Visita de la CIDH

La nueva administración de James Carter se apartó de la política establecida de contención hacia la Unión Soviética y promovió una política exterior que situó los derechos humanos entre sus prioridades, lo cual supuso una ruptura con la actitud de sus predecesores que no prestaban atención al incumplimiento de los derechos humanos en sudamerica es por eso que en 1979 impulso una visita a Argentina de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos

Jimmy Carter, presidente de Estados Unidos desde 1977, impulsó por distintos medios desde que llegó a la Casa Blanca que la CIDH visitara la Argentina, ya que las denuncias de familiares de desaparecidos así como de miembros de organismos de derechos humanos comenzaban a tener mayores repercusiones. Eran tiempos de las primeras rondas de las Madres de Plaza de Mayo y las primeras denuncias de vejaciones y violaciones a los derechos humanos.

El Gobierno de Carter buscaba revertir la imagen internacional de Estados Unidos como impulsor de las sangrientas dictaduras en Latinoamérica y por ese mismo motivo pretendía utilizar la visita de la CIDH para mostrar su interés en la “defensa” de los derechos humanos.

La junta militar, presidida por Videla, buscaba desmentir las denuncias de secuestros y torturas ilegales así como las afirmaciones que aseguraban que en Argentina funcionaban centros clandestinos de detención. “Los argentinos somos derechos y humanos” era el slogan de la campaña que había ideado el gobierno de facto para recibir a la CIDH y que se repetía en las más de 250 mil calcomanías repartidas como estrategia publicitaria. El slogan se hizo eco en los grandes medios de comunicación masivos como los diarios La NaciónClarín y La Prensa así como las revistas Gente y Para Ti de Editorial Atlántida, quienes hablaban de una supuesta “campaña antiargentina” que pretendía manchar la imagen del “Proceso de Reorganización Nacional”.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) llegó a la Argentina el 6 de septiembre de 1979 y concluyó su labor el 20 de septiembre de ese mismo año y elaboró un informe que, pese a su importancia, no tuvo difusión en ese momento en la Argentina. 

El número total de denuncias que recibió la Comisión durante ese lapso, fue de 5.580, de las cuales eran nuevas 4.153 y 1.261 comunicaciones se referían a casos ya registrados y que estaban en trámite.

La comisión durante su permanencia en el país se entrevistó con algunas autoridades nacionales, tales como: el Teniente General Jorge R. Videla; los integrantes de la Junta Militar (Viola, Graffigna y Lambruschini); los Ministros del Interior (Harguindeguy), de Justicia (Rodríguez Varela), de Relaciones Exteriores y de Culto (W.Pastor) y de Educación y Culto (L.L. Amadeo).

También lo hizo con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (A. Gabrielli), miembros de la Cámara Federal de Apelaciones y con el Juez Federal, Dr. M. Anzoátegui.

En Córdoba, se entrevistaron con el gobernador de la provincia (A. Sigwald); con el Comandante. del III Cuerpo de Ejército (Luciano .Benjamín Menéndez) y con el rector de la Universidad Nacional de la provincia., Dr. F. Quintana Ferreira.

En Rosario, lo hizo con el Comandante. del II Cuerpo de Ejército (A. Jáuregui); con el Jefe de la Unidad Regional II de la Policía de la provincia de Santa Fe (H. Berdaguer) y con el Juez Federal, Dr. R. Carrillo Avila.

Asimismo, se entrevistaron con el Jefe de la Policía Federal (J. B. Sasiaiñ) y de la provincia. de Buenos.Aires. (O. P. Riccheri) y con los directores de los establecimientos carcelarios que la Comisión pudo visitar, Villa Devoto, Caseros, Resistencia, Rawson, Unidad 9 de La Plata, Olmos, Cárcel de Córdoba y, entre otros, la Unidad 21 conocido como Instituto de Resocialización.

También, tuvo entrevistas con ex-presidentes de la Nación; con personalidades de la Iglesia Católica, con Entidades Defensoras de los DD.HH., con representantes de las organizaciones políticas, con asociaciones de profesionales y también, con asociaciones gremiales y sindicales. El 20 de Septiembre de 1979, la CIDH entregó al teniente general Jorge Rafael Videla un texto que incluía recomendaciones preliminares.

El edificio de la OEA, ubicado en Av. de Mayo al 700, funcionó como sede donde la CIDH recibió 5.580 denuncias durante las dos semanas que duró su estadía. Las largas colas de más de tres cuadras de familiares que se formaban para presentar declaraciones evidenciaban la situación que los militares querían ocultar. Asimismo, organismos como la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y Madres de Plaza de Mayo entre otros reunieron otras 3.000 denuncias que se sumaron al total.

