Cornelio Saavedra (1759-1829). 
 
 

Cornelio Saavedra

 

Nació en Potosí y murió en Buenos Aires.
Considerado por la Academia Nacional
Hacendado y comerciante. Presidente de la Primera Junta Patria, comandante de los Patricios. Hijo de un destacado porteño y de una mujer potosina. La familia se trasladó a Buenos Aires, donde el niño concurrió al Colegio de San Carlos. Luego entró al mundo de los negocios.
En 1801, fue alcalde de segundo voto del Cabildo y, en 1805, fue designado administrador del depósito de trigo. Comenzó su carrera militar cuando los británicos invadieron Buenos Aires en 1806. Organizó el cuerpo de Patricios, del que fue su primer comandante. En enero de 1807, los condujo a Montevideo para ayudar a prevenir la captura inglesa de esta ciudad, pero llegó demasiado tarde. Los dirigió en combate durante la segunda invasión inglesa en 1807 y, con éxito, defendió al virrey Santiago de Liniers contra la revolución del 1 de enero de 1809, organizada por Magín de Álzaga. Fue un líder importante durante los sucesos que llevaron a convocar el cabildo abierto del 22 de mayo de 1810.

Su punto de vista, expresado públicamente y al virrey, fue compartido por la mayoría: la autoridad del virrey debía caducar pues ya había llegado el momento de que Buenos Aires asumiera la responsabilidad de su propio destino y de su gobierno. Fue presidente de la Primera Junta. Ciertas desavenencias surgieron entre los jóvenes y más radicales seguidores del secretario de la Junta, Mariano Moreno, que deseaba organizar de inmediato una revolución institucional dirigida y controlada por Buenos Aires, y los partidarios más conservadores de Saavedra, que preferían un cambio más gradual, con poderes compartidos por los representantes de todas las provincias. 
En la revolución del 5 al 6 de abril de 1811, triunfaron los conservadores; sin embargo, la unta Grande había perdido poder y la desastrosa derrota de las fuerzas patriotas en Huaqui (20 de junio de 1811) provocó su caída. El 26 de agosto de 1811, Saavedra salió de Buenos Aires en un intento personal de reorganizar el ejército del Norte. Ocho días después de su llegada a Salta, recibió la noticia de que los sucesos políticos acaecidos en la capital en septiembre habían provocado su destitución e instaurado un nuevo gobierno. Se le ordenó también delegar el mando de las tropas en Juan Martín de Pueyrredón. Durante los años siguientes, Saavedra fue víctima de difamaciones, acusaciones y procesos y del exilio por parte de los morenistas cuando Gervasio Posadas asumió como Director Supremo (1814), quiso someter a Saavedra al tradicional juicio de residencia. Saavedra se refugió en Chile pero San Martín, entonces gobernador de Cuyo, le permitió regresar y afincarse en San Juan. En 1818, el Congreso Nacional lo declaró inocente de todas las acusaciones y Pueyrredón, director supremo, lo ascendió a brigadier general del Ejército Nacional (con efecto retroactivo al 14 de enero de 1811) y lo nombró jefe de estado mayor.
Realizó varias inspecciones militares y logró la paz con los indios ranqueles. Pasó el período de anarquía (1820) en Montevideo pero regresó a Buenos Aires durante el gobierno de Martín Rodríguez, se retiró a la vida privada. Ofreció sus servicios durante la guerra con Brasil pero no los aceptaron debido a su avanzada edad. 
Sus memorias se publicaron en 1910 y se erigió una estatua en su honor en la ciudad de Buenos Aires. Enrique Ruiz Guiñazu, El presidente Saavedra y el pueblo soberano de 1810,' (Buenos Aires, 1910); Guillermo Furlong, S.J., Cornelio de Saavedra: el padre de la patria (Buenos Aires, 1960)
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