Ezequiel Martínez Estrada, (1895-1965) 
  

Poeta, narrador, ensayista y dramaturgo argentino, nacido en San José de la Esquina en 1895 y fallecido en Bahía Blanca (en la provincia de Buenos Aires) en 1964. Autor de una extensa y variada producción creativa que se desarrolló a través de los principales géneros literarios, influyó decisivamente en la generación de escritores argentinos post-modernistas merced, sobre todo, a la deslumbrante claridad de su pensamiento ensayístico, plasmado en una serie de obras que le configuran como uno de los maestros indiscutibles del género. Concebidos como un intento de análisis e interpretación de la realidad argentina y la idiosincrasia de sus compatriotas, estos ensayos de Martínez Estrada generaron vivas polémicas en los foros culturales y artísticos de su nación (entre ellas, la que le enfrentó con Eduardo Mallea), pero también le consolidaron como uno de los pioneros en el empeño por enriquecer la figura del escritor con una faceta de intelectual que se erige en la conciencia crítica de la sociedad de su tiempo.

   

Obra

   
Primera etapa: producción poética
  

Volcado desde su temprana juventud al cultivo de la creación literaria, irrumpió en el panorama cultural argentino con la publicación de un volumen de versos que, bajo el título de Oro y piedra (Buenos Aires: Nosotros, 1918), le situó de inmediato entre las voces más destacadas de la estela de los continuadores tardíos del modernismo hispanoamericano. En la misma línea estética se inscriben las posteriores entregas poéticas que Martínez Estrada fue dando a la imprenta durante la década de los años veinte, tituladas Nefelibal (Buenos Aires: Tor, 1922), Motivos del cielo (Buenos Aires: BABEL, 1924), Argentina (Buenos Aires: BABEL, 1927) y Humoresca (Buenos Aires: BABEL, 1929), esta última galardonada con el prestigioso Premio Nacional de Literatura de 1929, que también recompensó la calidad de una juego de marionetas versificado que, bajo el título de Títeres de pies ligeros (Buenos Aires: BABEL, 1929), el poeta de San José de la Esquina publicó en el transcurso de aquel mismo año. Todas estas obras, que conforman en su conjunto la primera etapa de la trayectoria literaria de Martínez Estrada, fueron saludadas con entusiasmo por una serie de críticos y lectores que supieron advertir el magistral equilibrio entre el aprovechamiento del legado tradicional del modernismo y las novedades expresivas que -sobre todo en lo que se refiere al lenguaje poético- Martínez Estrada había asimilado en las recientes estéticas vanguardistas; sin embargo, otros observadores atentos de la evolución poética argentina reprocharon al joven poeta su anacrónica adscripción a un movimiento que, como el Modernismo, ya había sido ampliamente superado en Europa y buena parte de Hispanoamérica, lectura que a la postre se impuso y relegó esta primera etapa literaria de Martínez Estrada a la esfera de la curiosidad crítica de los estudiosos especializados en su obra.

  

Segunda etapa: obra ensayística y narrativa

  

A este olvido de su producción poética contribuyó también, desde luego, la sorprendente irrupción de Ezequiel Martínez Estrada en el género ensayístico, al que enriqueció con algunos títulos que ya forman parte inseparable de la mejor tradición literaria hispanoamericana del siglo XX. En efecto, la publicación, en la década de los años treinta, de su celebérrima Radiografía de la pampa (Buenos Aires: BABEL, 1933) dejó en un segundo plano los anteriores volúmenes poéticos del escritor de San José de la Esquina y recabó la atención de toda la intelectualidad argentina sobre una obra agria y dura que, a la vez que fascinaba por los destellos de su prosa, sumía al lector en una honda preocupación derivada de su interpretación pesimista de la historia y la realidad presente del país. En este lúcido y amargo ensayo, Martínez Estrada llegaba a la conclusión de que la nación Argentina, fundada sobre una amalgama de vicios y defectos que el autor considera "pecados", tenía muy pocas posibilidades de mejorar en un futuro inmediato, idea a la replicaron después otros grandes ensayistas menos tocados por la decepción y el pesimismo, como el susodicho Eduardo Mallea con su obra Historia de una pasión argentina (1937).

