Bernabé Ferreyra
 
Bernabé Ferreyra Bernabé Ferreyra nació el 12 de febrero de 1909 en Rufino, provincia de Santa Fe. Se hizo famoso por la increíble potencia de su remate, que hacía prácticamente imposible que se le atajaran los penales. El diario "Crítica" premiaba con una medalla a aquel arquero que lograse jugar contra Bernabé sin que éste le marcara un gol.

Ferreyra jugó su primer partido oficial en 1919 integrando el equipo de tercera división del club Jorge Newbery, de la ciudad de Junín, como centrodelantero. Ese día no convirtió ningún gol.

Debutó en Primera jugando un amistoso para el Jorge Newbery contra el Buenos Aires al Pacífico, en la Liga del Oeste de Junín y, si bien su equipo ganó por 3 a 0 sin ningún gol de Ferreyra, éste quedó como titular. En 1927, atraídos por su talento, lo vieron dirigentes de Tigre y lo incorporaron, jugando su primer encuentro con la nueva casaca ante Banfield. Su actuación fue brillante: de los 3 goles con que ganó Tigre, convirtió 2. Su primer partido internacional fue ante Uruguay, en cancha de San Lorenzo, en 1929. Pero en esa ocasión pesó la inexperiencia. Jugó nervioso, inhibido y erró goles "hechos" hasta de tres metros. Después, convocado para la gira de Vélez Sarsfield, en 1930, actuó con gran éxito en Chile, Perú, Cuba, México y los Estados Unidos, además de los partidos interprovinciales disputados en casi todos los puntos importantes del país. Ferreyra saltó a la consideración general jugando para Tigre el 27 de setiembre de 1931 en la cancha de Boca, cuando faltando 10 minutos señaló 3 goles y dio vuelta el resultado de 0-2 ante San Lorenzo. En 1932 vino la consagración: River lo compró en la extraordinaria cifra -para aquel entonces- de 32.000 pesos. Su presencia consiguió la adhesión de miles de simpatizantes al club de Núñez. Allí jugó entre 1932 y 1939, coronándose campeón en 1932 (goleador), 1936 y 1937. Sus rivales acostumbraban golpearlo muy duramente, lo que apresuró su retiro en 1939, debido a los continuos desgarros que sufría. En su puesto de centrodelantero se destacó también por su inteligencia a la hora de repartir el juego y por gambetear con rapidez. La crónica de la época hace constar que la mayoría de sus goles era el resultado, más que de la fabulosa fuerza de su remate, de su velocidad mental y su acción resuelta para liquidar una situación con el "shot" inesperado y sin vacilaciones. Fue apodado "El mortero de Rufino", apodo que definía con precisión a Ferreyra, pues se convirtió en el mítico goleador de los años treinta. De hecho, su potencia quedó registrada en la conversión de 206 goles en 197 partidos. Sin embargo resulta una paradoja que el mejor goleador argentino de todos los tiempos (por su promedio de 1,04 gol por encuentro), no haya señalado un solo gol durante su breve paso por la Selección Nacional. Si bien perdió la chance de ir al primer Mundial porque la dupla técnica Olazar-Tramutola prefirió la velocidad de Guillermo Stábile y la juventud de otro gran goleador, Francisco Varallo, se dio el lujo de finalizar su carrera consagrándose campeón sudamericano al lado del debutante Vicente de la Mata. De todos modos Ferreyra consideró su mayor satisfacción deportiva el partido ganado a Racing, cuando "La Academia" y River marchaban invictos, y él marcó el único gol en esa tarde memorable que dejó a River en una situación preponderante para lograr su primer título profesional. Cuando Ferreyra murió, el 22 de mayo de 1972, sus restos fueron velados en el hall central del club River Plate.

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