Con el Dique de Figueroa, que
se construyó con el fin de acumular agua para riego, se formó
un gran embalse que inundó una vasta zona poblada de densos bosques
de Algarrobos y Quebrachos. Todavía pueden verse su troncos y ramas
secas sobresalir de la superficie de agua. De la misma manera, con las
obras de endicamiento y canalización, se alteró el drenaje
natural de las aguas, dejando extensos sectores privados de las mismas.
Esto por supuesto, provocó la mortandad de gran parte de la vegetación
ubicada aguas abajo. Numerosas especies silvestres son cazadas por su carne,
que constituye una fuente suplementaria de proteínas para la población
de escasos recursos de la zona. Entre las aves son buscadas la Charata
y los Patos como el Picazo, el Crestón y el Criollo. La gran abundancia
de peces de la zona lleva a frecuentes abusos en su explotación.
La falta de control permite la acción de pescadores desaprensivos
que actúan en épocas de veda, no respetan cupos y utilizan
artes de pesca prohibidas. La caza de la Iguana Colorada provee a los pobladores
de pequeños ingresos. Se capturan con la ayuda de perros que ubican
a los ejemplares antes de que se introduzcan en sus cuevas. Entrenados
para sólo retener a su presa sin perforar el preciado cuero, aguardan
a que su amo ultime a la Iguana de un certero palazo en la cabeza. Una
vez que ha reunido la cantidad de cueros suficientes, los lleva para su
venta al acopiador más cercano. Afortunadamente se ha logrado que
los acopiadores sólo compren cueros de más de 25 centímetros
de ancho. De esta manera se evita comprometer el futuro de la especie,
dejando sin valor los cueros de los ejemplares juveniles; éstos
en el futuro, irán a reemplazar a los ejemplares adultos capturados.
Luego de la explotación irracional de los bosques de la zona, se
ocasionó un cambio a gran escala de la vegetación natural.
La acción combinada del pastoreo y pisoteo del ganado, junto con
la extracción de leña y madera, produjo la desaparición
de unas especies y la invasión de otras. El bosque alto, de grandes
ejemplares de Quebracho colorado, Quebracho Blanco, que fueron los primeros
en ser extraídos, han dejado lugar a un bosque bajo, cerrado y espinoso.
El ganado contribuye a dispersar determinadas especies alimentándose
de sus frutos, como en el caso del Vinal, el Chañar y el Algarrobo.
En contrapartida, ha llevado también a la desaparición de
las especies que son muy palatables, como ciertos pastos y renovales de
árboles. Los ejemplares pequeños de árboles y las
especies de maderas menos valiosas son utilizados como leña o se
destinan a la fabricación de carbón. El progresivo deterioro
de la vegetación facilita la erosión de los suelos. Signos
alarmantes de esto son las raíces de arbustos y árboles que
quedan al descubierto y las cárcavas. El desmenuzamiento del terreno
provocado por el excesivo pisoteo del ganado hace que éste sea arrastrado
por el viento y el agua, generando cárcavas e incrementando la aridez
de la zona.
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