Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros

La Junta Suprema de Sevilla nombró a Baltasar Hidalgo de Cisneros virrey del Río de la Plata en 1809, en reemplazo de Santiago de Liniers. Su misión principal era recomponer la autoridad virreinal, erosionada por las desavenencias entre su antecesor, Santiago de Liniers (sospechoso de deslealtad a España por su origen francés) y el gobernador de Montevideo, Francisco Javier de Elío, quien había creado una Junta de Gobierno local.

Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros

Marino español, virrey del Río de la Plata entre los años 1809 y 1810. Nació en Cartagena el 5 de enero de 1758, y murió en la misma ciudad el 9 de junio de 1829. Provenía de familia de hidalgos y nobles, y desde muy joven se consagró a la Armada.

Sobresalió siempre en todas las comisiones que se le confiaron. Por méritos de guerra, obtuvo el ascenso a capitán de navío en 1791. Tomó parte en diversas operaciones durante la guerra contra la República Francesa. En 1802 fue destinado al Estado Mayor de la Armada, y al año siguiente desempeñó la comandancia general del arsenal de Cartagena.

En la batalla de Trafalgar, en la que los españoles fueron vencidos por el almirante inglés Nelson, Cisneros tenía el mando de una división y del navío de la Santísima Trinidad, el cual se hundió destrozado por la metralla enemiga. En esta acción de guerra, Cisneros fue herido gravemente, pero, a pesar de ser atendido con solicitud por los ingleses, no pudo evitarse que quedara sordo. 

Designado virrey el 11 de febrero de 1809 por la Junta Central, que desde Aranjuez se había trasladado a Sevilla, llegó a Montevideo el 29 de junio del mismo año, y tomó posesión del mando en la Colonia. Conforme a las instrucciones de que era portador, disolvió antes la junta rebelde encabezada por Elío. Hasta la Colonia llegó Liniers a reconocerlo.

Baltasar Hidalgo de Cisneros

Retrato del teniente general Baltasar Hidalgo de Cisneros (1758-1829), que llegó a ser virrey del Río de la Plata. Es un retrato de medio cuerpo, y el personaje viste uniforme de teniente general, que en aquella época era similar entre los miembros del ejército y los de la armada, y luce la banda de la Orden de Isabel la Católica, la cruz de caballero de la Orden de Carlos III y la placa de comendador de dicha orden, la placa de la gran cruz de la Orden de San Hermenegildo, y las placas de las órdenes de Isabel la Católica y de la Orden de la Flor de Lis de Francia. El retrato fue depositado en el Museo Naval de Madrid por su hijo, José Hidalgo de Cisneros, que era brigadier de la Guardia Civil, en 1852, y fue restaurado en 1993

El último virrey

El 30 de julio de 1809 hizo su entrada en Buenos Aires Baltasar Hidalgo de Cisneros, considerado el último virrey. La Junta Central le había encomendado examinar las quejas

contra Liniers, y conminar a este a regresar de inmediato a la Península, para responder a los cargos en su contra. Cisneros llegó cuando en Buenos Aires la Revolución estaba en su apogeo, y apreció en el territorio la verdadera situación. Informó a la metrópoli, para desvanecer las injustas acusaciones del Cabildo de Buenos Aires y del gobernador de Montevideo contra su antecesor. Otras de las instrucciones se referían a los franceses y a la conservación de estos dominios. Cisneros dispuso la expulsión de todos los extranjeros sospechosos por causa de la guerra, y trató de arbitrar los recursos necesarios con el fin de reorganizar y reforzar las tropas. Para obtener este último resultado, apoyó ante el Consulado y el Cabildo la solicitud de dos comerciantes ingleses que gestionaban la introducción de mercaderías. 

En este expediente se presentó el famoso escrito de Mariano Moreno, inspirado por Belgrano, conocido como Representación de los hacendados y labradores. Después de haberse estudiado todos los aspectos de la cuestión, el 6 de noviembre Cisneros decretó la libre introducción en Buenos Aires de los efectos y frutos llevados por buques amigos o neutrales. 

Cisneros intervino en la represión de los levantamientos de Chuquisaca y de La Paz. Durante su mandato fue dictado un decreto de singular importancia: el que imponía la obligatoriedad de la instrucción primaria. 

Por esa época, Manuel Belgrano publicaba un periódico llamado Correo de Comercio, que servía también de pretexto para las reuniones de sus redactores y amigos, en las cuales se discutían los medios para lograr la independencia.

Cisneros ante la disolución de la Junta de Cádiz

A mediados de mayo de 1810 dos fragatas inglesas, procedentes de Gibraltar, arribaron a Montevideo con gacetas de su nación y con diarios y proclamas de Cádiz, que revelaban que la Junta se había disuelto ante el avance francés. Estas noticias circularon rápidas por Buenos Aires, y Cisneros pidió cordura y confianza a la población. El 18 de mayo dio a conocer una proclama, reconociendo que los franceses habían ocupado todo el territorio de la península Ibérica, llegando a las inmediaciones de la isla de León, donde se había refugiado la Junta Central, reemplazada en seguida por un Consejo de Regencia. Dadas por concluidas las funciones del virrey el 25 de mayo de 1810, Cisneros trató prontamente de recuperar el gobierno por medio de una contrarrevolución. Pero sus planes fueron descubiertos y la Junta de Buenos Aires dispuso que fuese inmediatamente expulsado del territorio.

El 4 de septiembre, Cisneros desembarcó en la isla de Gran Canaria, adonde había llegado en una balandra mercante que iba a España. En 1811 llegó a la Península, y en 1813 fue nombrado comandante general del departamento de Cádiz, ministro de Marina, capitán general de Cartagena y consejero de Estado. Poseía numerosos títulos y órdenes militares, entre ellas la de San Hermenegildo; estaba condecorado con el Escudo de Fidelidad y la Flor de Lis de Francia. Murió el 9 de junio de 1829, en su ciudad natal.