|
La riqueza florística de la Selva Misionera
sorprende hasta al lego en la materia. Se conocen unas 2000 especies de
plantas vasculares, entre las que se hallan unas 90 de árboles de
gran porte, y alrededor de 150 especies arbóreas menores y arbustivas. Por definición, una selva está compuesta por numerosos estratos
de vegetación, cada uno caracterizado por un grupo particular de
especies, tanto animales como vegetales. El llamado dosel o techo de la
selva está situado entre los 10 y 20 metros de altura, y lo conforman
especies arbóreas de gran porte como el Guatambú Blanco,
el Laurel Negro y la Cancharana. Los acompañan dos Palmeras: la
Pindó y el Palmito ,
junto al Aguay, el Laurel Amarillo y el Peteribí. Superando esta
densa capa se encuentra el estrato de los emergentes (los gigantes de la
selva) formado por el Palo Rosa , el Incienso, el Ibirá-pitá, el Rabo Molle, el Alecrín
y el Timbó. El estrato intermedio está constituido por todos
los renovales de las especie mencionadas, por árboles de menor porte,
y por los llamativos Helechos Arborescentes, vestigios vivientes de épocas
prehistóricas. Por debajo de este estrato hallaremos el arbustivo,
dominado entre otras numerosas especies, por las bambúseas (parientes
de la caña Bambú) como la gigantesca Caña Tacuaruzú,
las menores como la Yatevó y Tacuapí y la trepadora Tacuarembó.
Estas especies forman frecuentemente cañaverales impenetrables.
El estrato herbáceo, está compuesto principalmente por gramíneas
(pastos) y se encuentra tapizado por materia orgánica en descomposición,
sobre la cual proliferan infinidad de líquenes, musgos y hongos
(esta microcomunidad forma el llamado estrato muscinal). Una enorme variedad
de plantas que se aferran a troncos y ramas constituyen el estrato de las
epífitas .
Finalmente, y conectando esta multitud vegetal se encuentran las lianas
y enredaderas que vegetan sobre las ramas de los árboles más altos y descienden
con sus raíces hasta el suelo selvático.
|