega como Ministro de Bienestar Social.

El 20 de junio de ese mismo año, Perón regresó definitivamente a la Argentina, oportunidad en que se produjo la Masacre de Ezeiza, un enfrentamiento violento entre bandos del frente de partidarios de derecha e izquierda, que se disputaban el poder en el seno del propio peronismo, que ocasionó el disgusto del mismo respecto de la gestión que estaba llevando a cabo Cámpora.

Poco después Cámpora y el vicepresidente, Solano Lima, renunciaron a pedido de Perón para permitir nuevas elecciones. Asumió entonces el presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri -casado con la hija de López Rega-, quien convocó a elecciones de presidente y vicepresidente de la Nación.

Perón fue elegido como candidato a presidente y dispuso que su esposa Isabel fuera la candidata a la vicepresidencia, descartando a otros posibles candidatos provenientes del justicialismo o de otros partidos políticos. El cargo de vicepresidente tenía en el caso una especial trascendencia pues se sabía que Perón, ya a poco de cumplir 78 años, había tenido problemas de salud.

El 23 de septiembre de 1973, venció la fórmula Perón-Perón con el 62% de los votos. Perón, enfermo desde hacía tiempo, falleció el 1 de julio de 1974, e Isabel asumió la presidencia ese mismo día. Según afirmó ella misma en una entrevista, el mismo día de la muerte de Perón ofreció su renuncia al cargo de Presidente, pero no le fue aceptada.

Presidencia: 1974-1976

Contexto político

La presidencia de Martínez de Perón se desarrolló en el marco de la llamada Guerra Fría entre Estados Unidos y el bloque comunista. En esos años se produce la derrota norteamericana en la Guerra de Vietnam y el accionar de fuertes organizaciones terroristas -ETA, IRA, Brigadas Rojas- con el ascenso de los partidos comunistas en Europa. Internamente el país se vio también afectado por esa extrema violencia, con la actuación de varios grupos armados de distinto signo.

En América Latina la democracia estaba amenazada por golpes de Estado y dictaduras militares gobernaban todos los países limítrofes. La situación política y económica que debía enfrentar la presidenta era extremadamente delicada, tal vez como pocas veces había sufrido el país.

En un primer momento, dejando de lado la política de acercamiento entre Perón y el líder de la oposición (el radical Ricardo Balbín), la presidenta María Estela Martínez (apodada Isabel o Isabelita) se apoyó principalmente en su ministro de Bienestar Social, el ex secretario personal de Perón, José López Rega, conocido como Daniel por sus allegados y el Brujo por sus adversarios políticos. López Rega fortaleció la presencia en el gobierno de los sectores de derecha por sobre otros grupos, y organizó una fuerza parapolicial conocida como Alianza Anticomunista Argentina o Triple A que emprendió acciones de hostigamiento a figuras destacadas de la izquierda, que acabarían en secuestros, torturas y asesinatos.

Desde el gobierno se procuró mantener el control político con intervenciones a las provincias, a las universidades, a los sindicatos y a los canales de televisión privados; reforzando la censura contra libros, diarios y revistas. El gobierno exhibió una marcada inoperancia administrativa en distintas áreas. Su viraje político a una posición de derecha extrema comenzó a provocar el rechazo dentro de sectores del peronismo y del país. La izquierda peronista abandonó el apoyo al gobierno cuando la agrupación Montoneros -que pretendía disputarle la autoridad a la presidenta- anunció su pase a la clandestinidad el 6 de septiembre de 1974, afectando la gobernabilidad de la endeble democracia.

Ante la caída, por vía de los hechos, del Pacto Social -un acuerdo de estabilidad de las variables económicas acordado por trabajadores y empresarios mientras vivía Perón-, se produjo el reemplazo del ministro de economía Gelbard por Alfredo Gómez Morales, un histórico del peronismo.

No obstante la inestabilidad política creciente, algunas medidas tomadas durante el gobierno de Isabel Perón perduraron muchos años; como la estatización de los canales de TV, el monopolio de la venta de combustibles por parte de la empresa estatal YPF y la sanción de la Ley de contrato de trabajo. Por otra parte, el congelamiento de las cuotas de los créditos para compra de vivienda posibilitó que muchas familias llegarán a tener su primera propiedad.

