San Luis y San Juan

El 14 de junio, el cabildo de San Luis comunicó a la Junta su adhesión y ciega obediencia y anunció la convocatoria de los principales vecinos para elegir diputado; el comandante de armas, José Ximenes Iguanzo, hizo llegar sus felicitaciones a las autoridades revolucionarias. 

Las presiones de Córdoba y la desobediencia de San Luis

El gobierno de Córdoba hizo llegar luego oficios aconsejando que no se reconociese a las autoridades revolucionarias de la capital y se respondió a Gutiérrez de la Concha en forma que no comprometía en la respuesta opiniones definidas.

En respuesta a otras comunicaciones del gobernador intendente, el 19 de julio se le respondió desembozadamente que en lo sucesivo se le trataría como enemigo declarado del Estado. San Luis eligió como diputado a la Junta a Marcelino Poblet, alcalde de primer voto.

La Junta designó a Juan Bautista Garro comandante de armas en sustitución de Iguanzo, que no había sido juzgado leal; pero Garro murió al poco tiempo y dejó su puesto a Matías Sancho, a quien se opusieron Santiago Funes y otros.

Fuera de esas discordias internas, San Luis estuvo siempre con la Junta y en agosto comenzó el reclutamiento de soldados para Buenos Aires, logrando reunir 65 hombres a fines del año 1810. En San Juan se adoptó al comienzo una actitud indecisa entre la adhesión a la Junta y la dependencia política de Córdoba. José Xavier Jofré fue desde el primer instante un entusiasta partidario de la causa de Buenos Aires, pero el comandante de armas de San Juan se manifestó dispuesto a secundar a Liniers. Ante una orden de Gutiérrez de la Concha para que se prestase juramento al Consejo de regencia, se reunió el cabildo el 7 de julio y declaró que, sin desconocer la autoridad del gobernador intendente, debía sujetarse y obedecer a la Junta de Buenos Aires.

El 9 de julio, reunida la parte más sana y principal del vecindario, sacerdotes y cuerpos civiles y militares, fue elegido diputado a la Junta José Ignacio Fernández Maradona. También Valle Fértil y Jáchal juraron obediencia a la Junta.

San Juan dispuso la vigilancia de los caminos para detener a los eventuales fugitivos de Córdoba y procedió al reclutamiento de soldados para Buenos Aires.