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A grandes alturas encontramos al Cóndor. Sus enormes
alas lo convierten en la mayor de las aves voladoras y le otorgan una extraordinaria
capacidad de planeo. Por ser un ave carroñera es una pieza importante
en el equilibrio de los ecosistemas de que forma parte, ya que es muy útil
para evitar que otros animales enfermen. Al consumir rápidamente
los cadáveres, elimina fuentes de contagio de enfermedades o focos
de contaminación. Esta ave tiene sus apostaderos en los acantilados
donde se forman grupos de varias decenas. Si mientras planea un ejemplar,
éste desciende bruscamente, alerta a los demás sobre la probable
existencia de comida. De este modo suelen congregarse en gran número
alrededor de las carroñas. Algunas aves características de
la región altoandina son: la Dormilona Cenicienta que se la suele
ver asociada a arroyos y vegas; Chingolos; el Come Sebo Andino, común
de ver en estepas altoandinas; la Agachona
, de aperdizado plumaje que la ayuda a confundirse con el entorno; entre
muchas otras. Los mamíferos a estas grandes alturas sólo
se hallan representados por pequeños roedores, y los reptiles por
diminutas lagartijas.
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