La hipótesis central de Radiografía de la pampa sitúa los "pecados" de la Argentina (y, por extensión, de todo el ámbito geo-cultural hispanoamericano) en los orígenes de su identidad cultural, fundada con la importación del legado europeo en un espacio culturalmente vacío. Así, estos comienzos no pudieron dar lugar a otra cosa que no fuera una cultura de máscaras e imposturas, plasmada ya en una primera generación que era el resultado degradado de un producto mestizo, elaborado a partir de la imposición de la cultura europea y la violación de las distintas culturas indígenas. A partir de entonces, este forzado proceso de mestizaje se impuso sobre cualquier posibilidad de generar y desarrollar tipologías culturales y valores morales autóctonos que permitieran la incorporación de la auténtica identidad nacional argentina -si es que llegó a existir- a las distintas esferas intelectuales, económicas, laborales y sociales del mundo moderno; de donde se deduce -siempre según Martínez Estrada- que ese "pecado original" condiciona y determina el futuro de la nación argentina, eternamente condenada a vivir en esa cultura de máscaras y simulacros. Es lo que poco después será denominado por el novelista y ensayista bonaerense David Viñas -uno de los principales receptores del pensamiento de Martínez Estrada- el "fatalismo telúrico", la reiteración cíclica de una perspectiva irracional que anula cualquier posibilidad de cambio o progreso lineal.

La semilla de inquietud y pesimismo sembrada en Radiografía de la pampa fructificó en otros ensayos magistrales de Ezequiel Martínez Estrada publicados a lo largo de la década de los años cuarenta, como La cabeza de Goliath: microscopía de Buenos Aires (Buenos Aires: Club del Libro ALA, 1940), Panorama de las literaturas (Buenos Aires: Claridad, 1946), Sarmiento (Buenos Aires: Argos, 1946), Nietszche (Buenos Aires: Emecé, 1947), Los invariantes históricos en el Facundo (1947) y, muy especialmente, Muerte y transfiguración de Martín Fierro (México: Fondo de Cultura Económica, 1948), un monumental estudio que, publicado en dos volúmenes, consagró al autor de San José de la Esquina como uno de los escritores más destacados de su generación (y, tal vez, como el escritor argentino más importante del momento). Al igual que había ocurrido con su producción poética interior, la repercusión nacional e internacional que alcanzaron estos ensayos de Martínez Estrada eclipsó en gran medida el éxito de las extraordinarias narraciones breves que comenzara a escribir por aquellos mismo años de la década de los cuarenta, impresas en un primer volumen de relatos que, bajo el título de La inundación (Buenos Aires: Emecé, 1944), anunció la eclosión de un consumado maestro en el difícil cultivo del género cuentístico, equiparable con otros especialistas como Jorge Luis Borges o Julio Cortázar.

Continuada, durante el decenio siguiente, en sucesivas recopilaciones que fueron viendo la luz bajo los títulos de Marta Riquelme. Examen sin conciencia (Buenos Aires: Nova, 1956), Sábado de gloria (Buenos Aires: Nova, 1956), Tres cuentos sin amor (Buenos Aires: Goyanarte, 1956) y La tos y otros entretenimientos (Buenos Aires: Futuro, 1957), la producción cuentística de Martínez Estrada siguió desarrollando, dentro de las posibilidades específicas de su género, las ideas centrales de su pensamiento reflejadas ya en sus famosos ensayos, con la ventaja de que el molde literario del relato, libre de las exigencias especulativas y demostrativas propias del género ensayístico, permitió al autor desplegar sus tesis con mayor acierto artístico. En efecto, la técnica narrativa empleada por Martínez Estrada -derivada de una atenta lectura y una hábil asimilación de la obra y los procedimientos de Kafka- supo remontarse hasta el ámbito de la fantasía para alcanzar cotas de conocimiento que difícilmente se conquistan con el análisis convencional de la realidad, lo que a su vez le permitió reflejar con mayor claridad, a través de personajes y situaciones ficticias, las mismas obsesiones que poblaban su universo ensayístico: una cultura condenada al fracaso, una historia cíclica y repetitiva, un mundo de máscaras e imposturas, y, en definitiva, un ámbito colectivo en el que se antoja imposible la comunicación entre los diferentes individuos que lo constituyen.

 

Tercera etapa: nuevos ensayos

 

La consideración de los relatos de Martínez Estrada como una parte complementaria de su magna labor ensayística tiene su origen en la coincidencia de su publicación con la difusión impresa de los nuevos escritos reflexivos del autor, motivados por dos acontecimientos históricos que influyeron decisivamente en su pensamiento, en su creación literaria y, sobre todo, en la dimensión pública de su condición de escritor: en Argentina, la caída del régimen personalista de Juan Domingo Perón, y en Cuba el triunfo de la revolución castrista.

