Los primeros en instalarse en ésta zona fueron los jesuítas en el año 1614 y ya en 1750 ellos habían construido la capilla y caserones. En 1827, durante el gobierno de Rivadavia se creó el pueblo Chorroarín y fueron cedidos terrenos para su explotación a inmigrantes alemanes recién llegados. Este proyecto no prosperó y los alemanes se retiraron. En 1832 Rosas trajo indios, que se afincaron y mejoraron el lugar. Fueron varios los dueños de los terrenos de la zona, que se fueron sucediendo, hasta que en 1862, un vasco don Santiago de Ortuzar, habría recibido esos terrenos como recompensa por sus servicios militares durante el gobierno de Rosas. Algunos historiadores han demostrado que Ortuzar llegó al país mucho después de la caída de Rosas y que por lo tanto los terrenos fueron comprados por Ortuzar.
Trazó las calles y las arboló con eucaliptus. Construyó además su casa en la manzana comprendida por las actuales Giribone, Heredia, 14 de Julio y Alvarez Thomas. Instaló también allí grandes palomares razón por la cual el lugar fue identificado como "El Palomar de Ortúzar". Luego de habilitado el Cementerio del Oeste su propietario loteó las primeras fracciones de terrenos que fueron poblándose así de gente humilde, mucha de la cual trabajaba en el vecino cementerio.
En 1887 Villa Ortúzar pasó a formar parte de la Capital. En 1888 se creó la escuela "General Acha" en terrenos donados por don Santiago Ortúzar, verdadero benefactor del barrio, y cuyo nombre quedó desde entonces perpetuado en la nomenclatura de la ciudad."
En las primeras décadas del siglo, se incrementó notablemente la población del barrio, ya que se produjeron numerosos loteos y fraccionamientos donde se instalaron nuevos vecinos. Tuvo buenos medios de transporte, en 1875 los tranvías a caballo y en 1896 a vapor.