Monumento Natural de la Ballena Blanca - Chubut
 
 
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Monumento Natural de la Ballena Franca
Ballenas en Península de Valdés















Ballenas en Península de Valdés















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Ballenas en Península de Valdés















Ballenas en Península de Valdés
 

La Ballena Franca habitaba una amplia franja entre los 20º y los 60º de latitud en los Océanos Pacífico Norte, Atlántico Norte, Atlántico Sur, Indico Sur y parte del Pacífico Sur. Existen dos especies de Ballenas Francas, la del Hemisferio Norte y la del Hemisferio Sur, sus poblaciones no entran en contacto, debido a que no sobrepasan las aguas de la franja ecuatorial.

 
 

Litoral Marítimo Atlántico, teniendo como principal área de cría las aguas vecinas a la Península de Valdés: Golfo Nuevo, Golfo San José y Caleta Valdés. Se conocen igualmente registros para Mar del Plata, Bahía Blanca, Tierra del fuego, Georgias del Sur e Islas Malvinas.

 
 

Las Ballenas Francas fueron desde la antiguedad, una de las primeras especies en ser cazadas. Aún antes del siglo XII los franceses y españoles las perseguían desde pequeños botes a remo, empleando, para matarlas, arpones que arrojaban con la fuerza de sus brazos. Durante los siglos XVIII y XIX la explotación llegó a tal punto que la Ballena Franca del Hemisferio Norte fue prácticamente extinguida. Ante esta situación las flotas balleneras, en especial las inglesas y norteamericanas, se dirigieron hacia los mares australes, comenzando a diezmar las poblaciones de ballenas de esas aguas. La razón de esta persecución estaba dada por la facilidad con lo que podían ser atrapadas. En efecto, esta ballena es un animal lento y, para suerte de los cazadores, flota al ser muerta, a diferencia de otras ballenas a las que hay que inyectarles aire para evitar que se hundan. Estas características, sumadas a su alta producción de aceite, pues cada individuo podía rendir unos 40 barriles, equivalentes a 7.200 litros, le valieron el nombre inglés de "Right Whale" o sea la ballena correcta, "franca", ideal para cazar. Teniendo en cuenta la gran disminución poblacional que sufrió esta especie, el gobierno nacional le otorgó la protección máxima nombrando Monumento Natural a todas las Ballenas Francas que se registren en aguas jurisdiccionales de la Nación.

 
 

Desde Buenos Aires a Puerto Madryn: 1.400 km. Desde Puerto Madryn a Puerto Pirámide: 97 km.

 
 

Proteger a la Ballena Franca Austral, especie considerada en peligro de extinción y una de las mayores que puede observarse en nuestro territorio, considerando que posee uno de los pocos lugares de reproducción y cría en aguas territoriales argentinas.

 
 

Las ballenas son mamíferos perfectamente adaptados al medio marino en el que se desenvuelven. La Ballena Franca Austral presenta un cuerpo curvado y no posee aleta dorsal  . Las hembras adultas miden unos 13 metros, en tanto que los machos son un poco más cortos, alcanzando los 12 metros, sin embargo se han observado hembras de 16 metros. Los ejemplares adultos pueden llegar a pesar entre 30 y 40 toneladas. La cabeza de estos animales representa el 25% del largo total del cuerpo. En la boca, que tiene forma curva, se disponen unidas a la mandíbula superior, unas 260 placas o barbas córneas, llamadas originariamente "baleen", de donde proviene el nombre castellano de "ballena". Cada una de estas mide unos 2,50 metros de largo. La utilidad de estas barbas se pone de manifiesto cuando el animal se alimenta, sirviéndoles de filtro o "colador" para retener su comida. Su principal alimento lo constituyen unos pequeños camarones conocidos como Krill. En presencia de un gran banco de estos microorganismo, que el animal hace ingresar a la cavidad bucal junto con el agua, la que luego es expulsada hacia el exterior a través de las barbas. Una de las características más distintivas de la Ballena franca Austral es la presencia de callosidades  , que se distribuyen en la parte superior y costados de la cabeza, siendo exclusivas de esta especie de ballena ya que ninguna otra las posee. La más grande y llamativa de estas callosidades es el "bonete" ubicada en la punta de la mandíbula superior. Estas formaciones son placas de epidermis engrosadas y endurecidas que, por lo general, se hallan habitadas por grandes cantidades de un peculiar crustáceo, vulgarmente llamado "piojo de la ballena", que les da una coloración blanca, amarilla, anaranjada o rosada. La distribución, dimensiones y formas de esas callosidades son particulares para cada individuo y, a semejanza de las huellas dactilares, son utilizadas por los investigadores para identificar a cada ejemplar. De esta manera se ha llegado a diferenciar 600 animales que visitan la Península Valdés. La piel de la ballena es lisa, elástica y de color negro, a veces moteada de pardo y gris. Los ballenatos presentan un color más claro que los adultos. Debajo de la epidermis existe una gruesa capa de grasa que tiene entre 14 y 36 centímetros de espesor, que la protege de las bajas temperaturas de los mares australes. También presenta grandes manchas ventrales blancas, de distinta forma y tamaño, además de manchas dorsales blancas o grises  . Ubicados en la parte superior de la cabeza e inmediatamente por detrás de la callosidad denominada Brazola, se encuentran dos orificios por los que el animal respira, los espiráculos. Al expulsar violentamente el aire de sus pulmones, éste se condensa debido a la diferencia de temperaturas, y dibuja dos columnas en forma de V, hecho que dio origen a la creencia que las ballenas lanzaban chorros de agua. La gestación dura 12 meses y por igual período de tiempo, la hembra amamanta a la cría o ballenato, que en el momento de nacer mide 5,5 metros. Las hembras alcanzan su madurez sexual entre los cinco a seis años de edad. Estos individuos con capacidad de reproducción regresan, con intervalos de tres años, al área de Península Valdés buscando aguas seguras y tranquilas, para parir una sola cría. Los machos adultos, en cambio, son registrados generalmente todos los años en la zona. La máxima concentración de ballenas se produce entre Octubre y Noviembre, época en que pueden contabilizarse entre 350 a 400 individuos. Esto convierte a las aguas vecinas de la Península Valdés en el área de cría más importante del Hemisferio Sur. Para realizar la cópula varios machos acosan a una hembra y es probable que todos (o la mayoría de ellos) tengan éxito en su cometido. Es frecuente ver en aguas del Golfo Nuevo los grupos de cópula (tres machos y una hembra, por ejemplo), en los que la hembra permanece invertida, con el vientre hacia arriba rechazando los intentos de cópula de los machos. Dado que la hembra deberá girar para respirar, los machos la rodean aguardando ese momento. Al finalizar la temporada de cría, las ballenas comienzan su migración anual en busca de alimento, recorridos que actualmente se desconocen. Algunos científicos suponen que se acercan a las Islas Georgias, siguiendo los bancos de Krill, en tanto que otros piensan que se dirigen hacia el mar abierto entre el continente africano y el suramericano.

 
 
       

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