| VIII. El ser gaucho es un delito
       222otra vez en un boliche
 estaba haciendo la 
      tarde;
 cayó un gaucho que hacia alarde
 de guapo y peliador;
 a la 
      llegada metió
 el pingo hasta la ramada,
 y yo sin decirle nada
 me 
      quedé en el mostrador.
 223Era un terne de aquel pago
 que naides lo 
      reprendía,
 que sus enriedos tenía
 con el señor comendante;
 y como 
      era protegido,
 andaba muy entonao,
 y a cualquier desgraciao
 lo 
      llevaba por delante.
 224¡Ah pobre! Si él mismo creiba
 que la vida le 
      sobraba;
 ninguno diría que andaba
 aguaitándolo la muerte.
 Pero 
      ansí pasa en el mundo,
 es ansí la triste vida:
 pa todos está 
      escondida
 la güena o la mala suerte.
 225Se tiró al suelo; al dentrar
 le dio un empellón a un 
      vasco,
 y me alargó un medio frasco
 diciendo: beba cuñao.
 Por su 
      hermana, contesté.
 Que por la mía no hay cuidao.
 226¡Ah, gaucho!, Me respondió;
 ¿de que pago será 
      crioyo?
 ¿Lo andará buscando el hoyo?
 Deberá tener güen 
      cuero;
 pero ande bala este toro
 no bala ningún ternero.
 227Y ya salimos trenzaos
 porque el hombre no era 
      lerdo,
 mas como el tino no pierdo,
 y soy medio ligerón,
 le dejé 
      mostrando el sebo
 de un revés con el facón.
 | 228Y como con la justicia
 no andaba bien por 
      allí,
 cuanto pataliar lo vi,
 y el pulpero pegó el grito,
 ya pa el 
      palenque salí
 como haciéndome chiquito.
 229Monté y me encomendé a Dios,
 rumbiando para otro 
      pago,
 que el gaucho que llaman vago
 no puede tener querencia,
 y 
      ansí de estrago en estrago
 vive llorando la ausencia.
 230éL andaba siempre juyendo,
 siempre pobre y 
      perseguido,
 no tiene cueva ni nido
 como si juera maldito;
 porque 
      el ser gaucho– ¡barajo!,
 El ser gaucho es un delito.
 231Es como el patrio de posta;
 lo larga éste, aquél lo 
      toma,
 nunca se acaba la broma;
 dende chico se parece
 al arbolito 
      que crece
 desamparao en la loma.
 232Le echan la agua del bautismo
 aquél que nació en la 
      selva;
 busca madre que te envuelva,
 le dice el fraire y lo 
      larga.
 Y dentra a cruzar el mundo
 como burro con la carga.
 233Y se cría viviendo al viento
 como oveja sin 
      trasquila;
 mientras su padre en las filas
 anda sirviendo al 
      gobierno,
 aunque tirite en invierno,
 naides lo ampara ni 
      asila.
 234Le llaman gaucho mamao
 si lo pillan divertido,
 y 
      que es mal entretenido
 si en un baile lo sorprienden;
 hace mal si se 
      defiende
 y si no, se ve– fundido.
 | 235No tiene hijos ni mujer,
 ni amigos ni 
      protetores,
 pues todos son sus señores
 sin que ninguno lo 
      ampare:
 tiene la suerte del güey,
 y ¿donde irá el güey que no 
      are?
 236Su casa es el pajonal,
 su guarida es el desierto;
 y 
      si de hambre medio muerto
 le echa el lazo a algún mamón,
 lo 
      persiguen como a plaito,
 porque es un gaucho ladrón.
 237Y si de un golpe por ahi
 lo dan güelta panza 
      arriba,
 no hay un alma compasiva
 que le rece una oración;
 tal vez 
      como cimarrón
 en una cueva lo tiran.
 238Él nada gana en la paz
 y es el primero en la 
      guerra;
 no le perdonan si yerra,
 que no saben perdonar,
 porque el 
      gaucho en esta tierra
 sólo sirve pa votar.
 239Para el son los calabozos,
 para el las duras 
      prisiones,
 en su boca no hay razones
 aunque la razón le 
      sobre;
 que son campanas de palo
 las razones de los pobres.
 240Si uno aguanta, es gaucho bruto;
 si no aguanta es 
      gaucho malo.
 ¡Dele azote, dele palo,
 porque es lo que él 
      necesita!
 De todo el que nació gaucho
 ésta es la suerte 
      maldita.
 241Vamos suerte, vamos juntos
 dende que juntos 
      nacimos;
 y ya que juntos vivimos
 sin podernos dividir–
 yo abriré 
      con mi cuchillo
 el camino pa seguir.
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