El fin del peronismo impulsó a Martínez Estrada a tomar con urgencia la pluma para pergeñar una serie de escritos que, desde una premura emparentada con el artículo periodístico, intentaban explicar las circunstancias que habían hecho posible dicho régimen. Instalado en la cúspide de la opinión pública socio-política, el escritor de San José de la Esquina asumió su papel de dirigente ideológico para dar rienda suelta a sus convicciones menos reflexivas y más temperamentales, vertidas en unos textos que, por la urgencia con que fueron concebidos y redactados, no figuran entre lo más granado de su producción impresa. Por medio de dos recopilaciones de estos escritos, publicadas en el segundo lustro de la década de los años cincuenta bajo los significativos epígrafes de ¿Qué es esto? Catilinaria (Buenos Aires: Lautaro, 1956) y Las 40 (Buenos Aires: Gures, 1957), Martínez Estrada lanzó una serie de mensajes erráticos y fragmentarios que, desde la urgencia y la arbitrariedad que los dictaban, sólo tenían en común su acusada vocación provocadora; con todo, la escasa calidad literaria y filosófica de estas intempestivas reflexiones no fue óbice para que circularan profusamente por los principales cenáculos políticos e intelectuales argentinos, lo que elevó a Martínez Estrada hasta una posición de escritor comprometido e influyente que han alcanzado pocos autores de su nación.

No obstante, las propuestas político-sociales lanzadas por el animoso escritor argentino apenas hallaron refrendo entre quienes estaban facultados para llevarlas a buen término, lo que sumió a Martínez Estrada en un profundo estado de decepción que le impulsó a abandonar su país en 1959, para instalarse en México y dedicarse allí a dictar cursos, seminarios y conferencias, así como a redactar uno de sus ensayos más ambiciosos, titulado Diferencias y semejanzas entre los países de América Latina (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1962). Poco tiempo después de que saliera de los tórculos esta obra, Ezequiel Martínez Estrada abandonó el país azteca para instalarse en la isla caribeña de Cuba, en donde el nuevo régimen político implantado por Fidel Castro se mostraba ante sus ojos como uno de los mayores logros en la historia contemporánea de Hispanoamérica.

En efecto, el escritor argentino se identificó plenamente con el rumbo actual de la política cubana y también con la mejor tradición cultural del pueblo antillano que le había acogido, lo que dejó bien plasmado en algunos de los nuevos ensayos que salieron de su pluma, como los titulados En Cuba y al servicio de la Revolución Cubana (La Habana: Unión, 1963), El verdadero cuento del Tío Sam (La Habana: Casa de las Américas, 1963) y Martí: el héroe y su acción revolucionaria (México: Siglo XXI, 1966).

A pesar del entusiasmo con que había saludado los primeros pasos del proceso revolucionario cubano, tras unos meses de estancia en la isla Martínez Estrada regresó a su Argentina natal, donde fue recibido con recelo por gran parte de sus antiguos lectores, muchos de los cuales no compartían el nuevo giro político presente en su ideario y en su obra. No obstante, estos planteamientos radicales le granjearon un buen número de seguidores en otros países hispanoamericanos, circunstancia que alentó el esfuerzo ensayístico del escritor argentino durante los dos años que le quedaban de vida, dedicados en su mayor parte a la culminación de grandes estudios sobre algunas de las figuras consagradas de la literatura universal. Entre ellos, cabe citar la magna obra que llegó a ver impresa poco antes de su fallecimiento, un volumen de cerca de mil páginas titulado Realidad y fantasía en Balzac (Bahía Blanca [Argentina]: Universidad del Sur, 1964). Con carácter póstumo, a lo largo de la década de los años sesenta vieron la luz otros dos interesantes ensayos literarios de Ezequiel Martínez Estrada: En torno a Kafka y otros ensayos (Barcelona: Seix Barral, 1966) y Para una revisión de las letras argentinas (Buenos Aires: Ed. Losada, 1967).

El resto de la producción ensayística del escritor de San José de la Esquina -considerado, junto con Roberto Artl, como uno de los grandes maestros de la generación de jóvenes autores agrupados en torno a la revista Contorno- se completa con los ensayos titulados El mundo maravilloso de Guillermo Enrique Hudson (México: Fondo de Cultura Económica, 1951) y Análisis funcional de la cultura (La Habana: Casa de las Américas, 1960). Además, Ezequiel Martínez Estrada realizó también algunas incursiones en la escritura dramática, recopiladas en el volumen titulado Tres dramas: Lo que no vemos morir. Sombras. Cazadores (Buenos Aires, Losange, 1957).

  
Bibliografía

ADAM, Carlos. Bibliografía y documentos de Ezequiel Martínez Estrada (La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 1968).

- EARLE, Peter G. Prophet in teh Wilderness (Austin: University of Texas, 1971).

- ORGAMBIDE, Pedro. Radiografía de Martínez Estrada (Buenos Aires: CEAL, 1970).

- RIVERA, Juan Manuel. Estética y mistificación en la obra de Ezequiel Martínez Estrada (Madrid: Editorial Pliegos, 1987).

- SEBRELLI, Juan José. Martínez Estrada. Una rebelión Inútil (Buenos Aires: Palestra, 1960).

- STABB, Martín. "Martínez Estrada frente a la crítica", en Revista Iberoamericana (Pittsburgh [U.S.A.]), XXXII, 61 (1966), págs. 77-84.