Operaciones terrestres

Mientras sesionaba el Congreso nacional constituyente de 1824-28 y se producía el nuevo caos político que llevó al país a una situación que recuerda la desintegración de 1820, se preparó y realizó la guerra contra el Imperio del Brasil por tierra y por mar.


Las operaciones

Los patriotas orientales Lavalleja y Rivera habían obtenido victorias como la del Rincón de las Gallinas y Sarandi contra las tropas de Abreu y Bento Manuel Ribeiro; la campaña de la Banda Oriental quedó de ese modo en su poder. En esas circunstancias, las fuerzas reunidas en Entre Ríos con el nombre de ejército de observación de la línea del Uruguay, al mando del general Martín Rodríguez, pasaron el río e instalaron su campamento a orillas del arroyo Grande. A pesar de las enormes dificultades internas, hubo dedicación y tenacidad en el abastecimiento de equipos, vestuarios y armamento para las tropas y en su instrucción. A fines de diciembre de 1826, el ejército republicano se hallaba en condiciones de iniciar la marcha. El general Carlos de Alvear fue designado comandante en jefe de las operaciones.

Por su parte, el gobierno brasileño reforzó sus contingentes en el territorio de Río Grande y los puso bajo el mando de un jefe de prestigio, el marqués de Barbacena; el propio emperador Pedro I salió de Río de Janeiro y fue a revistar las tropas y a tomar decisiones sobre el lugar para iniciar pronto las operaciones.

Marques de Barbacena

Desde 1825 durante la Guerra rioplantense-brasileña fue uno de los principales jefes militares brasileños, pese a poseer los brasileños tropas mucho mejor armadas y más numerosas fue derrotado el 20 de febrero de 1827 por los argentinos en la batalla de Ituzaingó la cual fue decisiva para que Brasil comenzara a negociar la paz con Argentina. En 1828-29,con la intervención del Reino Unido se llegó a la Convención Preliminar de Paz, por la cual Brasil retuvo las Misiones Orientales y el norte de la Provincia Oriental (llamada "Provincia Cisplatina" por los brasileños) territorios que fueron anexados a Río Grande del Sur, y el resto austral del territorio combatido fue transformado en un estado tapón que recibió el nombre de Estado Oriental del Uruguay.

La opinión pública en el Brasil se mostraba descontenta por la conducta del gobierno en la Banda Oriental y por las derrotas que sufrieron las tropas imperiales en los años 1825 y 1826 ante los contingentes de patriotas orientales. El marqués de Barbacena tenía el propósito de expulsar al enemigo al otro lado del río Uruguay, ocupar luego la provincia de Entre Ríos y obligar a la República Argentina a pedir la paz sin deseos