|
Nació en Buenos Aires el 25
de Diciembre de 1849 y se educó en Buenos Aires. Fue su guía en los
estudios el destacado historiador Vicente F. López, quien ejerció una
influencia decisiva en la posterior orientación del joven médico. Su
primera obra lo consagró: se trataba de
Neurosis de los hombres célebres en la historia argentina, un
estudio en que analizaba desde las patologías psíquicas a distintos
gobernantes, políticos y caudillos argentinos, como el fraile Aldao,
Guillermo Brown, Monteagudo o Juan Manuel de Rosas.
Cuenta José Ingenieros que "el 7 de Noviembre de
1878 publicó Sarmiento, en "El Nacional", un artículo sobre el primer
volumen de la obra "Neurosis de los hombres célebres en la historia
argentina". El autor era un estudiante de medicina, nacido en Buenos
Aires el 25 de Diciembre de 1849; se doctoró un año después de publicarlo,
versando su tesis sobre "Traumatismo cerebral" (1879). Celebraron aquel
libro, con igual entusiasmo, los "intelectuales" que formaban el núcleo
futuro del pellegrinismo y los jóvenes cultores de la ciencia que, con
Sarmiento a la cabeza, admiraban a Darwin y Spencer, pugnando por introducir
en el país la afición por las ciencias de la naturaleza."
|
Esta obra resultó consagratoria para José María Ramos
Mejía, ya que constituía un estudio de alta originalidad, que fue alabado
por las personalidades más destacadas del pensamiento argentino de la
segunda mitad del siglo XIX.
A la sazón, Ramos Mejía se convertiría en el
iniciador de los estudios psiquiátricos en el país y en un pensador de
altísimo nivel, maestro de numerosos discípulos, como el nombrado José
Ingenieros, Lucio V. López o Luis Agote, y quien estableciera un
estudio de la historia y la sociedad argentina que aunaba conocimientos
médicos y psicológicos con otros de carácter históricos y
sociológicos.
Para entonces, aunque desconocido en los
ámbitos eruditos del país, Ramos Mejía tenía en su haber una destacada
trayectoria universitaria. Desde 1871, por ejemplo, había sido el
principal promotor de la reforma de los estatutos académicos, lograda
entre 1873 y 1880. Luego, fundó el periódico juvenil 13 de diciembre, en el que colaborarían
estudiosos de la talla de Vicente
López y Juan
María Gutiérrez, y el Círculo Médico Argentino, que
presidiría.
En el campo científico, Ramos se especializó en
el estudio de la patología nerviosa y mental; y en pocos años descolló en
el ambiente médico. En 1887, se hizo cargo de la Cátedra de Patología
Nerviosa, creada expresamente para incorporar su valioso ingenio a la
enseñanza.
De esta labor nacieron numerosas obras escritas,
aunque la mayor parte de sus estudios médico-legales ha quedado dispersa
en revistas técnicas, o inédita. Un buen lote, de gran mérito, está
reunido en el volumen Estudios clínicos sobre las enfermedades nerviosas
y mentales. Estas obras y sus "estudios médico-forenses", que versan
sobre la degeneración, las neurosis y las enfermedades mentales, lo
colocaron en la situación de iniciador de la psiquiatría argentina,
"ya que ningún otro de sus predecesores o contemporáneos hubo enriquecido
con estudios de tanto mérito la bibliografía nacional", como afirmara
Ingenieros.
Sus obras más destacadas son Las Multitudes Argentinas (1899),
La Locura en la Historia. Contribución al estudio
psicopatológico del fanatismo religioso y sus persecuciones
(1895), Los
simuladores del talento en las luchas por la personalidad y la
vida (1904), Rosas y su tiempo
(1907). Entre sus obras póstumas se cuentan La física del genio,
Historia contemporánea de la República Argentina (de 1852
a 1906), La familia delirante
(estudio de patología mental), Ensayo sobre las
revoluciones sudamericanas (fragmentos), etc.
A partir de 1880, consagrado como uno de los
grandes hombres del pensamiento nacional, Ramos Mejía ocupó diversos
cargos en la administración pública. Fue, por ejemplo, Vicepresidente de
la Comisión Municipal de Buenos Aires (1882), promovió la creación de la
Asistencia Pública y fue su primer director (1883); entre 1893 y 1899, fue
presidente del Departamento Nacional de Higiene cargo desde el cual
promovió el sanitarismo en Buenos Aires, con medidas contra la fiebre
amarilla (entonces endémica en el Brasil), la creación de un hospital
flotante y del Lazareto de Martín García, de la Inspección Sanitaria del
Puerto, de los servicios de limpieza de las aguas y del Instituto de
Bacteriología. Además, hizo una seria campaña contra la viruela y tomó
medidas eficaces contra la lepra, y reglamentó el ejercicio de la medicina
y el de la farmacia, al ordenar la redacción del Codex
Medicamentario.
En 1908 Ramos Mejía fue llamado a ocupar la
presidencia del Consejo Nacional de Educación. Dos ideas fundamentales
constituyeron su programa: multiplicar las escuelas y acentuar el carácter
nacional de la enseñanza.
Ramos Mejía fue un autodidacta. Aprendió en las
mismas fuentes europeas que llegaron a conocer Alberdi
y Sarmiento,
y en las que se inspiró toda la "generación del ochenta". El único hombre
que podría llamarse su maestro -por la influencia personal más bien que
por la dirección de sus estudios- fue Vicente
Fidel López. Tenía por Moreno, Rivadavia
y Echeverría, verdadero culto. Admiraba particularmente a Sarmiento
y, entre los hombres de ciencia de su tiempo, nombraba con especial
respeto a Ameghino, Arata, Francisco
P. Moreno, Holmberg.
Falleció en Buenos Aires el 19
de Junio de 1914. |