Segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen

Gabinete

Integraron el gabinete de gobierno un rosarino con actuación política en Córdoba; un santiagueño con centro de acción en Rosario; un correntino, un entrerriano, otro de la provincia de Buenos Aires y tres porteños. Aparte de los ministros militares, el resto del gabinete lo formaban abogados, con excepción de uno, el de obras públicas, que era médico. Aunque pudiera dudarse de la pericia de un médico en obras públicas o de un abogado en agricultura, eran hombres de trayectoria limpia y de probada lealtad al jefe del partido.

Horacio B. Oyhanarte, de destacada actuación parlamentaria, se hizo cargo de la cartera de relaciones exteriores; el general Luis J. Dellepiane, de prestigio en el ejército, pero hostilizado por un sector importante, profesor de geodesia en la facultad de ciencias exactas, físicas y naturales, asumió el ministerio de guerra; fue el mismo que restableció el orden en la semana trágica de enero de 1919; el ministerio de obras públicas pasó a José Benjamín Abalos; el de hacienda a Enrique Pérez Colman; el de agricultura a Juan B. Fleitas; el de justicia e instrucción pública a Juan de la Campa; el de marina al almirante Tomás Zurueta, que había desempeñado el cargo un tiempo en la primera presidencia de Yrigoyen.

Aunque estos hombres hubiesen tenido las más fecundas iniciativas, tropezarían con el hábito del presidente de hacer pasar por sus manos todos los asuntos, con el consiguiente retardo en el despacho. Los ministros no tenían la libertad de acción de los que integraron el gabinete de Alvear. Se había difundido el sentimiento que solo Yrigoyen. hallaría la solución deseada y a él recurrían, a veces inútilmente, todos los que tenían algún reclamo que hacer o algún problema que ventilar, y que habrían podido liquidar más rápida y ajustadamente los ministros o los funcionarios de los ministerios. No era posible que un solo hombre cargase con la tarea ímprobable atender diariamente tantos asuntos. Se formaban así colas de aspirantes a llegar hasta el presidente con sus cuitas, y se hizo famosa lo de la "amansadora", la espera paciente de la hora de la entrevista solicitada. Existió además una especie de pantalla dirigida por el secretario Benavídez para llegar al presidente. Lo relata muy bien Rafael de Diego en La noche viene (en el episodio de la llave, con Oyhanarte, que no la tenía, para pasar al despacho).