En el informe redactado por la Comisión sobre Argentina se reconocía “la situación de miles de detenidos desaparecidos” y se afirmaba que “personas pertenecientes o vinculadas a organismos de seguridad del Gobierno han dado muerte a numerosos hombres y mujeres después de su detención”.

Sin embargo estas afirmaciones fueron rechazadas por los militares, quienes objetaron la autoridad del organismo para evaluar y cuestionar las leyes y decretos del Gobierno argentino “en su lucha antiterrorista”. Similares argumentos había tenido la Iglesia Católica, que sostuvo que “no tenía por qué una comisión extranjera venir a tomar exámen”.

La Junta militar intentó por todos los medios que el informe de la CIDH fuera rechazado por la Asamblea de la OEA y finalmente la declaración oficial del organismo no hizo mención alguna al caso de Argentina. Sin embargo, a pesar del silencio cómplice de la Organización las denuncias sobre desapariciones forzadas, tortura y muerte crecieron y comenzaban a ganar más repercusión pública internacional.

Jimmy Carter

La administración del nuevo presidente Jimmy Carter dejó de dar apoyo a la dictadura Argentina que históricamente era respaldado por Estados Unidos y nombro como Secretaria para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios a Patricia Derian que impulsó de modo decisivo la misión de inspección a la Argentina que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA en 1979.


Patricia Derian

Patricia Derian ocupo el puesto de Secretaria para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios en la presidencia de Jimmy Carter en 1976 y tuvo un rol destacado en la denuncia y condena de los delitos de lesa humanidad que cometió la dictadura militar argentina autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) impulsando de modo decisivo la misión de inspección a la Argentina que realizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA en 1979.3​ Los militares argentinos en el gobierno la consideraron como la enemiga número uno y llegaron a planear su asesinato.


Los integrantes de la comisión además se entrevistaron con los integrantes de la Junta Militar Roberto Viola, Omar Graffigna y Armando Lambruschini además del Teniente General Jorge R. Videla, entre otros.

Los integrantes de la comisión además se entrevistaron con los integrantes de la Junta Militar Roberto Viola, Omar Graffigna y Armando Lambruschini además del Teniente General Jorge R. Videla, entre otros.

La comitiva estuvo encabezada por Andrés Aguilar (ex presidente de la Corte Suprema de Justicia de Venezuela), vicepresidente Luis Tinoco Castro (Honduras), el secretario Edmundo Vargas Carreño y otros juristas reconocidos.

En la foto se ven algunos miebros de la  CIDH antes de entrar a una guarnición militar, después de meses de negociaciones entre el gobierno estadounidense de James Carter y la Junta Militar, donde anidaban posiciones encontradas, la CIDH recibió la invitación formal viajar del 6 al 20 de septiembre. 
La comitiva estuvo encabezada por Andrés Aguilar (ex presidente de la Corte Suprema de Justicia de Venezuela), vicepresidente Luis Tinoco Castro (Honduras), el secretario Edmundo Vargas Carreño y otros juristas reconocidos.

Operativo distracción de la dictadura

Para esa época Argentina había ganado   el Mundial Juvenil en Japón con la derrota a la URSS 3-1 en la final, marcó 20 goles, encajó dos, tuvo en Maradona al mejor jugador del torneo y a Ramón Díaz el máximo artillero. Videla, Viola, Massera y compañía se frotaban las manos con otra exhibición de poder y popularidad con el regreso de los campeones juveniles. Por eso, a pesar de los esfuerzos de la AFA, la Junta Militar no permitió que Maradona y Barbas se incorporaran a la selección mayor directamente desde Japón para los amistosos contra Alemania Federal y Yugoslavia.

Por nada del mundo los festejos, que coincidían con la primera visita de la Comisión Internacional de los Derechos Humanos a Argentina, se iban a desarrollar sin que se pudiera ver a Maradona al lado de los militares. El '10' fue el portavoz para que se liberara de los que les faltaba de servicio militar a los seis implicados. "Nosotros les dimos el título. ¿Ustedes nos darían la baja?", cuenta Maradona en su biografía. Y se las dieron.

Al mismo tiempo que la selección tomaba tierra en Buenos Aires, la Junta restregaba ante la CIDH el slogan 'Los argentinos somos derechos y humanos'. Era una frase creada por la empresa Burson Marsteller, contratada para mejorar la imagen de Videla, y de la que la Junta había encargado 250.000 pegatinas para que los miembros de la CIDH encontraran la capital empapelada con ese lema.

