Eduardo Lónardi (1896-1956)
  

 Presidente de la República Argentina en 1955; oficial militar de carrera, teniente general. Nació en Buenos Aires; se educó en el Colegio Militar y en la Escuela Superior de Guerra; ejerció la docencia en ambos establecimientos; artillero especialista en proyectiles antiaéreos; encabezó la delegación argentina de defensa a Wáshington, D.C.; comandó la primera unidad de ejército con asiento en Rosario. 

En 1951 abandonó sus funciones militares debido a su participación en la conjura contra Perón, pero prosiguió manteniendo estrechos contactos con ex colegas militares; a mediados de 1955, exasperado por la creciente violencia del gobierno peronista, especialmente contra la Iglesia católica (inicialmente partidaria de Perón), Lonardi se apoderó de la base de artillería de Córdoba y asumió el liderazgo de la nueva revuelta contra Perón; se le unió el grupo católico civil bajo la conducción de Mario Amadeo y las unidades militares y navales bajo el mando del general Pedro Aramburu y del contralmirante Isaac Rojas respectivamente; Rojas temía que Perón intentase formar una milicia con los sindicatos obreros.

Derrocado Perón el 19 de septiembre de 1955, Lonardi, a cuya conducción y denuedo se atribuía gran parte del éxito logrado en el derrocamiento, en seguida prestó juramento como presidente provisional en Córdoba, asumiendo Rojas como vicepresidente; cinco días después, el 24 de septiembre, Lonardi se trasladó a Buenos Aires, donde recibió una delirante bienvenida popular, con la bandera del pontificado y la enseña de la república, desplegadas de lado a lado. 
Lonardi anunció inmediatamente una política de conciliación, signada por la divisa ni vencedores ni vencidos, pero las tentativas de implementarla provocaron inmediatas y sostenidas protestas por parte de quienes querían medidas más severas contra los peronistas, al igual que por parte de los que pretendían la instauración de un gobierno totalitario (preferentemente orientado por la Iglesia); en noviembre Lonardi fue obligado por sus colegas militares a dejar el poder en virtud de su lenidad; Aramburu fue nombrado presidente, mientras Rojas continuaba a cargo de la vicepresidencia.
El general Lonardi, que ya se hallaba enfermo, falleció el año siguiente en Buenos Aires, poco tiempo después de haber sido sometido en Washington a una intervención quirúrgica infructuosa. 
Durante las ocho semanas en el desempeño de su alta investidura, el presidente Lonardi adoptó notables medidas tratando de solucionar un cúmulo de complejos problemas que perduraron durante varias administraciones ulteriores causando graves perturbaciones a la Argentina: 1) Formulación de una política de conciliación nacional restaurada tres años más tarde por Frondizi; 2) Moderación en las asperezas de la dictadura militar, estableciendo una junta consultiva civil de carácter nacional (continuada por Aramburu); 3) Comienzo de una reforma económica, cancelando los contratos de Perón con la Standard Oil y el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio; Raúl Prebisch, economista de las Naciones Unidas fue incorporado a la administración; este último ya había presentado un estudio preliminar sobre la situación económica heredada de Perón y preparaba un plan para la recuperación, basado en la austeridad, la libre empresa y el incentivo de inversiones extranjeras; 4) Disolución del Congreso y purga de peronistas de la Suprema Corte y de las embajadas, así como también de los gobiernos federal y provinciales.

 

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