A principios de 1975 la presidenta intentó generar un nuevo clima y se propuso normalizar las autoridades en las provincias y dar fin a las intervenciones. El 13 de abril se celebraron elecciones libres para gobernador en la Provincia de Misiones, en las que ganó el candidato del gobierno. En esas elecciones los Montoneros participaron como Partido peronista "Auténtico".

A pesar de una devaluación de la moneda, la economía argentina sufrió los daños graves de una inflación creciente, con la paralización de las inversiones de capital. A esas dificultades se sumó la suspensión, por parte de Europa, de las exportaciones de carne argentina (un análisis detallado sobre el derrotero político y económico del gobierno de Isabel puede verse en el libro de Guido Di Tella, "Perón-Perón", Ed. Sudamericana, Bs. As., 1983).

La solución de corte monetarista intentada por el ministro Alfredo Gómez Morales, no tuvo éxito, y provocó una fuerte retracción de la liquidez, iniciando un complicado proceso. Se había alcanzado una de las tasas de desocupación más bajas de la historia, pero a costa de una inflación muy alta.

Operativo Independencia

El 5 de febrero de 1975 la presidenta Martínez de Perón dictó el primer decreto de aniquilamiento o Decreto 261/75 dando inicio al Operativo Independencia, el primero de los llamados decretos de aniquilamiento. La decisión establecía una zona de emergencia en un sector de la Provincia de Tucumán, con el fin de combatir militarmente la guerrilla del ERP que pretendía crear una zona liberada. Esta solución no contentaba plenamente a algunos sectores militares, como el principal responsable del operativo, el Gral. Acdel Vilas, que reconoce haberse extralimitado en sus funciones, no respetando el espíritu de la orden presidencial y pasando por encima de las autoridades políticas legales del país.

Este decreto -de carácter secreto y desconocido para la opinión pública- autorizó al ejército a "ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán", poniendo a disposición del ejército las fuerzas de la Policía federal, la Policía provincial y el apoyo de la Armada y la Fuerza aérea. El dictado de este decreto de aniquilamiento de la subversión inició el Terrorismo de Estado.18

La operación fue llevada a cabo por el Ejército Argentino y la Fuerza Aérea Argentina en la localidad de Monteros y de Famaillá, para aniquilar a la Compañía Ramón Rosa Jiménez del ERP, y a los guerrilleros Montoneros, que intentaron un "foco revolucionario" en el monte tucumano, con la intención de crear una zona independiente (la "Tucumania") y buscar un reconocimiento internacional, que algunos países ya habían anticipado.

La doctrina para justificar las acciones guerrilleras la exponía el mismo Mario Roberto Santucho:

"Las experiencias de distintas revoluciones, principalmente en China y Vietnam, han ampliado el concepto de poder dual y de insurrección, demostrando que una forma de desarrollo del doble poder puede darse con insurrecciones parciales, es decir, con levantamientos armados locales que establezcan el poder revolucionario en una región o provincia, las denominadas zonas liberadas. De acuerdo a estas experiencias, el proceso de desarrollo del doble poder en una situación revolucionaria, inseparable del desarrollo de las fuerzas armadas populares, puede surgir como zonas de guerrilla o zonas en disputa para pasar después a bases de apoyo o zonas completamente liberadas y extenderse nacionalmente hasta el momento de la insurrección general."

Según testimonio del historiador Felipe Pigna: “Lo que cuenta el Dr. Martínez de Hoz: que las reuniones para preparar el golpe comenzaron a comienzos del año 75 en su estancia de Cobo, donde iban los miembros de las Fuerzas Armadas.“

El 1º de mayo de 1975 -en conmemoración del Día de los Trabajadores-; en un momento de especial tensión en el país, Estela Martínez de Perón hizo un fuerte discurso en la Plaza de Mayo contra las organizaciones guerrilleras que ponían en riesgo la paz social, y amenazó a "aquellos antipatrias que se opongan les daré con el látigo" a lo que la multitud respondió con cánticos de "Los vamos a reventar". "Hemos tenido demasiada paciencia y comprensión. No les tengo miedo" arengó la presidenta.

El "Rodrigazo"

En junio de 1975, el nuevo ministro de Economía, Celestino Rodrigo, auspiciado por López Rega, aplicó una nueva y más fuerte devaluación de la moneda, acompañado de un aumento de las tarifas de los servicios (electricidad, etc.) y de los precios de los combustibles; fue popularizado como el Rodrigazo. Con estas medidas se buscaba dar impulso a las exportaciones tradicionales del país, lo que implicaba una violenta "derechización" de la política económica.

