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La flora de la sierra está representada por ambientes
típicos del Chaco Seco, marcadamente influenciados hacia el sur
por la vegetación de las vecinas Sierras de Córdoba y hacia
el oeste por el Monte. Tratándose de una región con escasa
disponibilidad de agua, la vegetación se caracteriza por la presencia
de numerosas cactáceas como el Ucle, Tuna o Penca, Quiscaloro, Quimil, Usvincha, etc. Estas especies poseen frutos comestibles que son muy apreciados
por las poblaciones locales, que los cosechan periódicamente. También
constituyen una fuente de alimentación para la fauna local. Al pie
de la sierra, en los sectores llanos, predomina una vegetación mucho
más rala, que deja gran parte del suelo desnudo. allí se
evidencia la influencia de los ambientes más secos representativos
del bioma del Monte. La especie característica y que domina el paisaje
en esas zonas es la Jarilla. Los bosques están formados por Algarrobos,
Quebracho Blanco, Tala, Chañar, Mistol y Piquillín . Alcanzan un mayor porte en los valles más húmedos y a orillas
de los escasos y pequeños arroyos temporarios que surcan la zona.
Llaman poderosamente la atención, en puntuales sectores, los rojizos
paredones rocosos, completamente cubiertos por un denso manto de espinosas
bromelias grisáceas. Cerca del límite con la vecina provincia
de Córdoba densos palmares de Carandilla alternan con pastizales,
formando un paisaje muy llamativo no representado en otro lugar de la geografía
provincial. Este ambiente prospera a pesar de los incendios periódicos
que soporta, muchos de los cuales se originan en las sierras cordobesas.
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