El ejército unido de Tucumán y Salta.

Una división salteña al mando del general José Ignacio Gorriti, con 200 tucumanos a las órdenes del comandante José Álvarez, con el nombre de ejército unido, penetró el 19 de julio en la provincia de Catamarca e intimó la rendición de sus autoridades. 

El 18 de Julio el ejército unido ocupo la capital de Catamarca y reemplazaron a las autoridades en el poder por personas adictas al régimen unitario. El contingente tucumano regresó después a su provincia y en Catamarca quedó solamente la división de Salta.

Quiroga volvió a su provincia después del desastre de la Tablada decidido a reiniciar la guerra; hizo ejecutar a ciudadanos que se habían regocijado de su derrota; llamó a los hombres útiles a las armas y dispuso el abandono de la capital en el término de tres días llevando consigo los habitantes todo lo que pudiesen; también ordenó hacer el vacío, la tierra arrasada, para imposibilitar el movimiento de las tropas salteñas y tucumanas que ocupaban Catamarca.

Las tropas invasoras encontraron el desierto, sin víveres, sin caballos, sin habitantes. El 17 de julio previno a los jefes de las tropas de ocupación de Catamarca que, si no desalojaban esa provincia, quedaría declarada la guerra a muerte a los invasores, y los jefes de esas tropas serían responsables ante Dios y ante los hombres.

Paz designó al general Javier López comandante en jefe del ejército unido de Tucumán y Salta, con instrucciones para abrir de inmediato las operaciones sobre La Rioja; López se trasladó a Catamarca, a donde llegó el 6 de agosto; pero se encontró con el vacío dejado a su paso por orden de Quiroga y ante la imposibilidad de sostenerse en la provincia invadida si no avanzaba abastecido de todo lo necesario.

Entretanto se produjo en Mendoza un levantamiento contra los federales encabezado por el coronel Juan Cornelio Moyano, el 10 de agosto de 1829; la legislatura designó el 16 de ese mes gobernador de la provincia al a general Rudecindo Alvarado. 

Si ese levantamiento hubiese coincidido con la invasión de La Rioja, la posición de Quiroga se habría vuelto muy crítica, pero Javier López se declaró por la postergación de las operaciones, pues Catamarca no podría prestarle ningún auxilio y La Rioja se hallaba exhausta. En esas circunstancias, fuerzas de San Luis a las órdenes de Félix Aldao, en combinación con otras de La Rioja al mando de Benito Villafañe, invadieron Mendoza y, derrotaron a Alvarado en Pilar el 21-22 de agosto, restableciendo el sistema de gobierno anterior.

Mejorados los elementos para la movilidad del ejército unido, se inició a mediados de septiembre la invasión de La Rioja, pero tuvo que regresar a Catamarca pronto, ante la imposibilidad de permanecer en una región desierta y asolada.

Se supo que Quiroga, con ayuda de Aldao, preparaba un ejército de 2.000 hombres en las provincias de Cuyo para operar nuevamente sobre Córdoba o Catamarca; por eso Javier López creyó oportuno volver al centro de sus recursos para hallarse en mejores condiciones y proteger a las provincias amenazadas.


José Benito Villafañe

José Benito Villafañe fue el segundo jefe del ejército riojano, y fue ascendido a general por orden de Quiroga. Peleó contra el invasor Paz en la batalla de La Tablada como jefe de una división de caballería. De allí pasó a Cuyo, donde habían estallado revoluciones unitarias, que aprovechaban la ausencia de las tropas que habían ido a luchar a Córdoba. En San Juan repuso al gobernador Manuel Quiroga del Carril y allí pasó a Mendoza. Acompañó al general José Félix Aldao en la campaña contra los unitarios de Moyano y Alvarado, luchando en la batalla de Pilar, después de la cual intentó infructuosamente detener la matanza que hizo el fraile general entre los unitarios, en venganza por la muerte de su hermano mientras pactaba una tregua.