Presidentes electos

La Asamblea Constituyente, que comenzó sus deliberaciones en septiembre en la ciudad de Santa Fe, volvió a adoptar la Constitución de 1853 (con unas pequeñas enmiendas) tras la retirada de la UCRI y de otros partidos. Cuando en febrero de 1958 se celebraron las elecciones presidenciales, Arturo Frondizi obtuvo la presidencia gracias al apoyo de peronistas y comunistas, así como la mayoría en el Congreso. El 1 de mayo de 1958 se restableció el gobierno representativo.

A pesar de la intranquilidad sindical y de los continuos incrementos en el coste de la vida, a principios de 1959 se alcanzó una cierta estabilidad económica gracias a la ayuda de sustanciales créditos y préstamos extranjeros. En 1960, los préstamos obtenidos de organismos públicos y privados de Estados Unidos totalizaban los 1.000 millones de dólares. La participación de Argentina en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), fundada en 1960, ayudó a promover el intercambio comercial con otros países de la región en 1960 y 1980.

La popularidad de Frondizi cayó en picado durante 1961. Frondizi tuvo el apoyo peronista por un acuerdo con el mismo Perón, pero este último, descontento con el gobierno de Frondizi, le quitó el apoyo y éste perdió popularidad. En las elecciones provinciales y legislativas celebradas en marzo de 1962, los peronistas -a quienes se había vuelto a permitir su participación- se alzaron con el 35% de los votos. Aunque Frondizi vetó a cinco candidatos peronistas ganadores de otras tantas gobernaciones provinciales, a finales de ese mes fue depuesto por los militares que criticaban su indulgencia hacia el peronismo. La gota que colmó el vaso fue la famosa entrevista secreta con el Che Guevara. La política internacional fue decisiva en la caída del gobierno de Frondizi y uno de los aspectos más importantes de su presidencia. Debe recordarse el plan para el desarrollo latinoamericano (denominado la Alianza para el Progreso) lanzado por el presidente Kennedy de Estados Unidos y el problema de Cuba. Cuando Guevara fue a Punta del Este para la presentación del plan, viajó (supuestamente en secreto) a Buenos Aires para entrevistarse con Frondizi; al día siguiente todo el país se enteró de esos hechos, despertando las reticencias en un sector del Ejército y la derecha. Puesto que el vicepresidente había dimitido poco después de la asunción de Frondizi (según la Constitución, el vicepresidente es a la vez presidente del Senado), asumió la presidencia el entonces vicepresidente primero de la cámara alta, José María Guido.

Sin embargo, su mandato estuvo dominado por las Fuerzas Armadas, en cuyo seno se produjeron una serie de enfrentamientos entre los más acérrimos antiperonistas y anticomunistas (los colorados) y la facción constitucionalista (los azules), la cual se impuso y se convocaron nuevas elecciones en 1963, en las que se prohibió la participación de peronistas y comunistas. Resultó elegido presidente Arturo Umberto Illia, un moderado de la UCRP, quien anunció un programa de recuperación nacional y regulación de las inversiones extranjeras, intentando controlar el aumento de los precios, la especulación y la intranquilidad sindical mediante la promulgación de leyes que establecían precios fijos y salarios mínimos.