Desastre de Huaqui

El 17 de junio reunió Castelli a los comandantes y propuso atacar a los realistas antes de cumplirse el término del armisticio. El proyectó era atacar por el valle del Azafranal, por la pampa de Chirivaya y por la margen del Desaguadero, pasando por el puente que había hecho construir cerca de San Andrés de Machaca, 


Preparando la batalla

El virrey José Fernando de Abascal, del Virreinato del Perú, no se creía en el armisticio celebrado  por Castelli con Goyeneche y aprovecho ese tiempo en el envio de tropas y abastecimientos a cargo del ejercito el general realista José Manuel Goyeneche, el que continuo con los preparativos bélicos. 

Una vez advertido Castelli de estos movimientos españoles movió su ejército desde el campamento de La Laja, en el que se había instalado a principios de abril de 1811, hacia el nuevo campamento en Huaqui, para aproximarse al paso del río Desaguadero (denominado Puente del Inca) y observar los movimientos realistas, este hecho constituía una violación flagrante del armisticio firmado por ambas partes tiempo antes.


La batalla de Huaqui

La mañana del 19 de junio, los revolucionarios habían localizado sus fuerzas en Huaqui, en la quebrada de Yuraicoragua y en Machaca y echado un puente sobre el río Desaguadero, a unos 10 km del Puente del Inca, haciendo pasar una columna de 1200 hombres con la excusa de evitar que continuasen las acciones de saqueo de fuerzas realistas que cruzaban ese río en busca de víveres debido a que Puente del Inca estaba controlado por el enemigo. La idea de este plan era la de distraer las fuerzas de Goyeneche por el frente y flanco derecho mientras se los rodeaba por la espalda utilizando la comunicación establecida con este nuevo puente.

En esta situación de violación del armisticio por los patriotas y franco peligro para todas sus tropas al verse rodeado por todos los flancos, el general Goyeneche determinó el ataque directo con todo su ejército. 

Siendo las 3 de la mañana del 20 de junio ordenó a los coroneles Juan Ramírez Orozco (con los batallones de los beneméritos), Pablo Astete, tenientes coroneles Domingo Luis Astete y Mariano Lechuga (con 350 efectivos de caballería y cuatro cañones) que atacaran Yuraicoragua, que es una quebrada sobre el camino de Machaca con comunicación a Huaqui, mientras él se dirigía a la toma de Huaqui con los coroneles Francisco Picoaga y Fermín Piérola al mando de 300 efectivos de caballería, 40 miembros de su guardia y 6 piezas de artillería.

batalla de Huaqui

La batalla de Huaqui causo un gran problema en la junta de Buenos Aires el 26 de agosto de 1811 en la Posta de Quirbe , Castelli recibió órdenes de bajar hacia Buenos Aires para su enjuiciamiento. Saavedra se haría cargo del ejército del Norte y poco después de abandonar Buenos Aires, Saavedra fue depuesto en su cargo y confinado a San Juan mientras el Primer Triunvirato asumía el gobierno, reemplazando a la Junta Grande. Castelli fue a Buenos Aires para su enjuiciemento.

Al amanecer, las alturas de los cerros que las tropas españolas debían conquistar estaban tomadas por gran número de independentistas, caballería y fusileros que hacían fuego sobre los españoles con acompañamiento de granadas y hondas. Sin embargo el ejército realista les puso en fuga en pocas horas.

Cuando las tropas revolucionarias tuvieron noticia de la aproximación de Goyeneche a Huaqui, salieron de dicha población Castelli, Antonio González Balcarce y Luciano Montes de Oca al mando de 15 piezas de artillería y 2.000 hombres, tomando una posición sobre el camino a Huaqui casi inexpugnable, entre el lago Titicaca y los montes superiores.

Goyeneche ordenó el avance introduciéndose bajo fuego enemigo sin contestar con un fusilazo, mientras el batallón del coronel Picoaga rompía el fuego, contestado por los independentistas con enorme energía.

Como las tropas independentistas, al reconocer al general Goyeneche, dirigían su fuego contra él, ordenó a uno de sus edecanes que transmitiera la orden de atacar al flanco derecho de su ejército, mantuvo cubierto el camino con el batallón de Piérola y destacó tres compañías para que avanzasen dispersas por el frente mientras él, con el resto de tropa en columna atacaba por la izquierda.

La caballería del ejército de Castelli trató de detener el empuje, pero fue arrollada y huyó, junto a todo el ejército rebelde, hacia Huaqui. Goyeneche dio orden de perseguirlos y consiguió tomar el pueblo. El coronel Ramírez comunicó poco después la victoria en Caza.

La batalla terminó en la desbandada de las tropas patriotas, con el saldo para éstas de más de mil hombres perdidos y el abandono de numeroso parque y de artillería. En precipitada retirada, se refugiaron en Potosí y luego en la ciudad de Jujuy.

Consecuencias de la derrota

Mientras tanto en el Virreinato del Perú, el mismo 20 de junio de 1811 estalló la revolución que había sido convenientemente preparada. El caudillo tacneño Francisco Antonio de Zela previamente se había puesto de acuerdo con Castelli conviniendo que mientras él llevaría la revolución a Tacna el ejército rioplatense avanzaría hacia el Perú para iniciar la campaña para independizarlo de la corona española.

Pero la derrota de Huaqui dio por tierra cualquier movimiento revolucionario planeado en el virreinato peruano.

La gran impresión que causó en la Junta Grande de Buenos Aires esta derrota militar —por la pérdida de todo el armamento  obligó a que su Presidente, el general Cornelio Saavedra, se dirigiera a las provincias del norte a fin de recomponer la situación, aprovechando esta debilidad fue utilizada por el grupo revolucionario afín a Mariano Moreno para destituirlo del mando y desterrarlo creando el Primer Triunvirato. 

Tanto el comandante en jefe político, Castelli, como el comandante militar, González Balcarce, fueran relevados y juzgados.

Otra consecuencia fue que se pactase una tregua con Montevideo, por el temor del gobierno de Buenos Aires a verse atacado en dos frentes al mismo tiempo.

La derrota de los rioplatenses en Huaqui fue de tal magnitud que a la pérdida momentánea de las provincias del Alto Perú se añadió la debilidad que se instaló en el norte que quedó expuesto a una posible invasión de las fuerzas realistas.