Megaplan de Obras

Por la crisis económica de 1929, Justo apostó por una nueva política similar a la que aplicó en los Estados Unidos de América el presidente Franklin D. Roosevelt, que consistió en estimular el gasto público mediante inversión en infraestructura. Durante su gobierno ejecutó todo tipo de proyectos como hidroeléctricas, carreteras, escuelas y en general todo tipo de obras públicas, modernizando significativamente el país.

Las principales obras públicas y privadas que se planearon, iniciaron o realizaron durante el gobierno de Justo fueron

  • el Puente Avellaneda, el Puente Uriburu y el Puente La Noria (los tres sobre el Riachuelo, en Buenos Aires);[cita requerida]
  • el Obelisco de Buenos Aires;
  • la construcción de las líneas C y D de subterráneos, y la iniciación de las obras de la línea E;
  • el Edificio del Ministerio de Obras Públicas (Argentina) (hoy del Ministerio de Salud);
  • el complejo de edificios de la Escuela de Aviación Militar y de la Fábrica Militar de Aviones;
  • el Hospital Militar Central;
  • la modernización del Hospital Fernández;
  • el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá;
  • los edificios de las facultades de Medicina, Bioquímica y Farmacia, Odontología y Derecho de la Universidad de Buenos Aires;
  • el estadio Monumental, del club de fútbol River Plate y
  • el estadio La Bombonera, del club de fútbol Boca Juniors;​
  • la pavimentación de la ruta a Córdoba;
  • la pavimentación de la ruta a Mar del Plata; y
  • el Puente Internacional Agustín P. Justo - Getúlio Vargas, entre Paso de los Libres (Corrientes) y Uruguayana (Brasil).
  • la Biblioteca Pública de la Universidad Nacional de La Plata.

La planificación y realización de estas obras fue posible porque Justo contó con colaboradores expertos, como Mariano de Vedia y Mitre, Alberto Prebisch, Juan M. Obarrio, Carlos Thays, Manuel R. Alvarado, Justiniano Allende Posse y Domingo Selva, entre otros. La labor desarrollada por su ministro de Obras Públicas, Manuel R. Alvarado, fue gigante. Alvarado continuó su tarea durante la siguiente presidencia con Roberto M. Ortiz a cargo de Poder Ejecutivo Nacional.

Obelisco de Buenos Aires

El Obelisco de Buenos Aires es un monumento histórico considerado un ícono de la ciudad de Buenos Aires, construido en 1936 con motivo del cuarto centenario de la llamada primera fundación de la ciudad por Pedro de Mendoza.
Está emplazado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, en el barrio de San Nicolás en la Ciudad de Buenos Aires. La obra es autoría del arquitecto argentino Alberto Prebisch, la construcción estuvo a cargo del consorcio alemán G.E.O.P.E. - Siemens Bauunion - Grün & Bilfinger.












Otros acontecimientos del período de Justo

Siendo intendente de la ciudad de Buenos Aires Mariano de Vedia y Mitre, se encaró la transformación de aspectos edilicios de la capital, la apertura de amplias avenidas y la formación de nuevas plazas y parques; un ejemplo de esas obras es la avenida Nueve de Julio y la erección del obelisco en homenaje al fundador Pedro de Mendoza.

En septiembre de 1936 se reunió en Buenos Aires también el congreso internacional de los P.E.N. clubs, que dejó huellas en la Argentina intelectual y estudiosa, con las exposiciones como las de Emil Ludwig y Stefan Zweig. Representaron a la Argentina Juan Pablo Echagüe, Victoria Ocampo, Eduardo Mallea, y otros destacados escritores.

En julio de 1936 se creó por el gobierno la Comisión argentina de cooperación intelectual para establecer y mantener, con la colaboración de la Sociedad de naciones, las relaciones culturales con el exterior y hacer conocer de ese modo la propia producción literaria y cultural argentina. Fue designado presidente Carlos Ibarguren. La Comisión organizó exposiciones de libros argentinos en las principales ciudades de Europa y América; publicó un Boletín bibliográfico y varias obras, como la antología El paisaje y el alma argentina a través de relatos y descripciones de escritores nacionales; se divulgó la imagen y la fisonomía del país en el volumen Regards sur l'Argentine, etcétera.

La Comisión nacional de cultura, creada por iniciativa de Matías G. Sánchez Sorondo, su primer presidente, cumplió una fecunda labor de estímulo de la producción literaria y científica e instituyó becas para estudiosos de las repúblicas del continente.

El gobierno procedió a la compra de los palacios que habían de ser sede del ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, del Círculo militar, del Museo de arte decorativo, del Museo municipal de arte hispanoamericano, del ministerio de Justicia e Instrucción pública; y se construyeron los edificios de los ministerios de Economía y de Guerra.

En 1935 se constituyó la Asociación amigos del arte, bajo la dirección de Elena Sansinena de Elizalde y Julio Noé, que repercutió con sus muestras y sus conferencias y publicaciones en la cultura artística.

Pero el resplandor de las creaciones meritorias en la capital federal, no borraba el cuadro desolador de muchas provincias ni la evidencia de un deterioro biológico de grandes masas de la población.

Cuando Ramón J. Cárcano fue nombrado presidente del consejo nacional de educación por el presidente Justo, comprobó que había 800.000 analfabetos en el país y que en las provincias norteñas los niños morían literalmente de hambre; el promedio de vida en San Juan era de 24 años 8 meses; en Buenos Aires, de 38 años 4 meses. Naturalmente, el alto nivel de la mortalidad infantil pesaba en ese bajo promedio de vida.

Por su parte, Pedro Escudero, especialista en nutrición, pudo dar estas cifras: "Lo que más clar3mence muestra la consecuencia es el estudio de la debilidad constitucional. La falta de talla, de peso corporal y del perímetro del tórax que se exige para ingresar en las filas del ejército afirma la degeneración del individuo, y en cuanto la proporción llega a ciertos límites confirma la degeneración de la raza. Sobre 426.944 argentinos de 20 años, se hallaron 43.044 comprendidos en la categoría de individuos inferiores, lo que afirma que más del 10 por ciento de todos los conscriptos del país eran sujetos inferiores por degeneración".

Fue un período de varios años de desnutrición, de desocupación, de inseguridad, y los sombríos cuadros y las descripciones de los libros de Elías Castelnuovo, de Roberto Arlt, de Enrique González Tuñón, los versos de José Portogalo, los tangos de Nicolás Olivari, los dibujos y grabados de Facio Hebecquer no eran frutos de la fantasía, sino reflejos de realidades punzantes.