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 Santiago Luis Copello nació 
  en San Isidro el 7 de enero de 1880 y allí cursó la escuela primaria y el bachillerato 
  en el colegio San José. El arzobispo, monseñor 
  Aneiros, le abrió las puertas del Seminario Conciliar de Buenos Aires y 
  otro arzobispo, monseñor Castellanos, en 1896, lo envió al colegio Pío Latino 
  Americano, de Roma, para que terminara sus estudios superiores, siendo ordenado 
  sacerdote el 28 de octubre de 1902, luego de recibir grados académicos. Al regresar 
  a su patria en 1903, graduado de doctor en filosofía en la Universidad Gregoriana 
  en 1899, a los 19 años, y en teología poco más tarde, el obispo de La Plata, 
  monseñor Terrero, lo nombró teniente cura de la parroquia San Ponciano. Un año 
  después ya es notario mayor eclesiástico y en 1905, secretario general del Obispado 
  platense. Entre 1909 y 1919 Copello dirigió la revista de la diócesis y presidió 
  las asociaciones que fundaron los colegios San Vicente de Paul, el de la Sagrada 
  Familia y el de San Juan. El 30 de marzo de 1919, en la iglesia de San Isidro, 
  el lugar que lo vio nacer, fue consagrado obispo. En 1927 fue vicario general 
  del Ejército, y de La Plata vino como obispo auxiliar y vicario general del 
  Arzobispado de Buenos Aires. Actuó como legado pontificio en varios congresos 
  eucarísticos nacionales argentinos y de Uruguay, Chile y Paraguay. 
Fue nombrado Arzobispo de 
  Buenos Aires en 1932 por el papa Pío XI y le tocó dirigir la organización del 
  Congreso Eucarístico Internacional realizado en Buenos Aires en 1934. El 6 de 
  diciembre de 1935 fue nombrado cardenal presbítero con el título de S. Jerónimo 
  de los Ilirios, por decisión del mismo Pío XI. Al año siguiente, 1936, monseñor 
  Copello fue designado cardenal primado de la República Argentina. Había sido 
  designado titular de Aulón y auxiliar de La Plata. Sus consagrantes fueron los 
  obispos monseñores Terrero, Alberti y Orzali. Desde su ordenación sacerdotal, 
  llevó a cabo una obra múltiple. Al mismo tiempo que cumplía su ministerio, fue 
  director de las Conferencias de San Vicente de Paul y del Círculo Católico de 
  Obreros de La Plata. Fue el primer presidente del Cuerpo de Consultores Diocesanos 
  de La Plata; presidente de la comisión para la fundación del seminario de San 
  José. Son muchas e importantes las fundaciones que llevó a cabo y especialmente 
  en la arquidiócesis bonaerense, que gobernó muchos años. Entre aquellas merece 
  mencionarse, en primer término por su trascendencia, la congregación religiosa 
  del Divino Maestro, que él fundó con la cooperación del teólogo español presbítero 
  doctor Jesús Montánchez. Esta congregación, dedicada a los altos estudios de 
  la juventud, está a cargo del Instituto de Cultura Religiosa Superior, y a ella 
  el cardenal Copello confió su legado. En 1959 Juan XXIII lo nombró canciller 
  de la Santa Iglesia Romana, después de haber dejado el Arzobispado de Buenos 
  Aires. El 6 de marzo de 1966, para celebrar los 30 años de su cardenalato y 
  sus 86 años, volvió una vez más a su tierra. Monseñor Copello fue el primer 
  cardenal de Hispanoamérica y de la Argentina, siendo la primera vez que un prelado 
  latinoamericano ocupaba ese cargo. De hecho, su popularidad fue tan grande como 
  su laboriosidad: durante su apostolado hizo erigir en el país 65 parroquias, 
  la mitad de las cuales fue realizada con recursos propios y donaciones. 
 
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