Biografias de Argentina
 
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Angel Gallardo
   

Nació en Buenos Aires en 1867.
Murió en Buenos Aires en 1934.

Angel Gallardo desarrolló una obra de alto nivel teórico en el ámbito de las ciencias naturales, ocupándose de los problemas de la herencia biológica y de la división celular. Aunque se había diplomado en ingeniería civil, su verdadera vocación fueron las disciplinas relacionadas con la naturaleza. A la par de su trabajos científicos, Gallardo también se dedicó a la vida política siendo Ministro de Educación durante el gobierno de Irigoyen y Ministro de Relaciones Exteriores entre 1922 y 1928.

Angel Gallardo

Proveniente de la clase alta de Buenos Aires, la relación de Gallardo con la ciencia comenzó con sus primeros viajes a Europa, desde su juventud. Allí asistió a las primeras conferencias sobre radioactividad, dictadas por su descubridor Henri Becquerel, a los cursos sobre herencia, histología vegetal y embriología y concibió una teoría interpretativa de las leyes que gobiernan la división celular. En sus palabras: "Había ido a una clase de un profesor, Van Tieghem, en el Museo (de Ciencias Naturales de París. (...) Como era una de las primeras lecciones del curso, el profesor explicaba la división celular. Hizo un gran dibujo en la pizarra para explicar el uso cariocinético. Me sorprendió la semejanza que tenía ese dibujo con el espectro magnético, tal como se revela por la orientación de las partículas de limaduras de hierro bajo la acción del imán. (...) Cuando regresé a Buenos Aires (...) resolví publicar mi interpretación, que fue favorablemente recibida en el mundo científico.(...)" (1896). Esta tesis sobre la división celular por una acción bipolar, comparable a la electricidad o el magnetismo, fue presentada en la Sorbona de París en 1912 y se transformó en la explicación científica considerada más probable durante muchos años.

Gallardo se había doctorado en Ciencias Naturales, en 1901, y en 1912, obtuvo el cargo de Director del Museo Nacional de Historia Natural, en reemplazo de Florentino Ameghino. Desde allí Gallardo se convertirá en un entusiasta impulsor de las ciencias naturales en el país. En el Museo, mejoró las secciones de Botánica y Paleontología, inició expediciones de estudio en busca de fósiles humanos y luchó con enorme voluntad por un nuevo edificio, acorde con la importancia de las colecciones del museo. Las gestiones que realizó permitieron que el Museo Nacional de Historia Natural ocupara -tiempo después de su muerte, ocurrida en 1934- un amplio edificio en el Parque Centenario de Buenos Aires.

Fue también un biólogo excepcional y un experto entomólogo. Sus investigaciones sobre las hormigas, publicadas en Las hormigas de la República Argentina, fueron muy significativas.

Como docente, ejerció enseñando Botánica e Historia Natural en el Colegio Nacional y Zoología en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, institución de la que fue Rector en 1932. Además ocupó los cargos de Presidente de la Sociedad Científica Argentina y de la Academia Nacional de Ciencias. Entre las ideas que trajo de Europa puede contarse la introducción del laboratorio de trabajos prácticos en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires.

A pesar de su gran valía como científico, la verdadera vocación de Gallardo fue la política. Estando a cargo del Consejo Nacional de Educación, de 1916 a 1921, duplicó el número de escuelas nacionales en el país. En 1921 fue Embajador en Italia y, un año después, fue Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Marcelo T. de Alvear. En su accionar político, Gallardo fue un declarado anticomunista (siendo Ministro de Educación obligó a los docentes a jurar un voto de fidelidad a la Patria, como forma de enfrentar el avance del comunismo). También se encargó de hacer explícita, en el libro Memorias para mis hijos y mis nietos, su admiración por el dictador italiano Benito Mussolini, a quien conoció cuando este recién llegaba al poder.

 
 
       

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