Nuevo plan de Campaña de San Martín

Los resultados de la campaña de Quito alentaron a San Martín para proyectar un vasto plan tendiente a dar término a la destrucción de los últimos restos del poderío colonial en el Perú. 



El plan

Era un plan de aplicación difícil, primero porque los elementos necesarios no estaban en sus manos ni dependían de él y en segundo lugar por la topografía y la extensión del campo de operaciones, sin caminos y de difícil comunicación.

Los realistas del Perú ocupaban la zona central del país, desde Pasco a Potosí y San Martín ideó una gran maniobra de envolvimiento que comprendía:

a) Una operación frontal desde los puertos intermedios, con 4.300 hombres, al mando del general Rudecindo Alvarado, que habría de ocupar Arequipa y Cuzco, una cuña en el dispositivo de La Serna con miras a la penetración ulterior en el Alto Perú;
b) Una expedición de 1.000 hombres que enviaría el gobierno de Chile para cooperar desde Arica con Alvarado;
c)  Un ejército a las órdenes de Álvarez de Arenales avanzaría por el norte y amenazaría el flanco realista para impedirle así reforzar el centro; se formaría con las unidades creadas en Trujillo, la división auxiliar enviada a Bolívar para la campaña de Quito, y las fuerzas que enviase Bolívar;
d) Desde el Alto Perú se operaría sobre el flanco sur del enemigo con los 900 hombres del guerrillero Lanza
e) Se recurriría a los gobernadores de las Provincias Unidas para que formasen una división de 500 hombres destinados a operar en la frontera del Alto Perú
f) Una guerra de corso obstruiría el comercio español en el caso de prolongarse la resistencia en la sierra.

Con esos elementos y siguiendo ese plan, pretendía San Martín poner término a la guerra de la independencia en el Perú.

Reorganización del Ejercito

Reorganizó el ejército; formó el regimiento del Río de la Plata con restos de los batallones 1, 7 y 8 de los Andes; aumentó los efectivos del batallón Nº 11 y del regimiento de granaderos a caballo. Disponía de 4.490 hombres, de los cuales 1.700 eran argentinos, 1.200 chilenos y 1.500 peruanos. La cifra que juzgaba necesaria era la de 11.000 hombres y contaba para ello con la recluta de Álvarez de Arenales en Trujillo, con la división auxiliar peruano-argentina, con los refuerzos que proporcionase Colombia, con los guerrilleros de Lanza. Las unidades del ejército libertador fueron concentradas en San Borja, al sur de Lima, para su instrucción; en el Callao se concentraban al mismo tiempo 10 transportes para la expedición a puertos intermedios, que escoltarían dos naves de guerra.

San Martín se dirigió a O'Higgins para informarle de sus planes y pedirle el auxilio de Chile; O'Higgins envió víveres para 2.500 hombres, pero no pudo disponer de tropas. Envió a Antonio Gutiérrez de la Fuente a las provincias de Cuyo, Tucumán, Salta y Santiago del Estero para que formase una división de 500 hombres; el emisario no pudo entrevistarse más que con los gobernadores de Córdoba y San Juan y sólo Pérez Urdininea se comprometió a marchar con 500 hombres a la frontera del Alto Perú a fines de diciembre de 1822.

El 6 de julio de 1822, se firmó un tratado entre el gobierno peruano y el representante colombiano, general Joaquín Mosquera, acordándose formar "una liga de unión y confederación de paz y guerra, para poner prontamente término a la lucha americana con todos los recursos de fuerzas marítimas y terrestres de ambas partes, a fin de alcanzar la independencia y garantirla mutuamente"

El tratado no fue ratificado por Colombia hasta el año siguiente.

El 13 de julio de 1822, escribió San Martín a Bolívar:

"El Perú es el único campo de batalla que queda en América, y en él deben reunirse los que quieran obtener los honores del último triunfo contra los que ya han sido vencidos en todo el continente. Acepto generoso su oferta. El Perú recibirá con entusiasmo y gratitud todas las tropas que V. E. pueda disponer a fin de acelerar la campaíd y no dejar el mayor influjo a las vicisitudes de la fortuna. Espero que Colombia tendrá la satisfacción de que sus armas contribuyan poderosamente a poner término a la guerra del Perú, así como los de éste han contribuido a plantar el pabellón de la República en el Sud de este vasto continente. Es preciso combinar en grande los intereses que nos han confiado los pueblos para que una paz sólida y estable prosperidad les saga conocer el beneficio de su independencia"...

Con ese estado de ánimo se dirigió San Martín a entrevistarse con Bolívar en Guayaquil.