Otras instituciones culturales

Durante la gobernación de Martin Rodríguez y con iniciativa de Rivadavia se crearon además de la universidad de buenos aires se incentivó la cultura y en ese sentido se crearon museos , sociedades y se fomentaron las artes

Museo nacional.

El 23 de mayo de 1823 fue fundado el Museo Público, destinado a crear un ambiento estético para desarrollar el buen gusto, desde el dibujo a la enseñanza artística superior; el mismo propulsor de esta iniciativa, Rivadavia, la había esbozado ya en junio de 1812, como miembro del Triunvirato Según Burmeister, que fue muchos años después director del instituto, Rivadavia fundó el Museo Público de Buenos Aires para "ofrecer a los hijos de la patria argentina un establecimiento científico de instrucción pública, facilitar el estudio de las pro-ducciones naturales del país y establecer un centro depositario de todos los objetos históricos y artísticos que se relacionaran con los conocimientos o con los hombres célebres nacidos en su suelo".. .

Los planes de Rivadavia para disponer de un museo artístico no pasaron de buenos propósitos; estaba a punto de realizarlos por medio de José Guth cuando la guerra con el Brasil malogró esos propósitos. En 1827 figuraban en el acervo del museo 150 pájaros, un cuervo, una iguana, 180 conchas, algunos peces, 800 insectos; seis años después no pasaban de 800 los objetos del reino animal representados, sin incluir los insectos, y 1.500 piezas del reino mineral.

La colección numismática Dufresne Saint-Léon, de 1.700 piezas, incorporadas al museo por el gobierno en 1823, desapareció en gran parte en 1831. El primer encargado del museo fue Carlos Ferraris, que llegó de Europa con Carta Molino. Durante un cuarto de siglo, el museo languideció y se reanimó con Burmeister, llegando a constituir uno de los grandes centros de ciencias naturales del mundo, al que se le dio el nombre del fundador.


Sociedad de Beneficencia

Otra de las creaciones rivadavianas, inspiradas en el deseo de fomentar la educación de la mujer y su incorporación a la acción pública en ayuda de las clases humildes, fue la Sociedad de Beneficencia; la influencia de Jeremías Bentham, su amigo, y la experiencia francesa de la Société Philanthropique no habían caído en el vacío. 

Por decreto del 2 de enero de 1823, se encomendó a la Sociedad de Beneficencia "la dirección e inspección de las escuelas de niñas, la de la Casa de Expósitos, de la Casa de partos públicos y ocultos, del Hospital de Mujeres, del Colegio de Huérfanos y de todo establecimiento público dirigido al bien de los individuos de su sexo"... La inauguración tuvo lugar el 12 de abril. Las damas de la sociedad porteña dieron su contribución de entusiasmo y de esfuerzo, abrieron escuelas para niñas y removieron el ambiente urbano con su dedicación a esa obra de progreso social.

Su primera secretaria, Isabel Casamayor de Luca, tradujo del francés un librito: Manual para las escuelas elementales de niñas, o resumen de la enseñanza mutua, aplicada a la lectura, escritura, cálculo y costura, publicado en 1823; el mismo año vio la luz el Plan de enseñanza para las escuelas de primeras letras, etc. Pero la mayor parte del material didáctico fue importado del exterior y lo abastecía principalmente el librero Rodolfo Ackermann de Londres. Entre las iniciativas de la Sociedad de Beneficencia y las del Estado, se multiplicaron las escuelas de primeras letras en la  capital y en la campaña. La guerra contra el imperio del Brasil hizo decaer ese impulso y luego las divergencias internas y el advenimiento de Rosas al poder redujeron el esfuerzo a la mínima expresión.