Políticamente el plan de López Rega era debilitar las presiones sindicales a través del desprestigio de sus principales operadores. Esto provocó la primera huelga general contra un gobierno peronista. En julio de 1975, ante una huelga general de 36 horas y la presión callejera de la CGT -en especial de la Unión Obrera Metalúrgica de Lorenzo Miguel-, el ministro López Rega se vio obligado a renunciar a su cargo en el gobierno y abandonar el país. En el Congreso comenzaba una investigación sobre las actividades de la Triple A.

La crisis política

Ante la creciente actividad de los grupos armados de izquierda -tanto los Montoneros como el Ejército Revolucionario del Pueblo- y los grupos parapoliciales de extrema derecha -la Triple A-, Martínez de Perón decidió fortalecer la acción de gobierno e incorporar a un militar en su gabinete.

Se desató una crisis en el ejército, que no aceptaba co-gobernar con la presidenta y se oponía al nombramiento del coronel Vicente Damasco como ministro. El detonante final fue la aparición del cadáver del mayor Argentino del Valle Larrabure. Entonces fue designado Jorge Rafael Videla como Comandante general en reemplazo de Alberto Numa Laplane, que fue pasado a retiro. También asumieron cargos de importancia en el ejército los generales Luciano Benjamín Menéndez y Roberto Viola, entre otros.

La crisis política y económica se agravaba y en septiembre de 1975 Martínez de Perón pidió licencia del cargo por razones de salud; sus funciones fueron ejercidas por el presidente provisional del Senado, Ítalo Lúder, entre el 13 de septiembre y el 16 de octubre de 1975. En ejercicio de la presidencia -y a raíz de un ataque de Montoneros a un regimiento de Formosa-, Ítalo Lúder extendió a todo el país la política de "aniquilar" el accionar de los elementos "subversivos" a través del dictado de tres nuevos decretos de aniquilamiento: el Decreto 2770/75, el Decreto 2771/75 y el Decreto 2772/75.

Aunque algunos sectores políticos propiciaban el desplazamiento definitivo de Isabel y la permanencia de Lúder como presidente; Isabel retornó al ejercicio de la presidencia.

El hecho de que Ítalo Lúder se negara a sustituir definitivamente a Isabel en la presidencia (por no cargar con el estigma de haber "destronado" a la viuda de Perón), motivó un levantamiento encabezado por el entonces Brigadier Orlando Jesús Capellini, de tendencia nacionalista, el 18 de diciembre de 1975. Este hecho terminó con el pase a retiro del titular de la aeronáutica, Brigadier General Héctor Luis Fautario (que se oponía al golpe de estado que ya estaba en gestación) y de su segundo, el Brigadier Mayor José María Klix (luego Ministro de Defensa del futuro gobierno militar). El nuevo jefe de la fuerza aérea fue designado el mismo día del levantamiento: el Brigadier Orlando Ramón Agosti.

Videla señaló que, de acuerdo con Massera, respaldó el alzamiento de Capellini:

"Lo apoyamos por la pasiva, demorando la represión. Era lógico reprimir ese levantamiento, pero, por un lado, era otra fuerza y no quedaba nada simpático que saliésemos a tirar contra ellos; por el otro, sabíamos que Capellini había tomado esa actitud porque iba a ser pasado a retiro por Fautario y nosotros, con Massera, simpatizábamos más con Capellini que con Fautario. Al brigadier Agosti, sucesor de Fautario, lo considerábamos más confiable que él desde todo punto de vista".

A pesar de la sublevación, la presidente Martínez de Perón se negó reiteradamente a renunciar, aunque anunció el adelanto de las elecciones presidenciales para el 17 de octubre de 1976.25

El golpe de estado

El clima político no mejoró con la ida de López Rega ni con la promesa del anticipo de las elecciones para el 17 de octubre de 1976.

Después de la sublevación de la Fuerza aérea, Isabel intentó una alianza aún más estrecha con los militares, con el fin de ganar tiempo. El ejército efectuó una feroz represión contra un grupo del ERP que intentó copar un depósito de arsenales en Monte Chingolo y la policía capturó a uno de los principales jefes montoneros -que aún continúa desaparecido-: Roberto Quieto. El gobierno cambió el gabinete -dejando de lado su alineamiento con los sectores sindicales-, llegando incluso a sugerir un retraso de las elecciones, una reforma constitucional, la reelección de la propia Isabel o una solución como en Uruguay: conservar un presidente civil entregando todo el poder a los militares. Sin embargo, a esa altura de los acontecimientos la figura de la presidenta no lograba consenso entre las propias filas justicialistas, que desde meses antes estaban muy divididas sobre la conveniencia de su permanencia en el poder.