Los medios de comunicación lanzaron una campaña para que la gente se echara a la calle con el fin de mostrar a los miembros de la comisión internacional que "los argentinos somos derechos y humanos”. El periodista José María Muñoz hizo honor a su apodo del 'Relator de la dictadura' y se puso a la cabeza de la maniobra para desprestigiar y ridiculizar la visita. Él y otros como él incitaron a la gente a increpar a los miembros de la comisión, a celebrar por todo lo alto el título frente a la Casa Rosada y generar tal clima que muchas de las personas que acudían a denunciar la desaparición de familiares fueron insultadas y vejadas. El mismo Videla dio eco y festejó las bravuconadas de Muñoz.

En medio de ese éxtasis nacional, Roberto Viola, Comandante en Jefe del Ejército, citó a los seis miembros del equipo que estaba cumpliendo el servicio militar en su sede, en la Avenida del Libertador. Ajenos a todo lo que pasaba en el país y con ropa militar prestada, los seis posaron para una foto que fue gloria de la dictadura. Sabían que de allí iban a salir con la licencia… o casi. A Juan Barbas, el Teniente Coronel de su cuartel le 'chantajeó': "Si traes de visita a Maradona te licenciamos". Su amigo no le falló.

Mientras, otro de los miembros de aquel equipo campeón mundial sub 20, iba a darse de bruces con la realidad. Jorge Piaggio, que jugó en Japón sólo 49 minutos en el partido de cuartos contra Argelia (5-0), había llegado a la Capital en 1977 desde Conesa, un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires pero ya casi en Santa Fe. Allí se enteró de que un primo suyo había desaparecido mientras cumplía el servicio militar en Santo Tomé. Antes de viajar a Japón al Mundial apenas sabía qué había pasado y en su pueblo circulaba la versión popular del "algo habrá hecho" o que se había escapado del cuarte por una mujer.

Al volver del Japón se le organizó un gran homenaje en su pueblo y fue cuando se enteró de que su tía era una de las madres que cada jueves con un pañuelo blanco en la cabeza daban vueltas alrededor de la pirámide de la Plaza de Mayo pidiendo la aparición de sus hijos. De hecho, su tía se encontraba en Buenos Aires tratando de saber algo de su vástago cuando él aterrizó desde Tokio. Entonces empezó a entender muchas cosas.

El regreso desde la capital japonesa fue precipitado. Una llamada telefónica cortó la fiesta del equipo. Desde la Casa Rosada se ordenaba el regreso inmediato de toda la expedición. En Rio de Janeiro, donde hacía escala la selección juvenil argentina, esperaba un avión oficial que aterrizó en el Aeroparque de Buenos Aires a las seis de la tarde. Los jugadores no pudieron recoger las maletas. Todo estaba preparar para que la llegada del equipo coincidiera con la salida del trabajo de la gente y que la Junta tuviera otra vez gloria con el fútbol.

En dos helicópteros del Ejército los jugadores fueron trasladados a la cancha de Atlanta (muy cerca del cementerio de la Chacarita). Desde allí, tras un saludo rápido a sus familiares, viaje en bus a la Casa Rosada para la recepción con Videla. La Plaza de Mayo y sus alrededores estaba colapsada. Tuvieron que pasar años para que los campeones del mundo entendieran que aquello no era una manifestación espontánea y sí una maniobra orquestada en días en los que la tensión entre los militares era máxima, que habían sido utilizados por la Junta.

Tapa del diario Clarín del 8 de septiembre de 1979 mostrando a Maradona con la copa del triunfo argentino del  mundial juvenil

Tapa del diario Clarín del 8 de septiembre de 1979 mostrando a Maradona con la copa del triunfo argentino del  mundial juvenil sub 20 jugado en Japón, en la misma tapa aparece la reunión de la CIDH con el gobierno. El gobierno junto con los medios de comunicación aprovecharon el triunfo argentino para cubrir la labor de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.l 

Fila para efectuar denuncias ante la CIDH

Una gran fila de familiares de desaparecidos esperaron  en la Avenida de Mayo para denunciar ante la comisión los desastres humanitarios realizados por la dictadura. Las denuncias se realizaron en el edificio de la OEA an el país que esta situado en Av. de Mayo al 700.

día de la reunión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el gobierno las Madres de Plaza de mayo se hicieron presentes en la foto

El día de la reunión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el gobierno las Madres de Plaza de mayo se hicieron presentes en la foto se ve una madre de plaza de mayo con un petitorio frente a un soldado que custodia la casa rosada lugar donde se realizaba la reunión.