En las Yungas las condiciones climáticas, como lluvia, humedad y temperatura varían
abruptamente con la altitud entre puntos relativamente cercanos. Así
los valles y las zonas bajas gozan un clima cálido y menos lluvioso,
aunque de heladas menos frecuentes. En las laderas, en cambio, la temperatura
es algo menor pero las precipitaciones son menos abundantes. En las zonas
aún más elevadas se pasa a un clima templado húmedo
con fríos inviernos en los cuales son frecuentes las nevadas. Esta
particulares circunstancias determinan la existencia de una serie de fajas
o pisos de vegetación bien diferenciadas entre sí. Sobre
las llanuras ubicadas al pie de las serranías y en los cordones
montañosos bajos, se instala la Selva Basal o Selva de Transición,
llamada así por encontrarse entre la Selva propiamente dicha y los
bosques secos del Chaco. Los árboles dominantes de esta formación
son el Palo Blanco, el Palo Lanza, la Tipa Blanca , el Jacarandá
, el Cebil Colorado, el Horco Cebil, los Lapachos entre otras especies.
Dado que en estas alturas las lluvias no superan los 1000 mm., se define
una estación seca que coincide con el invierno, momento en que la
mayoría de los árboles pierde su follaje. Las Selvas Montanas
ubicadas por encima de la formación anterior, ocupan las laderas
orientales formando una masa boscosa impenetrable , habitualmente cubierta por nubes durante el verano y principios del otoño.
Esas nubes hacen de esta formación la más húmeda de
todas, con lluvias de hasta 3.000 mm anuales. Estas características
determinan un ambiente interior húmedo y sombrío donde una
multitud de lianas, enredaderas y epífitas se enlazan y vegetan sobre los troncos y ramas de los árboles, cubriéndolos
casi por completo. Aquí predominan los árboles de hojas perennes
y su tamaño es mucho mayor que en la Selva Basal, llegando hasta
los 30 metros de altura. Forman este grupo de gigantes vegetales el Laurel
de la Falda, cuyo tronco llega a los 2,50 metros de diámetro, el
Horco Molle o Palo Barroso, el Nogal Criollo, de nueces comestibles, y
numerosas Mirtáceas (la familia de los Arrayanes y Eucaliptus) como
el Mato, Guil, Horco-Mato, Alpa-Mato, etc. que definen, cuando se presentan
en abundancia, una formación particular llamada Selva de Mirtáceas.
A medida que ascendemos por las laderas , dejamos la selva con árboles de follaje perenne, para volvermos
a encontrar con los de hoja caduca que integran el llamado Bosque Montano.
Esta formación debe soportar inviernos fríos y secos y escasas
lluvias (apenas 400 mm.). Aquí se diferencian tres tipos de bosque:
los de Pino del Cerro, los de Aliso y los Queñoa. Estos pueden estar
entremezclados, pero con frecuencia forman comunidades casi puras. El Pino
del Cerro es la única conífera del Noroeste argentino. El
Aliso, que llega hasta México se ubica en pendientes pronunciadas.
La Queñoa es un pequeño árbol de tronco retorcido que puede encontrarse
hasta los 3000 mts. de altura sobre paredones rocosos, alcanzando una altura
de hasta 6 mts. Por encima de los Bosques Montanos encontramos los Prados
Montanos formados en su totalidad por gramíneas y otras herbáceas
que florecen durante las épocas de lluvia otorgándole al
paisaje una belleza inigualable.
|