En marzo de 1976 el gobierno solicitó a dos dirigentes opositores, Ricardo Balbín y Oscar Alende, que se dirijan al electorado solicitando el respeto a los plazos institucionales, ya que un golpe militar era percibido como inevitable. El 10 de marzo, en un fuerte discurso, la presidenta, acusó fuertemente a la ultra derecha y a la ultra izquierda de tener como único objetivo el volver a un país pre-industrial y "voltear las chimeneas que levantó el General Perón".

El 24 de marzo de 1976 un golpe de estado encabezado por los comandantes en jefe del ejército, marina y aeronáutica destituyó al gobierno constitucional y lo sustituyó por una junta militar al mismo tiempo que se disolvía el Congreso. La expresidente fue enjuiciada por malversación de fondos públicos por haber utilizado para pagar una deuda personal fondos pertenecientes a una fundación, que luego reintegró. La dictadura mantuvo detenida a María Estela Martínez de Perón durante más de cinco años, primero en la residencia El Messidor, Neuquén y luego en una quinta en la localidad de San Vicente, ubicada en el conurbano de Buenos Aires.

Una vez liberada, en julio de 1981, se radicó en Madrid y abandonó en forma casi total la actividad política, aunque regresó ocasionalmente a la Argentina. El plebiscito sobre el Canal de Beagle fue ocasión de su última aparición como figura histórica del peronismo, cuyos sectores más ortodoxos mantenían su respeto por ella en su carácter de viuda de Perón.

Pedidos de extradición en 2007

En 2007 dos jueces argentinos (uno de Mendoza y otro de Buenos Aires) solicitaron a España la extradiciónde María Estela Martínez de Perón, para ser juzgada por su hipotética participación en crímenes de lesa humanidad cometidos durante su gobierno. Ambos pedidos fueron rechazados por la justicia española, considerando que ninguno de los dos casos trataba de crímenes de lesa humanidad.

La causa en Mendoza tramitó ante el juez federal de San Rafael (Mendoza) Héctor Acosta, que investigaba la detención y posterior desaparición de Héctor Aldo Fagetti Gallego, en los últimos dos meses de la presidencia de Martínez de Perón. El juez Acosta pidió su extradición a Interpol el 11 de enero de 2007 y al día siguiente fue arrestada en su domicilio de Villanueva de la Cañada, Comunidad de Madrid, España, siendo liberada condicionalmente pocas horas después, mientras tramitaba la extradición. El juez ordenó también la detención de otros importantes funcionarios peronistas de su gobierno, como Ítalo Luder, Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf, que fueron firmantes de los llamados decretos de aniquilamiento, considerados como punto de partida del terrorismo de Estado en la Argentina que luego se extendió y agravó tras el golpe de estado de 1976.

Pocos días después el entonces juez federal Norberto Oyarbide, de Buenos Aires, agregó su propio pedido al trámite de extradición, para ser procesada en una causa por crímenes cometidos por la Triple A cometidos durante su presidencia, entre ellos los asesinatos de Rodolfo Ortega Peña, Julio Troxler, Alfredo Alberto Curutchet y Silvio Frondizi.

El 28 de abril de 2008, la Audiencia Nacional española rechazó los pedidos de extradición, argumentando que los supuestos crímenes atribuidos a la ex jefa de Estado en ambas causas estaban prescritos, pues no fueron considerados de lesa humanidad.3233 A diferencia de la justicia española, la justicia argentina consideró que los crímenes de la Triple A por los que solicitó la extradición de María Estela Martínez de Perón, eran crímenes de lesa humanidad.

Desvinculación de la causa por el Operativo Independencia

El 21 de junio de 2017 la Corte Suprema de la República Argentina rechazó por unanimidad citar a la expresidente en una causa por el Operativo Independencia.

Aviso fúnebre

El 29 de junio de 2017, en un gesto que llamó la atención, publicó en el diario La Nación de Buenos Aires un aviso fúnebre por la muerte del dirigente sindical Gerónimo "Momo" Venegas,  muy cercano a los gobiernos de los presidentes Carlos Menem y Mauricio Macri.