San Francisco Solano era un misionero
franciscano que anduvo por las tierras santiagueñas allá por
el siglo XVI. Este santo realizó una inmensa labor
evangelizadora. Dicen que los indígenas se sentían
atraídos por las melodías que sabía arrancarle a ravel (violín
antiguo).En una ocasión, San Francisco Solano volvía de
la provincia de Tucumán con una tropa de carretas cargada de
madera para la iglesia que se levantaba en Santiago del
Estero.
La tropa se detuvo en el paso del río dulce, muy
crecido en ese momento . El río bramaba como un torrente y
arrastraba árboles y peñascos. Otras carretas estaban allí
detenidas. Aseguraban los carreteros que en ese paso el río
muy hondo.Se desataron los bueyes. Mientras las bestias y
las personas tomaban un descanso, San Francisco, apartado,
oraba.
Al rato, dio la orden de uncir los bueyes y de
continuar el viaje. Todos se miraron con asombro, pero
obedecieron.San Francisco montó en su mulita y encabezó la
marcha. Al entrar en el río, levantó el cordón con el que
ceñía su hábito religioso y la encrespada masa de aguas
turbias se abrió, dejándolo pasar.
Como el santo dijo , en tono de broma: "Ahí
tiene el Río Hondo" desde entonces se llamó Río Hondo a esa
parte del Dulce y a la población situada en sus márgenes en la
provincia de Santiago del Estero.
Leyenda
Argentina de autor anónimo |