Destitución y destierro de Campana

Desde mayo de 1810 se había practicado la táctica de la formulación de peticiones populares por escrito y con las firmas de los vecinos. No existía aún el sufragio universal y ése era el sistema más adecuado para hacer oír opiniones, quejas y reclamaciones. 


Alejamiento de Campana

Se quiso poner término a ese procedimiento y en Mendoza fueron arrestados los firmantes de una de esas peticiones; en Buenos Aires se hizo otro tanto. 

La Junta increpó al Cabildo porque permitía esas solicitudes. Las persecuciones del tribunal de vigilancia eran alarmantes; Chiclana había quedado recluido en el cuartel de Martín Rodríguez; Bernardino Rivadavia fue desterrado a la Guardia de Salto por ser concuñado de Michelena, el jefe realista. 

Un día se presentaron numerosas personas a una reunión de regidores y dijeron que se les perseguía injustamente y que no se moverían de allí, por no considerarse seguras en otra parte. El Cabildo pidió entonces garantías a la Junta de gobierno y ésta tuvo que acordarlas.

Después de haber sido el agitador de las quintas y de los suburbios, el doctor Campana se convirtió en defensor de un gobierno fuerte y de la obediencia ciega al mismo. 

La lucha del secretario de la Junta contra el Cabildo hizo que fuese señalado como enemigo y muchos vecinos se apersonaron a la sala capitular alegando que no podrían hacer ninguna presentación con libertad mientras no se suspendiera a Joaquín Campana y se le tomase preso, así como también a sus adeptos Tomás Grigera, Domingo Martínez y Andrés Hidalgo.

El Cabildo se hizo intérprete de esas quejas y comunicó a la Junta que era imposible asegurar la tranquilidad pública mientras no cesase en su cargo el secretario; el 16 de setiembre el doctor Campana fue separado de su función con orden de salir en el plazo de cuatro horas para el pueblo de Areco.


Joaquin Campana

Durante su gobierno se aplacaron las políticas extremistas del grupo de Moreno y se mantuvo una posición moderada y socialmente conservadora; se disminuyeron las relaciones con Gran Bretaña. Su influencia duró hasta septiembre, en que comenzó a gravitar la Logia Lautaro, apoyada por el Reino Unido de Gran Bretaña que logró la disolución de la Junta Grande y la formación del Primer Triunvirato. Desde entonces, los porteños comenzaron a derribar y cambiar los gobiernos sin consultar a las provincias; así comenzaba a formarse el partido unitario. Campana fue confinado a San Antonio de Areco, donde vivió algunos años. La Asamblea del Año XIII decretó una amnistía general, de la que sólo fueron excluidos Saavedra y Campana. Recuperó la libertad tras la caída del dictador unitario Carlos María de Alvear, en 1815.