El aislamiento

Los jesuitas fueron duramente atacados desde distintos sectores por su empeño en mantener alejadas a sus reducciones de todo contacto con el exterior.

El aislamiento Jesuita

El padre Peramás defendió a los jesuitas, señalando que todos los españoles tenían libre acceso a cualquiera de las seis reducciones al norte del río Paraná, así como a la Candelaria, al sur del río. 

En el resto de las comunidades al sur del Paraná, y en las siete situadas más allá del río Uruguay, los forasteros solamente podían llegar con permisos especiales. 

Los sacerdotes aducían que las aldeas se bastaban a sí mismas y no necesitaban mercancías del exterior, pero quizás su principal motivo era que si dejaban entrar a los españoles hubieran tenido que tolerar a sus esclavos, así como a los negros fugitivos y a los «mulatos vagabundos», cuya presencia podía ser moralmente perniciosa. 

El hecho de que se permitiera el acceso a las siete aldeas especiales se debía a que el rey había autorizado a los paraguayos a comerciar en esas regiones, ya que de otro modo habrían tenido que transportar sus productos a enormes distancias. Los visitantes, salvo los españoles de categoría, eran alojados en viviendas distantes de las de los indios, y apenas terminaban sus negocios, se les urgía a abandonar la región.