Sociedad literaria de Buenos Aires

A comienzos de 1822 se funda la Sociedad literaria de Buenos Aires, promovida por Julián Segundo de Agüero, con intervención de Ignacio Núñez, Manuel Moreno, Felipe Senillosa, Vicente López, Esteban de Luca, Santiago Wilde y otros. Se nombró miembros correspondientes en las provincias y en el exterior, en Santiago de Chile, Filadelfia, París. De ese ambiente surgió El Argos de Buenos Aires, como continuación del periódico homónimo publicado en 1821 por Wilde y Núñez. Los tres primeros redactores de la publicación fueron Manuel Moreno, Ignacio Núñez y Esteban de Luca, y se inició el 19 de enero de 1822. Simultáneamente, la Sociedad literaria publicó la revista mensual La Abeja argentina, científica y literaria, para vincular a los hombres de pensamiento, una quincena de entregas. Se dedicaba "a objetos políticos, científicos y de industria, y contendrá, además: traducciones selectas; los descubrimientos recientes de los pueblos civilizados; las observaciones meteorológicas del país; las medidas sobre la constitución de los años, de las estaciones y un resumen de las enfermedades de cada mes; un sumario de los adelantamientos de la provincia".

Lo mismo que la Sociedad de Beneficencia, en el mundo femenino, con su objetivo educativo y asistencial, la Sociedad literaria y sus publicaciones fueron exponente de las inquietudes y afanes de la minoría culta, después de la crisis de 1820.

También el teatro fue motivo de preocupación. Respondiendo a una exhortación del gobierno, la Sociedad literaria articuló un proyecto de escuela de acción y declamación, oficializada, que dio veladas líricas con bastante éxito.

La primera colección argentina de poesía patriótica fue dada a la imprenta por Ramón Díaz. Con esa compilación se cumplió lo que el decreto de Rivadavia había encomendado a la Sociedad literaria y no se logró hasta entonces. La obra se tituló La Lira Argentina y fue impresa en París y editada en Buenos Aires en 1824; un volumen de más de quinientos páginas con 118 composiciones sin identificación de sus autores; el volumen conzenía además la música de la Canción patria de Blas Parera. El propósito de la edición, de dos mil ejemplares, no persiguió finalidades literarias, sino históricas. Vigiló la impresión y envío desde París, el médico Francisco de Paula Almeyra. Durante su presidencia, Rivadavia reiteró el decreto de la antología poética que había puesto anteriormente bajo la dirección de la Sociedad literaria; en este caso fue designado el poeta Juan Cruz Varela, el cual con el título de Colección de poesías patrióticas publicó un libro de 353 páginas.. con poemas posteriores a la batalla de Ayacucho. Esta colección no salió a la venta, porque no gustó a su compilador, por cuya causa es sumamente rara. De La Lira Argentina se hicieron luego dos reproducciones, una en 1924, y otra en 1960 en la "Biblioteca de Mayo", del Senado de la Nación, con una introducción de Ricardo Piccirilli.

La Sociedad literaria, cuyos miembros estaban empeñados al mismo tiempo en tareas y problemas políticos inmediatos, acabó por desaparecer en 1824.

Academia de Estudios históricos

También se considera con razón a Rivadavia como un precursor de los estudios históricos en el país; el 28 de agosto de 1821 decretó la organización del Archivo general y nombró para atenderlo a Francisco de Paula Saubidet y a Jerónimo Lasala.

Ya en 1812 había incitado a escribir "la historia filosófica de nuestra feliz revolución para perpetuar la memoria de los héroes, las virtudes de los hijos de América del Sud, y la época gloriosa de nuestra independencia civil". Hallándose en París en 1818, elogió el Ensayo de historia civil del Paraguay, Buenos Aires y Tucumán, por el deán Funes, publicado en Buenos Aires en 1816 y 1817 e inició la traducción al francés. Por su mediación publicó Ignacio Núñez, en Londres, en 1825, las Noticias históricas, políticas y estadísticas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con un apéndice sobre la usurpación de Montevideo por los gobiernos portugués y brasilero. Inicia ese trabajo una memoria: Revista política de las causas de la revolución de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que había escrito Núñez, a pedido de Rivadavia, en 1824, para el ministro inglés Woodbine Parish, y más tarde escribió también un trabajo histórico sobre las regiones del Plata. El librito de Núñez se publicó en inglés y en francés, el primer ensayo documentado de historia argentina.