Continúan las incursiones realistas.

Mientras circulaban rumores de la preparación en Cádiz de una fuerza expedicionaria para auxiliar a Montevideo, continuaban las incursiones a las poblaciones costeras en busca de abastecimientos.


Siguen los actos de Pirateria

En junio se supo que se preparaba en Montevideo una expedición de 24 barcos y se tomaron medidas para la defensa de la capital, presumiendo que ésta podía ser el objetivo de la misma. Se designó a San Martín comandante en jefe de las fuerzas disponibles; Holmberg y Mo-nasterio fueron dedicados a la preparación de las' defensas; Toribio Luzuriaga fue nombrado jefe del batallón 7 de infantería; Alvear fue ascendido a coronel y puesto al frente del regimiento número 2. San Martín, en respuesta a esa decisión, declinó el mando, pero no se le aceptó la renuncia y durante tres meses estuvo en comisión al frente de los preparativos militares, en cuyo período dio pruebas de su competencia como organizador.

El 3 de junio salió de Montevideo una nueva expedición al mando de Ramos para reunir ganado y llevarlo a Montevideo y al Cerro; el 28 del mismo mes hubo desembarcos en pueblos entre Rosario y puerto del Sauce, en Cufré, en las Víboras; pero la expedición regresó sin carne. 

A comienzos de agosto salió otra expedición de 17 embarcaciones con 400 hombres de desembarco a las órdenes de Chain; el 9 hubo un desembarco en Punta Piedras, a nueve leguas de Magdalena, y en las Conchas entraron un falucho y dos lanchones al mando de Zabala. 

El 22 de agosto el teniente Ángel Pacheco, con 54 granaderos a caballo, atacó y alejó a una partida de 80 marinos que habían desembarcado en Zárate; el 25 hubo un saqueo en las pro-ximidades de Baradero.

Las fuerzas llegadas desde la península a Montevideo sumaron hasta octubre 2.600 hombres.

Operativos defensivos de Buenos Aires

En setiembre hubo alarma en la capital ante los rumores de nuevos contingentes llegados a Montevideo y el temor de una ofensiva; el gobierno dividió la responsabilidad de la organización defensiva; nombró a San Martín comandante general de la caballería y a Alvear comandante general de la infantería. 

El primero debía obrar ofensivamente en la campaña y proteger las costas y el segundo atender a la protección directa de la ciudad. El temido ataque no se produjo. Pero continuaron los actos de piratería. El 8 de septiembre hubo tres desembarcos en Punta Piedras, el 19 se proveyeron los realistas de carne en la estancia de Obligado y el 24 el comandante militar de Chascomús informó sobre la llegada de gente armada a la estancia de Francisco Piñero.

El 13 de noviembre zarpó de Montevideo una escuadra de 19 buques, a las órdenes del coronel Loaces, destinada a obtener víveres en las zonas costeras y a instalar un hospital en Martín García para albergar a la numerosa tropa enferma; también debía recoger caballada para una eventual salida general cuando llegasen los refuerzos esperados de España. El 14 de noviembre llegaron al Ibicuy y a la estancia de San Julián 22 embarcaciones y desembarcaron 500 hombres, que pudieron reunir 150 caballos; el día 22 del mismo mes, Hilarión de la Quintana, con milicianos de Gualeguay y Gualeguaychú y un piquete de granaderos a caballo hizo frente a 600 realistas en las proximidades de Landa y les obligó a volver a sus buques, tomándoles algunos prisioneros.


El desastre de Vilcapugio y Ayohuma

Mientras Buenos Aires se hallaba en la dura tarea de contener esas incursiones y de mantener el sitio de Montevideo, preparándose, además, para un ataque eventual desde la otra orilla del Plata, Belgrano experimentaba en el norte las graves derrotas de Vilcapugio (19 de octubre) y Ayohuma (14 de noviembre) .

Para acelerar el desenlace en la Banda Oriental, el gobierno decidió enviar una expedición auxiliar a las órdenes del coronel Alvear, pero al conocerse el desastre de Ayohuma hubo que alterar el plan.



San Martín al Ejercito del Norte

El cambio de planes fue el de  enviar a San Martín como mayor general del ejército auxiliar al Perú, para suplantar a Belgrano. 

La salida de San Martín de Buenos Aires, entre el 18 y el 20 de diciembre de 1813, dejó el campo libre a las ambiciones de Alvear, el cual fue designado el 27 de diciembre, con 24 años de edad, general en jefe de las fuerzas de la capital y comandante de armas, el cargo que se había venido rehusando a San Martín, que tenía en su haber un cuarto de siglo de experiencia militar.