Luchas Civiles en el Norte

El gobernador de Tucumán, Alejandro Heredia, ha logrado imponer su autoridad sobre las provincias de Salta, Santiago del Estero, Jujuy y Catamarca.

Alejando Heredia en el Norte

Es éste un año difícil y los vecinos de Salta, Santiago del Estero, Jujuy y Catamarca no salen del asombro al conocer las noticias que vertiginosamente llegan sobre los violentos cambios provocados por Alejandro Heredia, el gobernador de Tucumán, que ha logrado imponer su autoridad sobre todas ellas. Por supuesto que contó siempre en cada uno de los vecindarios con quienes lo apoyaron y alentaron, deseosos de obtener su ayuda, para vencer a sus rivales políticos.

 Los últimos años fueron ciertamente muy agitados, y el asesinato de Facundo Quiroga el año anterior complicó aún más la inestable situación de las provincias del norte. Fue un verdadero infortunio que lo mataran precisamente cuando más necesario era. 

En Santiago del Estero el gobernador Ibarra es quien parece lamentarlo más, ya que Alejandro Heredia en Tucumán vio de inmediato la posibilidad de reemplazado como el hombre fuerte de las provincias del norte. 

El problema es que Juan Manuel de Rasas no confía demasiado en él, y desde el año pasado le reprocha rodearse de federales "a medias" por su tolerancia con algunos "doctorcitos', como así llamaban en Tucumán a un grupo de intelectuales sospechados de simpatizar con ideas unitarias.

Alejandro Heredia

Alejandro Heredia encabezo a principios de 1836 la última invasión de Javier López y su sobrino Ángel, acompañados por Segundo Roca. Heredia los venció en Monte Grande, cerca de Famaillá y los tomó prisioneros, esta fue la única vez que Heredia usó sus facultades extraordinarias para ejecutar a alguien. El coronel Roca fue indultado a pedido de la hija de su ministro, que se casaría con él y serían los padres del futuro presidente Julio Argentino Roca. En esa ocasión derrocó al gobernador de Jujuy, que había apoyado a los López y lo hizo reemplazar por el coronel Pablo Alemán, un uruguayo cuyo único mérito, según su detractores, era ser amigo de Heredia. Y también reemplazó al gobernador de Salta, por su propio hermano Felipe Heredia. A mediados de 1836, las cinco provincias del noroeste (excepto Santiago del Estero) lo nombraron su protector. En realidad era una especie de dictador sin título alguno para esa región.

Pero los problemas más serios están en Catamarca, Salta y Jujuy, cuyos gobernadores no son del agrado de Rosas, que los acusa de unitarios, y razones no le faltan, el gobernador de Salta, José Antonio Fernández Cornejo, es un anciano al que hacen responsable de la muerte del gobernador federal Pablo Latorre, con quien mantenía una vieja enemistad personal pero también un fuerte enfrentamiento político desde los todavía no lejanos tiempos de la guerra por la independencia , no existen dudas de que favoreció a los hermanos López, unos tucumanos exiliados en Bolivia, que desde Salta a principios de este año intentaron invadir Tucumán y destituir a Heredia. Fracasaron, y Heredia encontró argumentos para avanzar sobre Salta, su hermano Felipe fue quien lideró la invasión que obligó a Cornejo a presentar su renuncia, y los salteñas no tuvieron mejor idea que nombrar a Felipe gobernador de Salta, aun cuando para ello debieron modificar sus propios reglamentos eliminando la obligación de ser salteño o tener seis años o más de residencia en la provincia. 

En Jujuy fue aún más sencillo para Alejandro Heredia destituir al gobernador y designar al coronel Pablo Alemán, uno de sus hombres más fieles recompensando, según suponen muchos, su colaboración en Salta y para mayor satisfacción, tanto en Salta como en Jujuy lo declararon protector, brigadier general e "ilustre Restaurador de las Leyes de su Patria".

Por estos motivos no nos sorprendió que la Sala de Representantes de Tucumán lo reeligiera nuevamente como gobernador, y menos aún que lo homenajearan con una medalla de oro guarnecida con diamantes. No faltaron quienes por lo bajo manifestaron su disconformidad, pero nadie se atrevió a hacerla pública, si bien es cierto que para una república nada es más peligroso que otorgar tantos honores a un gobernante.

Para entonces sólo restaba Catamarca. donde gobernaba el riojano Fernando Villafañe, su antiguo aliado, pero a mediados de este año fue derrocado por un levantamiento militar, que todos aseguran que fue instigado por Heredia. 

Lo cierto es que el nuevo gobernador de Catamarca le otorgó los mismos títulos y honores que unos meses antes le habían otorgado los gobiernos de Salta y Jujuy.  Todos las ciudadanos, complacidos o preocupados, están convencidos de que Alejandro Heredia garantiza la causa federal en las provincias del norte y no nos sorprendió cuando se supo que la Sala de Representantes le otorgó "facultades extraordinarias", es decir, poder Ilimitado para aplicar justicia. 

Los señores representantes en Tucumán consideraron que el gobernador ha demostrado ser justo y tolerante y que por ello no debemos temer que haga mal uso de las facultades que se le otorgan. Si debemos decir la verdad, es cierto que ha admitido entre sus allegados más íntimos a sujetos que no hacen profesión de fe del federalismo y que tampoco ha exigido el uso de la divisa punzó.

Cuando todo parecía estar tranquilo, han comenzado nuevamente los problemas. No se trata de conflictos entre las provincias sino de la amenaza que supone la Confederación Peruano-Boliviana, sobre todo por los muchos exiliados unitarios que se encuentran refugiados en el país vecino. Además, corren fuertes rumores de una posible y próxima invasión a Salta y Jujuy con la finalidad de incorporar a esas provincias a Bolivia, y es cierto es que desde los años de la revolución ese temor ha existido porque muchos ciudadanos importantes de ambas ciudades han mantenido y mantienen estrechas relaciones en Bolivia por razones familiares y comerciales y muchos de ellos se encuentran allá refugiados. 

Rosas ha rechazado al agente de negocios que envió Bolivia a Buenos Aires y el gobierno de Salta ha prohibido la introducción de ganado a Bolivia. Alejandro Heredia comenzó a organizar un ejército y puso en alerta a los cuerpos de milicias de Salta y Jujuy, porque se avecinan nuevas dificultades.