Los diputados del interior

En el nombramiento de diputados de las provincias, según se había previsto en la reglamentación para la Junta provisional preparado por el fiscal Villota, hubo dos intereses y puntos de vista:  uno, el de la reacción realista impotente en Buenos Aires, que esperaba que las provincias impusiesen la continuidad virreinal; el otro se concretó al envío de delegados del interior para que se incorporasen a la junta provisional. 

Las órdenes de los diputados

Hidalgo de Cisneros, en su circular del 26 de mayo a los cabildos y autoridades pedía el envío inmediato a la capital de diputados autorizados para que la Junta general determinase la conducta por seguir; 

el Cabildo exhortó igualmente el 29 de mayo a nombrar representantes por las ciudades y villas del virreinato.

La circular de la Junta pide el 27 de mayo el nombramiento de diputados para mantener la unidad del virreinato y consultar la tranquilidad y seguridad individual; los diputados que lleguen a Buenos Aires se incorporarán a la Junta conforme y por el orden de su llegada.

"Para que así se hagan de la parte de confianza pública que conviene al mejor servicio del rey y gobierno de los pueblos". . . 

Incitaba al pronto envío de diputados, uno por cada ciudad o villa de las provincias, pues la ambición de los extranjeros podía excitarse ante la situación creada y aprovechar la dilación en la reunión para defraudar a Su Majestad los legítimos derechos que se trata de preservar.

Pero el Cabildo, todavía en poder de los realistas, quería que los diputados se eligiesen entre la parte principal y más sana del vecindario, es decir entre funcionarios y empleados.


Dean Gregorio Funes

En 1809, de viaje por Buenos Aires, se enteró por intermedio de Manuel Belgrano y Juan José Castelli de los planes de los grupos revolucionarios. Adhirió al carlotismo, movimiento orientado a la independencia por medio de la coronación de la hermana del rey cautivo, Fernando VII. Fue el primer cordobés en enterarse del estallido de la Revolución de Mayo  y se adhirió de inmediato al partido revolucionario, cuando la expedición del Ejército del Norte hizo huir al gobernador Concha y sus aliados, Funes logró reunir el Cabildo y hacer que reconociera la autoridad de la Primera Junta. Capturados los contrarrevolucionarios, convenció al general Francisco Ortiz de Ocampo de no fusilarlos. Poco después fue elegido diputado por su provincia Córdoba

Los cabildos habían visto restringidas sus atribuciones originarias en 1783, al entrar en vigor la ordenanza que instituía intendentes de ejércitos y provincias, los cuales avasallaron la autonomía de las ciudades, privadas por los gobernantes de sus funciones rentísticas, de policía, justicia y guerra. 

La revolución de Mayo devolvió a los cabildos su autoridad tradicional y pronto reaccionaron contra el centralismo del régimen de las intendencias. 

En esa igualdad de las ciudades se apoya el federalismo argentino que habrá de ser durante muchos años una bandera de lucha.

Una circular de la Junta, del 27 de junio, a los funcionarios y pueblos del interior, invita al reconocimiento de la misma, anunciando castigos ejemplares para los rebeldes. 

Las contingencias de la revolución impusieron ese cambio de métodos a un mes de distancia. 

Había ocurrido entretanto el conflicto con la Audiencia, se conocía la resistencia de Córdoba y del Alto Perú, que proyectaban la reunión de sus fuerzas con las del Paraguay y Montevideo para sofocar el movimiento iniciado en Buenos Aires. 

También impuso la Junta que donde se suscitasen litigios por pruritos de preeminencia y de asiento, como en Santa Fe, donde se objetó la presencia de jóvenes, el cabildo abierto debía formarse, no con la parte principal y más sana del vecindario, sino con todos los vecinos de la ciudad sin distinción de casados o solteros.

En la primera circular se habla de la incorporación de los diputados a la Junta, pero no se volvió a hablar de ello después y en cambio se insiste en la reunión de un congreso general en el que todos los pueblos deben participar. 

Mariano Moreno sobre todo, en su correspondencia con los cabildos del interior, reitera lo del congreso general. La idea primitiva de incorporar los diputados a la Junta a medida que fuesen llegando a la capital, fue alterada en el sentido de promover por su intermedio las reformas necesarias al progreso de las respectivas provincias hasta que se reuniese el congreso legislativo. Los hechos cotidianos fueron haciendo cambiar las decisiones primeras, fruto de la inexperiencia política. Se consultó a los diputados lle-gados a Buenos Aires, sobre todo al deán Funes, sobre problemas relativos a sus provincias de origen, y sobre temas de carácter más general. Por ejemplo, cuando se dispuso encargar al capitán José de la Peña que estudiase las posibilidades de navegación del río Tercero, el deán Funes fue comisionado para entenderse al respecto con el Consulado; también se le consultó sobre el proyecto de instalar en Córdoba una fábrica de pólvora, a cuyo frente fue puesto José Arroyo.

En razón del texto de las circulares de la Junta, la del 27 de mayo y la del 27 de junio, los mandatos de los diputados y sus poderes son distintos. A Simón García de Cossio, diputado por Corrientes, se le daban instrucciones como éstas:

"No debe reconocer otro soberano que el señor don Fernando VII y sus legítimos sucesores según el orden establecido por las leyes y de estar subordinado al gobierno, que legítimamente le represente" (elegido el 2 de junio).

Al deán Funes, diputado por Córdoba, se le encomendaba que abogase por el retorno de la Compañía de Jesús, según propuesta de Ambrosio Funes. 

El cabildo de Salta instruía a su diputado para el congreso universal de estas provincias, Francisco de Gurruchaga, para que diese "por legítima la autoridad que se instale conservando y respetando a nuestro augusto soberano el señor Fernando VII"

El cabildo de Jujuy, por intermedio de Juan Ignacio Gorriti, acuerda obedecer a la Junta en cuanto sus determinaciones sean "conformes a mantener ilesos los augustos derechos del señor Fernando VII"

La Rioja da instrucciones a su diputado Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, y en su defecto a Mariano Alvaro de Luna, para que asista al "congreso general"

El cabildo de Tucumán nombra diputado a Manuel Felipe Molina para que asista al congreso general que ha de establecer la forma de gobierno que parezca más conveniente con la condición de "conservar estos Estados en favor de nuestro legítimo soberano", etc. Los diputados de San Luis y San Juan, nombrados de conformidad con la circular del 27 de mayo, se reunirán a la Junta hasta que se convoque el congreso general. 

Catamarca nombró a José Antonio Olmos para que actúe como vocal de la Junta gubernativa a fin de establecer la forma de gobierno que se considere más adecuada.

Los mandatos y poderes de los diputados son variables en el texto y las instrucciones; hay vaguedad en la redacción, en parte a causa del cambio de criterio en las indicaciones de la Junta.