Barrios de la Ciudad de Buenos Aires
 
Historia
   
A principios del siglo XVIII se lo llamó Monte Castro, ya que esas tierras pertenecían a don Pedro Fernández de Castro. En 1911, el ferrocarril del Oeste extiende su recorrido desde Villa Luro hasta esta zona y la Compañía de Tierras del Oeste adquiere los terrenos linderos a la avenida Gra. Paz, para subdividirlos, pero no tenían nombre, justo en ese momento, regresa de París , el médico de la compañía , Dr. José Guerrico, quien habiendo quedado enamorado del palacio de Versalles, cerca de París, sugiere el nombre de ese palacio para la nueva zona. Ese es el origen del nombre del barrio.
 

El gaucho Yedrós: era defensor de los campos pertenecientes a la Compañía del Oeste, famoso por su bravura y valentía. Juan Cuello fue un criollo que frecuentaba asiduamente el lugar, famoso por sus hazañas. Solía reunirse con sus camaradas en una pulpería del lugar llamada "La Figura" en la esquina de José P. Varela y Lope de Vega, según cuenta Hugo Corradi en su "Guía antigua del Oeste porteño".

Posiblemente haya habido muchos gauchos que dejaron otras tantas historias, y que el avance de la ciudad, alejaron para siempre. Su recuerdo es seguramente el que dio origen a tantos nombres de calles como "el Rancho", etc.

Cuentan que Versalles, en sus comienzos era como un inmenso campo, lleno de yuyos, tierra, gauchos matreros reunidos en sus taperas. En ese campo había existido un osario donde ponían a los muertos que no tenían familias y se comentaba que de allí salían luces malignas. Según Juan José de Soiza Reilly, la explicación de este misterio es que había unos chanchos, propiedad de un italiano del lugar, que al quedar sueltos durante la noche, se llevaban las velas a la boca e iluminaban el campo caminando con ese tipo de luces que, en la oscuridad , al no poder ser distinguidos por los del lugar, llenaban de susto y supersticiones a los habitantes.

Otra anécdota, más acorde con la realidad es el recuerdo del "Trencito de Versalles", constaba de dos trencitos pequeños hechos a escala en miniatura del tren Sarmiento y recorrían el trayecto que va de Villa Luro a Versalles. También se conocía bajo el nombre de "trencito de cinco" ya que su pasaje costaba 5 centavos. Era de lo más simpático y familiar al punto que a veces demoraban un poco porque los guardas esperaban a algún pasajero retrasado. Era como un trencito de juguete, que se había constituido lugar de tertulias y donde corrían todo tipo de chismes, amoríos, etc.

 

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